- ¡Pero él la obligó! –replicó Gabriela.
- Tienen una hija juntos. –dijo León con voz calmada, todo él rezumaba tranquilidad y eso la enervó aún más.
- Así que eso lo justifica todo ¿verdad? – ella se obligó a modular su tono.
- Yo no dejaría un hijo o hija mío lejos de mí, pelearía con todo.
- Claro. Solo que en tu caso con hijos o sin ellos peleaste con todo.
- Que yo sepa no la obligó. –dijo al tiempo que se ponía la chaqueta del esmoquin e ignorando el rumbo que la conversación estaba por tomar. Ella se giró para no verle, solía llevar las de perder cuando veía lo guapo que era, su cuerpo decidía dejar de pelear y rendirse.
- Platiqué ampliamente con ella y créeme él movió todo para forzarla a tomar esa decisión. –ella buscó unos pendientes entre los cajones de un enorme mueble antiguo con cajones diminutos regalo de Baasima para poner joyas. Hubiera azotado el cajón donde al fin los encontró de no haber sido regalo de su prima política.
- Está loco por ella. –le dijo él a todas luces intentando que no estallara una pelea en toda regla.
- ¿Quién dice? –respondió ella poniéndose los pendientes.
- Bueno, se nota.
- Lo entiendes perfectamente porque al igual que él has hecho lo que has querido.
- Gabriela, estamos por irnos a una recepción de gala y no quiero...
- Tú empezaste.
- Solo te pedí que fueras amable con él.
Y eso había abierto la frágil caja de pandora que solían abrir y cerrar de continuo. Stefano Troyanos había llegado a hacer negocios, gran amigo había dicho León y ella había sentido como su sangre empezaba a calentarse. Allyson y Jaquie dos de sus mejores amigas habían compartido con ella sus experiencias al lado de dos de los tres hombres más Alfas, testarudos y difíciles del planeta, ellas tenían uno cada una y ella por lo pronto tenía al tercero. Lo que habían pasado sus amigas tenia demasiadas semejanzas con lo que ahora ella vivía, por lo que tenía la empatía elevadísima, por mucho que ahora Jaquie estuviera casada con Troyanos y que las noticias proclamaran lo felices que eran, eso no impedía que ella fuera abierta en mostrar su animosidad. Sobre todo, porque no podía llamarle a Jaquie, no se había atrevido a hacerlo ni con ella ni con Allyson, no conocía a las niñas de sus amigas más que por fotos y eso también la enfurecía, porque la razón por la cual no había podido hacerlo es porque su flamante príncipe del desierto se la había llevado en cuanto había podido y querido hacerlo. Fue hacia el vestidor y se quitó la bata para enfundarse el magnífico vestido que portaría. Cerró de un portazo.
Se sentó en un diván sintiéndose tensa. Días antes todo parecía encaminarse apropiadamente. Él le había pedido volver a la habitación, a su cama y ella lo había considerado. Esa misma tarde él había tenido que irse por unos días a un viaje de negocios. Ni siquiera había podido despedirse de él, pues había sido algo urgente. Y había llegado apenas hoy, después de cinco días y 12 horas aproximadamente. ¡Dios! era patética, sabía cuanto tiempo había estado fuera.
En cuanto había sabido de su llegada, había prácticamente corrido a su encuentro, antes de que le abrieran la puerta a la sala donde él estaba, Jazmín jadeando le había alcanzado y dicho:
- Princesa, está acompañado.
- ¿Por quién?
- Stefano Troyanos.
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Inolvidable Pasión (Saga Amores Inolvidables 3)
RomanceGabriela está en un lío enorme. Un arrogante Príncipe Árabe asegura que están casados, ella jamás supo que era Principe, jamás supo de tal ceremonia, solo recuerda el dolor de haber tenido que dejarle. Pero no contaba con que él no lo deja nadie, él...