Capítulo 58

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De la nada, uno de los niños, Shindo, empezó a actuar de forma extraña. Él era un niño gigante y rubio, que de normal era simpático y alegre, pero ahora se comportaba de forma agresiva. Decía que algo le dolía.

Después de él, le pasó lo mismo a Mocha, una niña gigante de pelo azabache, y poco a poco todos los niños gigantes empezaron a actuar de la misma forma.

-Shindo, ¿hay algo que quieres? -le preguntó Chopper, quien hasta el momento había estado analizando el sudor de los niños para intentar descubrir más sobre su enfermedad -¿Algo que siempre tienes a esta hora?

¿De qué hablaba Chopper? ¿Se refería al medicamento?

-¿Siempre? -decía Shindo mientras se agarraba la cabeza con las manos -Tenemos nuestra revisión de rutina, y después...

-¿Qué sucede después? -insistió Chopper.

-Nos dan un dulce. -respondió el niño casi al borde del llanto.

-Es delicioso. -nos dijo un niño que no era gigante -A todos nos encantan esos dulces. También es muy divertido porque empieza a aparecer mucho humo.

-Es verdad... Siempre que como el dulce me siento feliz... Creo que es lo que necesito. -confesó Shindo.

Una nueva hipótesis se planteó en mi mente, y el rostro pálido y lleno de rabia de Chopper (en el cuerpo de Sanji), no hizo más que confirmarlo. Los niños no estaban enfermos, eran adictos a una droga que contenían los dulces.

-NHC-10...-murmuró Chopper -Es lo que encontré en sus cuerpos. Es una droga que muy pocos médicos están autorizados para utilizarla. Doctorina la utilizaba. Pero es altamente adictiva, por eso se debe controlar mucho su uso. ¡Esa droga es la única enfermedad que tienen estos niños!

Shindo, de un manotazo, envió a volar a Luffy. Supongo que eran efectos secundarios de no tomar la droga, pero esa fuerza era sobrehumana. Empezó a lanzar objetos hacia todos lados, debíamos detenerlo.

-¿Es esa la fuerza de un gigante? -preguntó Franky.

-No. -le dijo una de las niñas -Shindo no es un gigante. Cuando llegamos a esta isla, todos éramos de tamaño normal. Pensábamos que ese crecimiento se debía a la enfermedad.

-No existe ninguna enfermedad que convierta a personas normales en gigantes. -nos informó Chopper -Los gigantes nacen así.

-Los que llevan aquí más tiempo, tienen cuerpos más grandes...

-¡Eso es! -dije -Por eso los primeros que han sufrido el efecto de la abstinencia han sido los gigantes, porque llevan más tiempo en el laboratorio. ¡Es el dulce lo que hace que crezcan hasta tales dimensiones! Son simples sujetos de pruebas.

La mayoría de los niños ya se encontraban en la fase agresiva.

Para salir del aprieto, como mínimo por el momento, Usopp les lanzó unas bombas de gas somnífero. Ahora los niños dormían tranquilamente.

-Luffy, -empezó a hablar el médico -estos pobres niños están pasando por un infierno sin tener ninguna culpa. ¡Sólo quieren ir a casa y ver a sus padres! ¡Debemos ayudarlos!

-¡Yo también quiero ayudarlos! -le dijo Nami.

-Yo igual. -hablé -Creo que es una desgracia que unos niños sean distanciados de sus familias por fines tan egoístas.

-Bien, entonces los llevaremos con sus padres. Pero primero iremos al laboratorio a buscar el tipo que les ha hecho esto.

Decidimos encadenar a los niños "gigantes" para evitar que se descontrolaran al despertarse.

Cuando pensaba en esos niños no podía evitar pensar en mi pequeña Rouge. A pesar de que ahora no podía estar con ella, la amaba como a nadie, y sabía que si algo malo le ocurría, moriría de la desesperacion. Si podía lograr que unos niños inocentes pudieran volver con sus familias, lo haría.

Nami y Chopper se quedaron en la sala con todos los niños, los demás trataríamos de entrar en el laboratorio y salir con una cura para los niños.

-¿Qué es eso? -preguntó Luffy al ver una enorme huella en la nieve. Pero era una huella, que por sus dimensiones, podría ser de gigante.

De la nada empezamos a sentir unos sonidos extraños, parecían explosiones y provenían de donde nosotros veníamos.

-Tengo un mal presentimiento. Esto parece obra de dos bestias. -concluyó Luffy -¡Regresemos! ¡Nami y los demás están en peligro!

Con mi forma de fénix me adelanté y llegue antes que los demás.

Eran dos monstruos humanoides de pelaje blanco, Yetis...

Trataron de dispararme, pude esquivar el disparo de su gran escopeta (que parecía más un cañón que otra cosa), pero ellos también pudieron evitar mi ataque. Eran muy rápidos.

Llegaron Luffy, Robin, Franky y Usopp, pero incluso así lograron evitar nuestros ataques. Uno de los dos agarro a Nami, quien se encontraba dentro del edificio y escaparon.

-Vosotros os quedaréis aquí con los niños. -dijo Luffy -Yo iré a salvar a Nami.

Después de que Luffy saliera corriendo, Franky (en el cuerpo de Chopper), le pidió al médico que le diera una de sus Rumble Ball para poder transformarse en cosas más poderosas. En contra de la petición del reno, al mismo momento de obtener la pídola se la tomó y se convirtió en un monstruo sin control que empezó a perseguir a Luffy.

Cuando volvieron, a parte de llevará Nami, también llevaban a Law. Este al entrar en el edificio clavó su mirada en mí y luego de unos segundos me tiró un bulto. Al agarrarlo en seguida identifique que era un abrigo y no dudé en ponérmelo. Era muy cálido y suave. Mientras, los otros esperaban que alguien hablara.

-Nos hemos aliado con Torao. -dijo Luffy sin más.

Los demás miembros de la tripulación dejaron salir un chillido, no les gustaba demasiado la idea. Por mi parte solo quiera descubrí cuales eran los motivos que habían conducido a Law hasta esta situación.

-¡Solo fuiste a salvar a Nami! -le gritó Usopp -¡¿Cómo es que volviste con una idea tan excéntrica?! ¡Si unimos fuerzas con un tipo espeluznante como este no podré volver a dormir por las noches!

Nami, Usopp y Chopper intentaban disuadir a su capitán. Pero yo tenía claro que no lo lograrían, es más, a mí me parecía buena idea la alianza. Una alianza con la finalidad de destruir un Yonkou, convertir en Nuevo Mundo en un caos.

Por otro lado Robin le dijo que ella aceptaba su decisión pero que vigilará que él era un tipo muy confiado y sería fácil traicionarlo.

Aprovechando la situación me acerqué a Law, me coloqué delante suyo, puse mis manos en los bolsillos del abrigo y lo miré a los ojos.

-¿Vas a traicionarnos? -le pregunte.

-No. -contestó fríamente sin romper el contacto visual.

A pesar que los otros decían que nos nos podíamos fiar, conocía a Law y sabía que no me había mentido.

Yo soy la cuarta hermana (One Piece)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora