Capítulo 10 (Editado)

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Luffy, de la misma forma que lo habíamos hecho Ace y yo, empezó a hacer grandes estragos en el mundo des de un principio. Sin duda, des de nuestra partida se había vuelto extremadamente fuerte.

El día en que llegaron los papeles de recompensa y entro todo aquel montón de papeles pude encontrar el de mi hermano, Ace e yo nos volvimos locos de la emoción.

Ace agarró el papel y empezó a correr por el barco. Corrí tras de él hasta atraparlo: Ace estaba mostrando el cartel a papá.

Creo que nunca voy a olvidar esa escena: papá sonreía, y Ace estaba tan feliz que prácticamente saltaba de la emoción, además sus ojos brillaban, se notaba que estaba infinitamente orgulloso de Luffy. A pesar de que Ace me había contado múltiples veces lo que había ocurrido durante aquellos años en la montaña Cuervo, desconocía en que momento Ace y Luffy se volvieron tan cercanos, porque nunca había visto a Ace más orgulloso que cuando hablaba de Luffy.

Salí de mis pensamientos y corrí hacia Ace, le arrebaté el cartel, con cuidado para no romperlo, y seguí corriendo en busca de Marco.

-¡Mira Marco! -dije en cuanto lo encontré.

-¿Qué es lo que quieres?

-Mira la recompensa de mi hermano Luffy. -dije mostrándole el cartel.

-¿30.000.000? Bueno, no esta mal por un principiante....

-¿Qué no esta mal? -pregunté incrédula -¡Esta muy bien! Yo tardé mucho más tiempo en conseguir tal recompensa, ¡y seguro que tú también! ¡Envidioso!

-Venga mujer, no te enfades, solo era una broma.

-Envidia... -contesté en broma.

-Quizás un poco...

-¿A si? -pregunté intentando conocer más de mi compañero.

-Sí, por la forma que a tu y a Ace os brillan los ojos cada vez que habláis de él. Se nota lo muy orgullosos que estáis de él. -enrojecí un poco, ignoraba que a mi también me brillaran tanto los ojos al hablar de él.

-¿Y por eso tienes envidia?

-Sí, supongo que yo nunca he tenido un hermano mayor que me cuidara y se preocupara de mi. Ni tampoco nadie que estuviera orgulloso de que fuera un pirata. Supongo que es esto.

-Lo siento. -Marco me miró con cara de no entender a que venía aquella disculpa e yo simplemente lo abracé -Si lo hubiera sabido no habría venido a decírtelo. Lo siento mucho.

-No tienes que pedir perdón. Ya soy lo suficientemente grande por aceptarlo, es más te diré que también me alegro por tu hermano. Y también creo que es muy afortunado al tener gente como vosotros que lo va a dar todo para cuidarle.

-Venga. -dije tirando de su brazo. -Vamos a tomar algo con Ace y papá.

Celebramos durante día y noche, como de costumbre: bebiendo y comiendo junto a nuestra familia, la tripulación, todos juntos.

Aunque probablemente no habría sido lo mismo si hubiéramos sabido lo que estaba a punto de ocurrir, la traición que la familia entera estaba a punto de sufrir... una traición dolorosa que desencadenaría un final fatal.

Una semana y tres días más tarde todo empezó. Después de una larga y feroz batalla contra unos piratas que, obviamente fue victoriosa para nosotros, obtuvimos un excelente tesoro, una akuma no mi.

Ninguno de nosotros supo reconocer de cual akuma no mi se trataba, era tarde, decidimos que lo investigaríamos al día siguiente. Pero esta decisión fue nuestra perdición, lo que nos condenó a un fatal final.

Cuando por la mañana nos levantamos todos descubrimos un cadáver, el del comandante de la cuarta división y el cocinero de la tripulación, Thatch.

No tardamos en descubrir quien lo mató, el único miembro de la tripulación que había desaparecido esa misma noche: Marshall D. Teach.

La ira consumió al pecoso de pelo negro, Ace.

-¡Juro que Teach nos las va a pagar! -gritó lleno de rábia.

-¡Tranquilízate de una vez! -grité intentando retenerlo para que no hiciera ninguna estupidez.

-¡No! ¡De la misma forma que el ha acabado con la vida de Thatch, yo acabaré con la suya!

-¡Ace! -gritó con voz grave y potente papá. -¡Haz caso de lo que dice tu hermana!

-Pero si las reglas de la tripulación prohíben que nos matemos entre nosotros. -replicó ofendido Ace. -Y si lo hacemos, debemos pagarlo con la muerte. ¡Somos una familia!

-Este es un caso especial.

-¡Pero yo soy su comandante! ¡Seré yo quien lo castigue!

-¡Ace!

-¡Me niego! ¡Voy a buscarle! -después de decir estas palabras, Ace, se soltó de mi agarre, tirándome al suelo y se fue a buscar su bolsa. Marco me ayudó a levantar.

-Papá... -empecé a decir.

-Puedes ir con él, si eso es lo que deseas.

-Gracias. -dije y después me dirigí a Marco. -Cuida de papá y de la tripulación. Te prometo que voy a volver con Ace sano y salvo y con la cabeza de Teach bajo mi brazo. Te lo prometo.

-Cuídate. -dijo dándome un abrazo. -Pero recuerda que lo más importante no es vengar la vida de Thatch, sino conservar las vuestras. Y si eres capaz, aunque lo dudo, de hacer cambiar de opinión al tozudo de Ace, por favor, volved.

-De acuerdo, lo entiendo. Gracias por cuidarme y preocuparte por mi durante tanto tiempo.

Me despedí un poco a lo general de los demás miembros de la tripulación y me fui con Ace.

Después de un largo silencio, Ace habló.

-¿Porque decidiste venir conmigo?

-Bueno, estuve mucho tiempo esperando a encontrarte y recuerda que contigo es con quien he estado siempre, nunca voy a ningún lugar sin ti, y esto no tenia por que ser distinto. Aunque no me gustara la idea, no podía dejarte ir solo. Además, si yo no estoy, ¿quien va a cuidar de ti?

-Bueno... supongo que gracias. Des de pequeños siempre has querido cuidarnos a Sabo, a Luffy y a mi, yo nunca me dejé, pero con el tiempo he aprendido a valorar tus esfuerzos, y aunque ahora sea tarde, gracias por todo.

-Nunca es demasiado tarde.

Yo soy la cuarta hermana (One Piece)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora