Su abuelo lo observaba atentamente, con una expresión de completa extrañeza al notar lo silencioso y perdido que se encontraba su nieto. El muchacho estaba con la mirada fija en su tazón de avena con leche, mientras con su cuchara jugaba con la mezcla haciendo movimientos circulares dentro del plato hasta que este tomó un aspecto no muy agradable, pero apenas ponía atención en lo que hacía, estaba sumergido en sus recuerdos del día anterior, sonriendo como bobo al rememorar la forma en que Viktor había hecho de su cuerpo un hermoso jardín de flores con sus excelentes técnicas de pintura, la dedicación que había puesto en cada trazo, tratando gentilmente su cuerpo al manipularlo, tocarlo y llenarlo de acrílico. Aún podía sentir las cosquillas del fino pincel sobre su dermis, ahora demasiado sensible ante cualquier roce. ¿A eso se refería Viktor cuando le dijo que al tener un sentido inhabilitado los otros se potenciaban?, pero ya no tenía los ojos tapados... ¿Por qué piel estaba tan sensible?, las sábanas e incluso su pijama habían sido una tortura cuando rozaban algún rincón de su cuerpo, no podía evitar pensar en las manos de Viktor tocándolo cada vez que aquello ocurría.
El rubio dejó caer la cuchara dentro del tazón de avena sintiendo su cara arder por aquel recuerdo, se cubrió la mitad del rostro con la mano y desvió la mirada. Su cuerpo de alguna forma se había acostumbrado a las caricias del artista, tanto así que cuando comenzaba a extrañar sus enormes manos sentía la necesidad de correr a su departamento. Sin darse cuenta Viktor lo había estado condicionando, las caricias eran los estímulos que provocaban la reacción en su cuerpo, una respuesta que con el tiempo se fue dando de forma inmediata... Cada vez que lo tocaba sentía un enorme placer, y la respuesta de su cuerpo era el deseo de más contacto físico. Bastaba sólo un mínimo roce para desencadenar ese terrible y poderoso deseo.
Se mordió el labio inferior y juntó sus piernas de forma brusca, su rostro comenzó a arder al igual que todo su cuerpo.
- Yuratchka, ¿Qué ocurre? - Preguntó por fin el anciano levantándose de la mesa para recoger los platos vacíos. -
- ¿Qué?... Oh, nada, no me pasa nada - Respondió apresurado sonriendo nervioso. -
- Ni siquiera has probado tu avena, ¿no tienes hambre?. -
- La verdad es que no tengo mucha hambre, me tomaré un vaso de jugo y bajaré a la tienda. -
- Estaremos muy ocupados, hoy llegará mercadería desde Floraholland, me lo confirmaron ayer por teléfono. -
- ¿Floraholland? - Sus ojos brillaron con emoción mientras una sonrisa cruzaba su rostro. -
Floraholland es el terminal de flores más grande del mundo ubicada en Holanda, responsable de despachar grandes pedidos por todo el mundo. Las flores que exportaban son preciosas y muy bien cuidadas, llegaban en perfectas condiciones a pesar del largo viaje. Eran unos verdaderos expertos sin duda, todo es rápido, eficiente, un sistema de elección de las flores como prendas perfectas y con el total cuidado que se merece.
- Por fin podremos abastecer las estanterías y comenzar a preparar nuevos arreglos florales, ya estábamos cortos de tulipanes y orquídeas . - El anciano retiraba las cosas de la mesa mientras hacia una lista mental de las flores que ya comenzaban a agotarse. -
Yuri se puso de pie y ayudó a su abuelo a despejar la mesa. Partió a arreglarse para bajar y abrir la tienda. Mila no tardó en llegar justo a la hora, saludando de forma cariñosa al menor que se dejó abrazar, aunque claro que luego de un rato comenzó a quejarse por el asfixiante gesto de amor.
Se prepararon para recibir la mercadería que supuestamente iba a llegar durante la mañana, esperando que algún enorme camión se estacionara frente a la tienda para recibir las cajas que portaban las hermosas y delicadas flores.
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Steady Love
أدب الهواةCon la trágica pérdida de sus padres y una terrible pena que lo consumió en silencio, Yuri Plisetsky se encerró hasta perder contacto con el exterior. Su abuelo y único familiar con vida, dueño de una florería, lo rescató y jaló nuevamente hacia l...