Capítulo 4

19.2K 1.5K 46
                                    


El sonido del móvil de Gabriela le ahorró tener que seguir la confrontación, contestó de inmediato.

- Gabriela Kensington... - Contestó y de reojo vio como León apretaba la mandíbula, seguramente porque ella aún no tenía la menor intención de proclamarse su esposa, por lo que ella sabía podía irse con él, pero ella seguiría siendo Gabriela Kensington, no Gabriela esposa del Príncipe Asad Khan Al Rached mejor conocido como León Khan Príncipe de Durban. Él se sentó en una silla frente a ella muy atento, Gabriela lo ignoró pero no le dio la espalda, no la iba a intimidar.

- ¡Gab! Soy Ally... - El rostro de Gabriela cambió en cuanto supo quien le hacía la llamada, se iluminó y sonrió. Tenía mucho que no sabía de Allyson y saber de ella significaba saber también de Jack. Ambas amigas suyas.

- ¡Cuánto tiempo! Te he echado de menos. – León arqueó una ceja al escucharla. Ese hombre con cualquier gesto por irritante que fuera se veía guapísimo. Así que mejor desvió la mirada.

- Y yo a ti, debemos ponernos al día. Jackie se casa en unos días y queremos verte. – Decía Allyson.

- ¿Se va a casar? – Preguntó sorprendida. - ¿Jack? ¿Estás de broma?

- No, para nada. ¿dónde nos vemos?

- Nos vemos en... - ¿En dónde? Se preguntó Gabriela, ese mismo día tenía que irse con León, pero se moría por ver a sus amigas. - ¿En dónde están?

- Aquí en Milán ¿Qué te parece en la cafetería de siempre, en una hora más o menos?

- Perfecto, allí estaré. – Y colgó sintiéndose feliz de haberlas contactado, pero sumamente insegura por el rumbo que tomaría su vida.

León se levantó y antes que ella pudiera impedirlo, le arrebató el teléfono de las manos, acción que la dejó muy sorprendida.

- ¿Qué rayos haces? – Reclamó.

Él no contestó, se limitó a ver de quien había recibido la llamada, en cuanto vio el nombre de Allyson y su apellido le devolvió el móvil.

- ¡Cómo te atreves! – le dijo furica. - ¡No tienes ningún derecho!

- Tengo todo el derecho del mundo – Le dijo tranquilamente.

- No, no lo tienes. Acepto esto solo por mi familia y que te quede claro, pero eso no significa que vas a dominar cada rincón y espacio de mi vida personal. Estás demente si crees que te lo permitiré. – Los ojos de Gabriela echaban chispas.

- La que está mal eres tú querida. Como mi esposa todo lo que hagas o dejes de hacer es de mi interés.

- No puedo creerlo. – Dijo ella poniendo más espacio entre los dos. – Encontraré la manera de devolverte cada una de las cosas que me has hecho. Lo prometo. – Juró con pasión.

- Reserva toda esa energía. – sonrió diabólicamente – para cosas más placenteras.

- ¡Tú no me vas a poner un dedo encima!

- Regresas conmigo como mi esposa, mi mujer, la que compartirá mi cama, no quiero una mártir Gabriela. Si no quieres, no te forzaré a nada, puedes quedarte pero ya sabes lo que pasará. Pero si vienes conmigo, da por hecho que ni en sueños permitiré que duermas en otra cama que no sea la mía. 


Gabriela tembló de rabia, en esos momentos lo odiaba, realmente lo odiaba.

- Disfrutaste tanto como yo, sería hipócrita de tu parte negarlo. –Añadió León

Inolvidable Pasión (Saga Amores Inolvidables 3)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora