Adios Vecina.

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Mi nombre es ______ Cox. Tengo 17 años y vivo en Los Ángeles, California. Vivo con mi madre, mi padre y mi pequeño hermano de 4 años. Ya termine la escuela así que ahora debo ir a la universidad, pero mis padres se les ocurrió la magnífica idea de que para convertirme en "adulta" debía empezar a vivir sola, así que me alquilaron un apartamento en un edificio, ellos pagarían los gastos al menos. Me mudare ahí dos semanas antes de empezar la universidad para irme acostumbrando.

Soy de tez blanca, cabello marrón claro y ojos verdes, tenía algunas pecas en la cara y muchas en la espalda; no era muy alta pero si delgada. Suena como si fuera hermosa, pero en la escuela era un moco, era horrible. Y la pubertad decidió aparecer una semana antes de mi graduación así que los chicos disfrutaron poco de esta. Para mi mala suerte utilizaba lentes, no eran muy grandes pero tampoco muy pequeños, sólo los tenía que usar para ver tv o leer o estudiar. Mi madre quería que usara lentes de contacto pero eso siempre me dio miedo así que nunca los use y siguen guardados en mi baño.

En la escuela no era la más "popular" pero tampoco era una nerd; estaba como en el medio, o al menos eso pensaba yo. Tenía muchos amigos pero sabía que todo contacto se perdería así que nunca me encariñe al 100% con ninguno.

*Actualidad, lunes 11am*

______ ¿ya tienes todo listo? - pregunto mi madre entrando a mi habitación.

Hoy era el día en que me mudaba a mi apartamento, y estaba terminando de cerrar todas mis maletas.

Si mama, ya... casi... termino - dije con esfuerzo mientras me sentaba encima de las maletas para que cerrarán. Cuando por fin las cerré todas suspire - Ya ahora si, termine.

Me alegro hija - dijo mi madre acercándose a mi - Tu padre te espera en el auto, pero antes quería hablar contigo hija.

Si mama ya lo se - dije pesadamente - debo concentrarme en mis estudios, graduarme con honores y convertirme en adulta.

Si, pero además de eso - dijo mi madre - eres adolescente, vivirás sola, por favor hija, por favor...

Okey esto era extraño.

¿Si...? - dije con miedo a su respuesta.

Siempre usa protección ¿quieres? - dijo mi madre. No pude evitar abrir mis ojos como platos ¿que clase de conversación es esta? - Eres muy joven y tienes una vida por delante. Y se que decirte que te resistas no funcionara así que si tienes necesidades por fav-

Okey, okey, okey. Basta de esto, adiós mama. Los visitare en unas cuantas semanas, y por favor - cerré mis ojos incómoda - jamás, por favor, jamás volvamos a tener esta conversación.

Ella río por lo bajó, la abrace y salí como pude de mi habitación con mis cuatro maletas, dos mochilas y mi cartera. ¿Qué? Es poco, aún tengo que volver por otras cosas, viviré ahí unos 5 años.

Salí de la casa y le di las maletas a mi papa para que las montara en el auto, me devolví corriendo a la casa, se me olvidaba algo muy importante.

¡Seaaaaaan! - grite en el medio de la sala - ¡Sean ven aquí!

Había olvidado despedirme de mi pequeño hermano. El lo era todo para mi. Su nombre era Sean, era de tez blanca también y ojos verdes, pero a diferencia de mi tenía el cabello rubio y rulo y no tenía ningún rastro de pecas.

No me dio tiempo de analizar cuando sentí un gran peso en mi espalda que me hizo caer al suelo. Era él.

Entre carcajadas me voltee y lo quite con cuidado de mi espalda poniéndolo en el suelo y comencé a hacerle cosquillas.

Habitación 101.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora