Esperaba fuera del centro comercial con los brazos cruzados y moviendo uno de sus pies con impaciencia, mirando cada cinco segundo la pantalla de su celular para verificar la hora.
- Le dije a las dos de la tarde... ya son las dos y media - Se quejó el rubio enfadado por la impuntualidad de su compañera, más aún cuando el tiempo apremia. -
Su abuelo le había dado permiso para faltar ese día, a él y a Mila. En su lugar Nikolai había llamado a otro chico que veces anteriores había trabajado como remplazo y le sería de ayuda al no haber tanta clientela. Aquel chico era un joven ruso llamado Georgi, algo dramático en su actuar cuando debía atender a cualquier mujer que pisaba la tienda, como si todo se tratara de una tragedia de amor por sus rupturas anteriores, por eso mismo Nikolai lo dejaba en la caja mientras él atendía.
Por ese lado Yuri estaba tranquilo.
La nieve no le daba tregua a las calles, la gente caminaba portando grandes abrigos para protegerse del frío, sus rostros apenas visibles por las bufandas que dejaban ver únicamente sus ojos y gruesas botas para no hundirse en la mullida nieve. El también llevaba un grueso y largo polerón de color blanco, un bufanda de leopardo que le cubría nariz y boca, y para decorar un colgante. Como siempre también vestía unos pantalones negros pitillo y unos botines del mismo color con los bordes de la suela blancos.
La gente volteaba a verlo por su tan llamativo estilo y precioso rostro, pero él les devolvía una agria mirada logrando que los curiosos se alejaran.
- ¡Yuri! - Lo llamó a lo lejos mientras corría hacia el muchacho - Lo siento, en serio lamento mucho la demora - Se disculpó intentando recuperar el aliento perdido en la carrera. -
- Ya no importa - Le dijo queriendo restarle importancia, pero su voz seguía denotando molestia. -
- Vamos Yuri, no te enojes - Lo abrazó con cariño asfixiándolo contra su pecho - Te lo compensaré eligiendo el mejor atuendo para esta noche. -
- Ya, ya...¡está bien, pero suéltame! - El chico logró zafarse avergonzado por las miradas de las personas que pasaban por su lado. -
Mila sonrió y se enganchó al brazo de su amigo, lo guió dentro del centro comercial y comenzaron a recorrer las tiendas.
Les llevo prácticamente toda la tarde elegir un atuendo. Entraban entusiasmados a una tienda pero salían de ella decepcionados al no encontrar nada. Cuando Yuri encontraba algo que le gustaba Mila negaba con la cabeza en completo desacuerdo, y cuando Mila encontraba algo que le gustaba para Yuri el otro negaba con la cabeza y le enseñaba la lengua en forma de rechazo absoluto. No lograban llegar a ningún acuerdo.
Modeló algunas prendas para la pelirroja, quien se partía de la risa o rechazaba el look con el pulgar hacia abajo. Sus reacciones comenzaban a exasperar al más joven replanteándose si había sido buena idea elegirla como su ayudante.
Se sentaron en una banca mientras bebían un café, la temperatura seguía bajando y el calor que les brindaba aquella bebida con cada trago los aliviaba un montón, recuperando energías inmediatamente.
- ¿Cómo no puede haber absolutamente nada que te guste? - Preguntó la joven rusa mirando a su compañero que lucía igual de hastiado que ella. -
- No es mi culpa que toda la ropa que tengan sea tan horrible - Decía el rubio apretando con fuerza el vaso desechable entre sus manos. -Polipropileno
- No, lo que pasa es que tú eres demasiado exquisito. -
- ¿AH?. -
Pero antes de que el menor pudiera siquiera comenzar a reclamarle, la rusa se puso de pie con la mirada fija en la vitrina frente a su banca. Yuri la siguió con la mirada sorprendido por la reacción de la contraria, mirando en la misma dirección; su reacción fue la misma.
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Steady Love
FanfictionCon la trágica pérdida de sus padres y una terrible pena que lo consumió en silencio, Yuri Plisetsky se encerró hasta perder contacto con el exterior. Su abuelo y único familiar con vida, dueño de una florería, lo rescató y jaló nuevamente hacia l...