Los ojos le ardían y no podía frenar los bostezos que intentaba disimular cada vez que le tocaba atender a un cliente, teniendo que cubrirse la boca o girar levemente el rostro para evitar ser visto o cuestionado sobre su estado, dedicándose a sonreír como si nada hubiera ocurrido.
– Yuri, has bostezado unas diez veces ya... – Murmuró Mila llegando a su lado mientras el más bajo se despedía de una clienta –
– Qué mierda... ¿No tienes nada mejor que hacer que contar mis bostezos? – La miró de reojo cubriéndose la boca nuevamente para ahogar un largo bostezo. –
– Once – Siguió el conteo la chica con la simple intención de fastidiar a su pequeño compañero – ¿Qué paso?, ¿no dormiste bien anoche?. –
– Dormí pésimo... – Fue hacia el mesón principal, se sentó en la silla y con pereza dejó caer la parte superior de su cuerpo sobre la madera, apoyando la mejilla contra la fría superficie. Cerró los ojos y suspiró, deseando poder quedarse así toda la mañana. –
– ¿Por qué?, ¿pasó algo que te quitó el sueño? – La pelirroja, al otro lado de la mesa, se inclinó sobre esta apoyándose con uno de sus codos y así recargar su mejilla sobre la palma de su mano. Su mano libre fue directo a jugar con los cabellos rubios. –
Sintió sus mejillas arder al oír la pregunta de la rusa, rememorando todo lo ocurrido en el departamento de Viktor el día anterior. Ni siquiera estaba seguro si contarle o no a su compañera sobre el tema por el que modelaría, aún podía sentir la penetrante mirada de esos zafiros sobre su figura, sus manos manipulando su cuerpo desnudo sobre el sofá, la aterciopelada voz sobre su oído y caricias que encendieron cada centímetro de piel. ¿Quién podría conciliar el sueño después de eso?.
Pero la causa de su desvelo fue otra. Las palabras del albino seguían sonando en su cabeza como disco rayado; "Sedúceme", "Muéstrame el erotismo que duerme en tu interior ". Se había quedado toda la jodida noche pensando en qué hacer para lograr seducir al artista y así enseñarle su mejor Eros para poder ser retratado. Tan desesperado estaba que Googleo "¿Cómo Seducir?", pero la vergüenza fue mayor y ni siquiera se atrevió a abrir el primer enlace que el buscador le ofrecía al notar que la mayoría hablaba sobre relaciones de parejas cuando él ni siquiera estaba en una.
Se sentía tan relajado con las caricias sobre su cabellera mientras Mila se deleitaba con la adorable imagen del ruso. Estaba tan acostumbrada a los gruñidos y quejas del gatito que verlo ahora ronronear le provocaba demasiada ternura.
– Oye... – Habló por fin el menor sin moverse de su lugar – Quiero preguntarte algo. –
– Claro, pregúntame lo que quieras. –
– Cómo... Mmhh... – Comenzaba a dudar si era buena idea preguntarle a su compañera, pero no tenía otras opciones, a quién le iba a preguntar, ¿a su abuelo?, a demás la chica tenía experiencias amorosas previas, algo debía saber. Se armó de valor, levantó el rostro y miró fijamente esos ojos azules que lo miraban con curiosidad – ¿Cómo puedo seducir a alguien?.–
Entonces fue demasiado tarde para arrepentirse cuando se fijó en el rostro atónito de la pelirroja. El silencio entre ambos se prolongó hasta que se volvió incomodo, Yuri estuvo a punto de mandar al carajo todo, pedirle que se olvidara de su estúpida pregunta y correr a esconderse entre las flores.
– Yuri... tú, ¿por qué me preguntas algo así? – Sus expresivos ojos estaban fijos en el abrumado rostro contrario – Espera, no puede ser...
– ¡No! olvídalo, fue una pésima idea preguntarte esto a ti –
Estaba preparado para oír la explosiva risa de su compañera, pero aquello no sucedió. Mila se estiró sobre la mesa para alcanzar las pequeñas manos del rubio y estrecharlas de forma afectuosa, sorprendiéndolo.

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Steady Love
FanficCon la trágica pérdida de sus padres y una terrible pena que lo consumió en silencio, Yuri Plisetsky se encerró hasta perder contacto con el exterior. Su abuelo y único familiar con vida, dueño de una florería, lo rescató y jaló nuevamente hacia l...