Capítulo 36

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Las chicas se habían lucido esta vez, se había ocupado el más grande salón y estaba decorado acorde a lo que sería un baile de disfraces con un toque de cuento de hadas árabe, dado que las invitaciones habían sido entregadas antes de la festividad, había sido una labor extra el conseguir disfraces para todos los que necesitaban. Pero esas tres pillas lo habían logrado.

La orquesta tocaba una suave melodía cuando el primer invitado se atrevió a sacar a Gabriela, no era común que en un país árabe la esposa tuviera dicha libertad, sin embargo Durban tenía una apertura diferente y que demostraba cada vez más. Por lo que después de una reverencia el hombre le pidió un baile y ella aceptó. No necesitó ver hacia León para pedir permiso o para decirle que volvía, de hecho solo cruzaba con él las palabras esenciales y se limitaba a expresarlas en público donde fingía todo lo que podía y ocultaba sus sentimientos. Sintió que él no le quitaba la vista de encima y que seguramente había fulminado con la mirada al tipo, el cual afortunadamente no se había dado cuenta de nada.

Después de él vino, otro y otro y otro. Quienes gracias a Dios solo parecían tener ojos para ella incluso cuando le hacían una reverencia a su esposo al lado.

Y León por obvias razones no pudo hacer nada más, no se le pasó por alto la mirada vigilante de su suegro sobre su hijo menor. Y ella en ningún momento miró hacia su esposo. Sabia que sospechaba de todos, sabia que sufría por verla feliz en brazos de otros aunque sea para un baile, quizás no sabía cuanto fingía esa noche.

Pero, no se iba a amargar. No más, ya no.

Todo iba bien, ninguno pedía más de un baile, quizás habían sido advertidos de la molestia del príncipe o quizás creían que se excederían y romperían el protocolo. Sabía que León no había explotado porque ninguno había repetido invitación a bailar, hasta que llegó el hombre de verde. Ella lo vio y sintió algo raro, sospecha ¿familiaridad?... vio unos ojos traviesos y abrió la boca para preguntar su nombre. El hombre solo hizo la reverencia y evitó como los demás ver demasiado tiempo a León. A ella le guiñó el ojo y ella abrió los ojos sorprendida. Menos mal que León no había visto nada o juraba que le habría arrancado el torso al tipo, extendió su mano y ella ocultó su sorpresa y fue a la pista.

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- Creo que no fue tan buena idea eso del tequila. Somos más de champaña.

- Eso fue tan snob Habi.

- No es esnobismo, es la capacidad que mi cuerpo soporta de alcohol. Mi cuerpo no me responde como siempre. Además se supone que no bebemos.

- En público no bebemos. Pero, ¿quieres callarte? Tenemos canal cerrado pero alguien con la suficiente habilidad y curiosidad puede oírte. –la regañó Azima.

- No es el alcohol, son estas prótesis. –se quejó Baasima. Se habían tenido que poner en los hombros almohadillas para verse mas voluminosas y parecidas a un hombre. Lo mismo en los brazos.

- ¿Podrían enfocarse? –Pidió Azima.

- Sí, si. –respondieron las otras dos. Desde sus respectivas salidas se encontraban las tres, aun no entraban al lugar pues estaban monitoreando el momento oportuno. Hasta el momento habían sacado a bailar a Gabriela varios caballeros presentes. León había fulminado con la vista a todos, Gabs lo había ignorado y sonreído radiante a cada tipo. Azima había visto como desde la zona donde estaba el rey con una sola mirada había detenido a su hijo, pero parecía que estaba a poco de llevarse a su esposa de allí y matar a más de uno de paso. Seguro sospechaba de todos. Gaby lo estaba haciendo muy bien, bailaba, conversaba y sonreía. León tendría su limite cuando viera aparecer al hombre de verde, ósea ellas y lo viera abordar más de una vez a Gabriela.

Inolvidable Pasión (Saga Amores Inolvidables 3)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora