-Vas a venir, ¿verdad? -me preguntó Luffy, sacándome de mis pensamientos.
-Sería todo un honor para mi.
Los cuatro nos dirigimos hacia la casa de los bandidos de la montaña Cuervo. Entramos muy sigilosamente. Llegamos a la habitación donde dormían Ace y Luffy, nos estiramos al suelo y nos tapamos con una pequeña manta blanca.
Antes de que yo me durmiera, estuve pensando un largo rato.
Me había emocionado demasiado con la propuesta de Ace y había aceptado demasiado rápido. Ya dominaba bastante bien la habilidad de Luffy así que pronto debería partir y seguir con mi viaje. No entendía porqué había aceptado.
Ellos habían comentado que querían ser piratas, habían escogido el mismo destino que yo, pero nuestros caminos eran distintos.
Finalmente decidí que lamentándome no lo arreglaría y me fui a dormir.
Por la mañana nos despertaron los gritos de una mujer. Era la jefa de los bandidos, creo recordar que se llamaba Dadan.
-¡Ace! ¡Luffy! ¡Decidme que coño está pasando!
-Mmmm... -hicieron los tres niños (más que un "mmm..." era un "grrr..." en plan: déjame en paz, quiero dormir).
Me laventé rápidamente y la salude de manera formal.
-Me llamo _____, encantada.
Sabo se laventó lentamente, le dio la mano y le dijo:
-¡Hey! Tú eres Dadan, ¿no? Yo soy Sabo.
-¿Sabo? ¡Yo he oido este nombre antes! ¡Dicen que eres un mocoso de mierda!
-¿Ah, sí...? -contestó el rubio -¡Pues a mi me han dicho que tú eres una vieja de mierda!
-¿Que coño es lo que has dicho mocoso?
-¡Pues lo que has sentido! -gritó Sabo mientras le sacaba la lengua.
Así es como empezamos ese día, aunque os parezca extraño, me encantaba ese ambiente. No era para nada aburrido, era como volver a estar al lado de Law y de Hiei, pero a su vez también era muy distinto, ya que esos dos eran mucho más centrados que mis tres nuevos hermanos.
Cada día salíamos a cazar, era divertido, todos éramos tan diferentes, y a la vez tan parecidos que nos entendíamos a la perfección.
Luffy era un poco despreocupado, siempre se metía en problemas, pero por suerte siempre estábamos nosotros, sus hermanos, para ayudarle. ¡Un día casi se lo comió un cocodrilo!
Por la tarde hacíamos batallas, para entrenar un poco. Teníamos derecho a 100 batallas diarias. Luffy siempre las perdía todas, porque aunque era bastante fuerte, era demasiado impulsivo, y esto se acaba convirtiéndose en una desventaja para él. Sabo, Ace y yo éramos más o menos igual de fuertes. Aunque normalmente yo les ganaba más veces que a ellos que ellos a mi. Así que podemos decir que yo era algo más fuerte que ellos, o lo que Ace llamaba: "tener más suerte".
Disfrutábamos cada momento juntos, en poco tiempo llegamos a ser inseparables. Pero un día, que bajamos a la ciudad, ocurrió algo inesperado: Cuando huíamos de los cocineros de un restaurante de Ramen en el que habíamos ido a comer , y habíamos pagado con: "Un vale para un tesoro" de Luffy. Nos cruzamos con un noble, que parecía que conocía a Sabo.
-¡Sabo! Espera, se que eres tú. -gritó el noble.
-Sabo, ¿conoces a esa persona? -preguntó Ace sin parar de correr.
-No, no sé quien puede ser...
Cuando al fin llegamos al árbol donde Ace y Sabo guardaban sus ingresos nos sentamos al suelo, estábamos muy cansados.
-Y bien Sabo, -dijo Ace - ¿ahora nos vas a decir de qué te conocía ese hombre?
-Ya os lo he dicho, no lo conozco de nada.
No era difícil notar que Sabo mentía, pude ver como una tímida lagrima recorría sus mejillas. Me acerqué a él gateando y me senté a su lado.
-Si hay algo que no nos quieres decir, no tienes porque hacerlo, ¿sabes? -le dije yo.
-Aunque ya que somos tus hermanos, deberías ser capaz de contárnoslo. -añadió Ace- O por lo menos deberías ser capaz de no mentir al respecto.
-Supongo que tenéis razón.
-Bueno, cuando te veas capaz de explicárnoslo, nosotros te escucharemos. -dije mientras me levantaba del suelo.
Algo me detuvo, Sabo me había agarrado de la muñeca para detenerme.
-Os lo quiero contar ahora. -me volví a sentar. -A diferencia de vosotros, yo si tengo padres, pero yo estaba solo. Yo era de familia noble, pero no les importaba a mis padres, ellos simplemente me querían para que me casara con otra chica de familia noble o superior. Nunca podía jugar, siempre tenia que estar estudiando, no tenia libertad. ¡Por eso me escapé de casa! No podía aguantarlo más....
Ace y yo intercambiamos miradas. Ninguno de los dos sabíamos qué decir y teníamos miedo de haber forzado a Sabo a hablar de un tema demasiado desagradable pare él. Entonces Luffy habló.
-Sabo, no tienes porque preocuparte ahora. Nos tienes a nosotros, tus hermanos, no vas a estar solo nunca jamás.
Y con esas simples palabras, Luffy pasmó los sentimientos de los tres, de una forma tan simple y sincera, que ninguno de los otros hubiéramos logrado hacer.
Nos dimos un gran abrazo, éramos mucho más que una familia.
Sabo se separó de nosotros y dijo:
-Cuando tenga 17 años, me haré a la mar, no quiero esperarme a hacer los 18, no quiero ser considerado mayor de edad...
-Entonces todos marcharemos cuando tengamos 17 años. -propuso Ace.- ¿Qué os parece?
-¡Sí! ¡Es muy buena idea! -gritó emocionado Luffy.
Ese era el momento idóneo para confesar mis planes.
-Yo partiré antes. -dije como si nada, ganándome la atención de los otros tres- Hay cosas que no os he contado: mi madre murió hace más o menos un año, pero mi padre aún sigue vivo, es un pirata. Por eso partí a la mar, para ir a buscarlo. Y eso estaba tratando cuando llegué a esta isla. Por eso quiero...
-Por eso vas a partir pronto, ¿verdad? -me interrumpió Ace bruscamente -Tu también nos vas a abandonar.
-¡____ no nos va a abandonar! ¡Lo sé! -gritó ofendido Luffy.
-No sé que es lo que voy a hacer. -expliqué- Quiero quedarme aquí con vosotros, pero también quiero seguir con mi viaje. Por eso os lo he contado, no es que quisiera ocultarlo, pero hasta el momento no había encontrado ni el momento ni la forma de hacerlo. Lo siento.
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Yo soy la cuarta hermana (One Piece)
Fanfiction"Con ocho años, con mi madre muerta y sin conocer a mí padre, me convertí en la hermana menor de Ace y de Sabo y la hermana mayor de Luffy."