Capítulo 13

18.6K 1.6K 116
                                    

El día llegó, sería presentada al pueblo. La boda había sido oficiada hacía meses decían los reportes oficiales del palacio y el pueblo había aceptado de buen grado la esposa elegida por el príncipe favorito del país. También habían aceptado la única muestra de supuesta rebeldía, siempre había sido independiente pero apegado a las leyes y respetuoso de las costumbres de su pueblo a diferencia del heredero. El que se casara con una extranjera no era algo que se esperara, sin embargo, dado que siempre veía por el bienestar de Durban, se decía que el príncipe podía elegir con quien pasar el resto de sus días así fuera una mujer de otro país. El que no se oficiara otra boda, incluso se había tomado como símbolo de no querer hacer el asunto más grande y dio paso a simplemente la presentación oficial.

El palacio había ido dando noticias sobre Gabriela. Por lo que ya todos sabían que era la única hija mujer de su familia, que tenía una ascendencia mezclada pese a ser italiana de nacimiento, que provenía de una estirpe de constructores y el hecho de que trabajara en la empresa familiar y no tuviera escándalos había agradado, pero sobre todo se alababa el buen gusto del príncipe, nadie podía negar la belleza exótica de su ahora esposa, nadie la había visto más allá de palacio, pero ya corría la voz al respecto y claro, existía el internet, eran un país arábico adentrándose en la modernidad, aunque no había demasiada información sobre ella, solo podían verla en su foto de perfil de la empresa, pero eso había bastado.

Gabriela pasaba por distintas emociones en esos días, estaba cansada y agotada mentalmente. Podía con las clases de idioma y protocolo, con interactuar con personas de una cultura radicalmente distinta, podía con estar tan lejos de su amorosa familia y con los nervios de enfrentarse al pueblo y a su rol como princesa. Con lo que no podía era con su traicionero corazón. Se encontraba amando y odiando a León con igual intensidad, lo primero era lo que solía asustarle. Debería de mantenerse firme y fría.

Pero, no podía evitar extrañarle. Los separaba una mesa cuando compartían alguna comida y a ella se le antojaba del tamaño de un gigantesco iceberg. No podía haber mejor comparación, ella era amable y cálida cuando su suegro miraba y después se hundía en su propio mar congelado a diferencia de él que parecía arder a juzgar por el fuego de sus ojos cuando la miraba.

Ir cubierta de pies a cabeza no era algo que a ella le agradara particularmente pensaba Gabriela mientras observaba el traje que llevaría, pero no podía negar que era de una belleza única. Le agrado ver que habían hecho una fusión de lo tradicional con lo occidental. El velo tendría que llevarlo, pero no le cubriría el rostro.

- Se verá majestuosa princesa. Bueno, más aún.

- El vestido es precioso Salma. –decía Gabriela sin dejar de verlo.

- Tuvo un diseñador ¿sabía?

- Sí, me lo dijeron.

- Quiso fusionar nuestras costumbres con las suyas. De hecho, el velo es muy ligero. ¿Cómo quiere que la peinemos?

- No tengo idea. –admitió empezando a sentir los nervios.

- Que le parece si le hacemos un pequeño recogido y después dejarlo suelto.

- Tú haz tu magia. –dijo sentándose, Jazmín entró en ese momento ya iba vestida y lista para la presentación. - Bueno, pero si te ves muy linda.

- Favor que me hace princesa, pero en cuanto a usted, hoy nadie podrá opacarla.

- Yo solo quiero que todo salga bien.

- Le informo de los detalles. Salma se encargará de peinarla y ayudarla a vestirla. Vendrá un equipo para encargarse de...

- ¿Otro equipo? –se acababan de ir los que le habían preparado un baño especial, le habían dado masajes, y puesto mascarillas en cara, cuerpo y cabello. Nunca había sido tan mimada en la vida.

Inolvidable Pasión (Saga Amores Inolvidables 3)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora