Viktor lo había desviado de su camino a casa para ir a un pequeño puesto de café atendido por un amable anciano que parecía conocer al artista ya que lo saludó con mucha confianza. El albino hablaba animadamente sobre lo delicioso que era el café de ese lugar y que siempre que tenía la oportunidad se pasaba a comprar uno de regreso a su hogar. Yuri lo miraba embobado, escuchando pero sin comprender ni una sola palabra, estaba hipnotizado por esos labios que ante sus ojos se movían en cámara lenta de forma tan provocativa cada vez que Viktor hablaba. Se sentía un pervertido por quedarse mirándolo de ese modo y era gracioso porque era él quien siempre solía quejarse y alejar a los pervertidos que lo asechaban.
No podía seguir reprimiendo los deseos que sentía hacia el hombre que lo acompañaba, le gustaba demasiado y cada vez le costaba más trabajo mantener sus sentimientos callados, quería expresarlos y decirle lo mucho que le atraía, lo mucho que le gustaba... Pero tenía miedo, ¿cómo reaccionaría Viktor si un mocoso de 16 años se le declaraba?, ¿se reiría de él?, ¿lo aceptaría?, ¿lo rechazaría?. Prefería seguir queriéndolo en silencio a sufrir una decepción amorosa, porque estaba seguro de que no se recuperaría jamás de esa caída.
También estaba el hecho de que ambos eran hombres y la diferencia de edades no era mínima, Viktor tenía 28 años y él apenas había cumplido los 16, y aunque sus sentimientos fueran correspondidos una relación así no sería bien recibida por la gente, mucho menos en un país como el suyo que se caracterizaba por su aversión obsesiva hacia las personas homosexuales.
Suspiró sintiéndose agobiado por todos los pensamientos negativos que se atropellaban en su mente, su mirada estaba fija en la taza humeante de café que reposaba sobre la mesa frente a él mientras procesaba todo lo que había ocurrido hasta terminar compartiendo una mesa con el hombre que era dueño de sus delirios. Yuri apenas había tocado su taza producto de los nervios que estaban causando estragos en su estómago, le gustaba el café y su amargo sabor, pero más le gustaba ver a Viktor beberlo, porque el olor a café le recordaba al mayor.
– ¿Yuri? – Paso la mano frente al rostro del rubio en un intento de llamar su atención al ver que estaba con la vista perdida en su taza de café. Yuri reaccionó y levantó la cabeza para mirarlo, notando el color rosa en las mejillas pálidas del menor –Tú café ya debe estar frío. –
El chico se sobresaltó y con ambas manos sujetó la taza sintiendo el calor a través de la cerámica. Llevó la bebida hacia sus labios y dio un sorbo, disfrutando del amargo sabor chocar contra su paladar, deslizándose por su garganta sintiendo rápidamente como su cuerpo comenzaba a entibiarse luego de aquel trago.
– ¿Estás aburrido? –
– ¿Ah?... No, no estoy aburrido, para nada – Volvió a beber de su café con sus manos temblorosas, comenzando una pelea interna por controlar sus estúpidas emociones que comenzaban a ser bastante obvias. Si no lograba calmarse quedaría expuesto y terminaría declarando todo , su amor hacia el artista y los terribles deseos que tenía de tomar sus labios, imaginando que serían besos con sabor a café amargo.
Aunque jamás había dado un beso se imaginaba como debía ser... Qué patético.
– Yuri, quería hablar de un asunto contigo...–
– Ya sé, me vas a pedir que modele para ti, ¿cierto? –
– ¿Tan obvio soy? – Rió avergonzado el mayor pasándose una mano por los cabellos color plata. –
– Lo he pensado – Comenzó Yuri sin que el otro siquiera le preguntara – Pero antes de darte mi respuesta definitiva quiero que me respondas algo. –

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Steady Love
FanfictionCon la trágica pérdida de sus padres y una terrible pena que lo consumió en silencio, Yuri Plisetsky se encerró hasta perder contacto con el exterior. Su abuelo y único familiar con vida, dueño de una florería, lo rescató y jaló nuevamente hacia l...