- Aún estás a tiempo. – Le dijo ella sosteniendo su mirada.
- ¿Sí? ¿A tiempo de qué? – Preguntó con un brillo de diversión en sus ojos ambarinos y sentándose enfrente de ella sin dejar de mirarla.
- De cambiar de opinión, por supuesto. – No quería que su voz sonara desesperada, logró controlarse y que se oyera como si estuviera en la sala de juntas del edificio Kensington en una negociación.
- ¿Respecto a ti? – León se recostó en el asiento, parecía estar relajado pero Gabriela sentía que estaba más que listo para atacar y rebatir cualquier argumento que ella arguyera.
- ¿Acaso llevas a otra pobre mujer en contra de su voluntad a bordo del avión? ¿Dónde está? ¿Escondida por algún rincón? – Lo miró con desdén, o al menos lo intentó.
- Jamás he necesitado hacer uso de estos métodos...hasta que llegaste tú, claro. Eres demasiado necia y testaruda. – Dijo ignorando las preguntas que ella le había hecho - En todo caso te di opciones ¿no es así?
- Oh, claro, me había olvidado de tu magnanimidad – Rebatió ella sintiendo como la ira le subía por la garganta. – Déjame recordar esas opciones: O me venía contigo y mi familia quedaba sin la amenaza de quiebra o me quedaba y miraba como se hundía todo gracias a ti. – Él únicamente se limitó a observarla viendo como ella luchaba contra sus deseos de aventarle algo o hacerle daño físico.
- ¿Tan difícil es volver conmigo?
- Estoy volviendo a Durban contigo, pero no estoy retomando nuestra relación ¡Por todos los cielos, ni siquiera sabía que estaba casada contigo! ¿Qué ganas con que regresemos juntos? Tu pueblo aceptaría de buen grado que te divorcies de mí, pues soy una extranjera y en cuanto a quien caliente tu cama, puedo decir sin temor a equivocarme que habrá muchas haciendo fila para ello.
- Muchas... sí, es cierto. – Dijo sin más y casi con aburrimiento. - ¿Divorciarnos? Olvídalo. Mi pueblo aceptará lo que yo diga, en todo caso no soy el heredero al trono. Acepta de una vez por todas Gabriela que regresas a Durban conmigo y todo lo que eso significa.
¿Todo lo que eso significa? Se preguntó Gabriela haciendo un esfuerzo para no gritar. Él la había engañado de la peor de las maneras, él era el que tenía todo un harén regalo de su padre esperándolo en el palacio de la capital de Durban. Práctica que no había muerto del todo en varios lugares del medio oriente, ella le había dado todo: su amor, su pasión y para él todo eso únicamente había sido un entretenimiento en lo que llegaba al palacio y se dedicaba a estrenar sus nuevas adquisiciones, con rabia había salido corriendo al desierto cuando se había enterado, lejos del campamento y asombrosamente sola pues nadie se había percatado de su salida, había llorado de furia y se había reprochado lo tonta e ingenua que había sido, así que decidió tomarlo de la misma manera que él, como una simple aventura, aunque de simple no tenía nada pues ella ya estaba enamorada como una tonta. Había regresado serena y lista para librar una batalla contra él. Aguantando los recuerdos de cómo había caído presa de su hechizo.
Aquella primera noche en el campamento después de haber sido rescatada por él en el desierto, ella le había dicho que si la poseía sería una violación, con su natural arrogancia él le había dicho que jamás había forzado a una mujer en su vida y que ella consentiría, cosa que aun en ese momento no le pareció del todo imposible sobre todo por que ya se sentía afectada por su presencia de maneras que no quería admitirse ni a ella misma ¿Eso le sucedía por ser una tonta romántica y no haberse entregado a nadie más antes? ¿Por qué rayos esperaba sentirse enamorada para tener relaciones? ¿Por qué no lo hizo solo por que si, como todas sus compañeras de escuela? Se le aparecía un hombre con un aura increíble de sexualidad, guapo a decir basta y voz profunda y aterciopelada y ella ya estaba dudando de su cordura, pues era una cautiva que daba indicios de estar seriamente interesada en su captor.
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Inolvidable Pasión (Saga Amores Inolvidables 3)
Storie d'amoreGabriela está en un lío enorme. Un arrogante Príncipe Árabe asegura que están casados, ella jamás supo que era Principe, jamás supo de tal ceremonia, solo recuerda el dolor de haber tenido que dejarle. Pero no contaba con que él no lo deja nadie, él...