Sus ojos centellaron al hacer contacto con los azules, pero no fue capaz de emitir palabra alguna. Sus labios se encontraban ocupados compartiendo un beso largo, febril, que le quitaba el aliento y quemaba sus pulmones. Las manos del rubio se acomodaron sobre el pecho del artista, arrugando su pulcra camisa con los puños. Cerró los ojos y sintió sus pies despegar del suelo, sentía que flotaba completamente a merced de esos labios y brazos que estrechaban su cintura con sutileza, creando así una atmosfera única, íntima, donde sólo existían ellos dos. Se olvidó de la realidad y se dedicó a disfrutar del calor que poco a poco se expandía por todo su cuerpo. Se apartó exclusivamente para asegurarse de que no estaba soñando, abrió sus ojos y los de Viktor estaban fijos en los propios.
Con la yema de sus dedos, y con mucha delicadeza, delineó el rostro frente a él, sus parpados, esas largas y hermosas pestañas que decoraban sus ojos color cielo, sus mejillas suaves y sonrojadas, el contorno de su nariz, finalizando la travesía en sus labios que se curvaban en una perfecta sonrisa.
Su emoción se intensificó al percatarse de que era real y no uno de sus tantos sueños, Viktor Nikiforov estaba frente a él, con una mirada que denotaba la misma emoción.
– Eres tú... – Su voz tembló a causa de una risa nerviosa, con sus manos seguía recorriendo el rostro contrario, recibiendo algunos besos sobre sus falanges cada vez que estos rozaban los labios del albino. –
Mila había presenciado todo aquel reencuentro en silencio desde el mesón, con la cara roja y una boba sonrisa que intentaba cubrir con ambas manos. Apenas pudo reaccionar ante esa escena, gritando internamente por la emoción que experimentó en ese momento.
– Viktor, en verdad eres tú – Sus manos volvieron a su posición anterior sobre el pecho del mayor – Viktor... Vi... ¿¡VIKTOR!? – Su expresión y tono de voz cambió a una llena de pánico, llamando la atención tanto de Viktor como de Mila. –
– Sí, soy yo... –
– ¿¡Qué estás haciendo aquí!? – Se apartó, mirando sobre su hombro nervioso. –
– Vine a verte... – El albino frunció el ceño preocupado por esa reacción. –
– No, no, no... Debes irte, ahora – Le obligó a dar la vuelta para empujarlo hacia la puerta. –
– ¿Qué pasa, gatito?, ¿no me extrañaste? – Ladeó el rostro para mirarlo con un puchero infantil mientras sus pies se clavaban al suelo para evitar ser arrastrado hacia la salida. –
– No es eso... ¡Aaahh! – Se quejó al hacer fuerza inútilmente – ¿Quieres que mi abuelo te mate?, ¿estás loco?. –
– Sí, por ti – Sonrió de una forma que hizo ruborizar las mejillas del rubio y acelerar de forma frenética su corazón. –
– ¡N-No seas idiota y vete, antes de que mi abuelo te vea! – Le dolía decir esas palabras, le dolía tener que sacarlo de la florería a la fuerza, pero si su abuelo se enteraba de su visita ardería Troya y seguramente haría alguna locura como llamar a la policía. –
El albino suspiró pero no se movió de su lugar, causando la frustración del más bajo, frustración mezclada con angustia por no poder continuar con aquel reencuentro, con ese beso que le hizo sentir mariposas en el estómago y aturde, dejando completamente expuesto su lado más sensible y hasta cariñoso. Quería abrazarlo, besarlo una y otra vez hasta el cansancio, lo había extrañado tanto que su pecho se comprimía ante la posibilidad de perderlo de nuevo.
– Viktor – La ronca y seria voz del anciano se hizo presente, petrificando al menor de los rusos. –
Todo había acabado, no volvería a ver a Viktor. Alzó la mirada hacia el rostro de su pareja, asombrado al notar que no había signo alguno de preocupación en su rostro, de hecho, estaba sonriendo como si nada ocurriera. Volteó al sentir la presencia del adulto mayor, tragando saliva nervioso se puso firme frente a él e intentó no mostrar debilidad alguna, los ojos verde musgo de su abuelo escanearon su rostro con seriedad, luego cambiaron de objetivo directo al recién llegado.
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Steady Love
FanfictionCon la trágica pérdida de sus padres y una terrible pena que lo consumió en silencio, Yuri Plisetsky se encerró hasta perder contacto con el exterior. Su abuelo y único familiar con vida, dueño de una florería, lo rescató y jaló nuevamente hacia l...