Capítulo 22

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París había sido conferencias, reuniones, desayunos, cenas o almuerzos relacionándose con toda esa gente, fiestas con el barniz de la beneficencia, fotógrafos en cada esquina... pero sobre todas las cosas París había sido él y los candentes momentos y horas a su lado. Ni siquiera había tenido un momento para dedicarle a Amal, ni le había importado que ahora la tendría en Durban. No recordaba el cansancio de un pesado día lleno en su agenda cuando llegaba a la suite porque sin darle tiempo a darle un hola él la besaba como si no la hubiera visto en meses. Si él volvía tarde porque de hecho, era quien más ocupado estaba, la despertaba con besos y caricias y eso jamás le había molestado, le respondía con una pasión igual.

Había tenido un momento de pánico cuando su paquete de pastillas anticonceptivas había desparecido, sabía que no podía dejar pasar una sola. Agradecía tomarlas por recomendación médica y controlar su ciclo irregular. Había revoloteado por todos lados de la habitación, no escuchó unos pasos acercándose.

- ¿Buscabas esto? –le dijo él con voz oscura, desde el marco de la puerta. Ella se dio la vuelta y vio el paquete en su mano.

- Sí, ¿Por qué lo tienes tú?

- Se cayó de tu bolso anoche. – dijo entrando y cerrando, anoche en cuanto habían entrado a la habitación, juntos como casi nunca, él la había levantado de improviso en sus brazos y llevado a la cama, ella había dejado caer el bolso al suelo.

- Bien, dámelas. –pidió sin comprender esa aura de molestia en León.

- ¿Desde cuando las tomas? –la sospecha inundando sus facciones.

- Desde hace un tiempo. –ella le respondió y ladeó su rostro intentando descifrar lo que pasaba por su cabeza. Lo vio dirigir su vista al cielo por un momento.

- Cuando me ves así, con esa inocencia sexy no puedo pensar con coherencia.

- ¿En serio? –ella empezó a reír. –No pienses tonterías. –pidió acercándose. –Mi ciclo es sumamente irregular. –Cuando estuve en el desierto hace meses ni siquiera lo tuve. Llegué a pensar al volver que estaba embarazada. Todo encajaba: nauseas, mareos y pérdida de apetito. –él la vio con sorpresa. – pero no era eso, solo un ciclo malo y tuve que ir al médico, quien me recetó esto. –dijo arrebatándole las pastillas y caminando hacia la mesa donde estaba el agua.

- ¿Y si lo hubieras estado? –llegó su voz desde donde le había dejado, al parecer aun estático mientras ella tomaba la pastilla.

- ¿Si hubiera estado embarazada? ¿A eso te refieres?

- Sí.

- ¿Qué con eso? No lo estuve. Todos los síntomas que tenía eran hormonales. –en parte lo eran, pero solo una pequeña parte. En realidad era el enorme estrés sufrido y sobre todas las cosas era la gran depresión por como habían resultado las cosas, era por su corazón roto. Tomó otro sorbo de agua al sentir un repentino nudo en la garganta.

- ¿Me lo hubieras dicho? –insistió él, Gabriela no dijo nada, solo se lo quedó mirando. -¿Me lo habrías dicho si hubieses estado esperando un hijo mío? –llegó a su lado y la tomó por los brazos, no quería perderse ni una sola reacción de su parte. Vio como ella ponía una mascara de frialdad segundos después de ver su rostro sombrío.

- No lo sé. –admitió molesta e intentando que él la soltará. Él no la dejó ir.

- No lo sabes...-arrastró cada una de las palabras.

- No, no quería saber nada de ti. Es la verdad, no sigamos por allí. Suéltame. –él no lo hizo, ella suspiró. - ¿Qué esperabas? –dijo alzando su rostro y mirándole. – había tenido que huir para salir de allí, una loca amenazaba mi vida, no tenia idea concreta de quien eras, ¿de verdad volveremos al tema? –preguntó con voz cansada.

Inolvidable Pasión (Saga Amores Inolvidables 3)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora