Capítulo 35

15.6K 1.3K 133
                                    

- ¿Cómo rayos conseguiste ese camisón? –Baasima preguntó a Habi mientras las tres estaban tumbadas entre almohadones en el suelo, Azima enfrascadisima navegando en internet y las otras dos comiendo papas fritas con kétchup.

- Secreto. –dijo quitándole importancia con una mano.

- No puedes decir "secreto" y luego quedarte callada. –reclamó metiéndose una papa a la boca.

- Se lo dejaron en su tienda cuando estuvimos con los Al-Khaled. –dijo Azima sin dejar de ver en su laptop mini.

- ¿Y por qué yo no sabia nada? –dijo Baasima con gesto de sorpresa inmenso.

- Pensé que nadie sabía nada. – Habi quedó mirando a Azima con el ceño fruncido. – Eres más astuta de lo que pensaba.

- Nada de astucia, solo observé. –Azima por fin las vio y hurgó en el plato de papas. -¡No han dejado ni una! ¿Dónde está la mostaza?

- Solo tú comes papas con mostaza... y te comiste todo el primer plato, así que no te quejes. Ahora dime ¿Cómo supiste del camisón?

- Vi que te lo dejaron a los pies de tu cama cuando fui a despertarte la última mañana de nuestra estancia allí. No estabas por cierto, ¿Qué hacías fuera a las seis de la mañana?

- Nadar en el oasis por supuesto. –dijo Habi mirando hacia otro lado con rapidez.

- Claro. –Azima decidió no seguir averiguando, ya tendría tiempo después.

- ¿Qué tanto ves? –dijo Habi para distraerlas.

- Quiero ver si alguien más que no sea de la tribu directa sabe las técnicas de bordado que les dije la otra vez. –Azima volvió a ver su lap no sin antes mandar un mensaje a las cocinas pidiendo más papas fritas. Ya había pasado la hora de la cena y por lo general no molestaban después de los horarios normales, pero habían trabajado en los eventos que venían y esa noche se irían tarde a la cama, por ende, estaban hambrientas. En esos momentos tenían una pausa, aunque ella seguía checando cosillas...

- ¿Por qué alguien te dejaría un camisón en la cama? –Baasima no iba a dejar ir el tema.

- Rayos, eres como un perro con su hueso.

- ¡Qué! –gritó ofendida.

- No sueltas el tema. No tengo la menor idea de quien lo puso allí o por qué, un regalo quizás, nos dieron cosas a todas.

- Ya, pero aun así... es raro que nos ocultes cosas. Nosotras no nos ocultamos cosas. –Baasima la vio con ojos entrecerrados.

- Nadé en el oasis ese día... desnuda. –las dos se la quedaron viendo sin decir nada, solo con los ojos muy abiertos. –alguien... alguien me vio... -seguían viéndola con sorpresa en la cara. – discutimos, yo desde el agua y él afuera.

- ¿Él?

- Si Azima, un él. No sé que tanto vio. –se dijo con reproche. –el caso es que dijo muchas cosas y luego, ese camisón apareció. Pensé que nadie me vería puesto que temprano por la mañana nadie iba al oasis como me dijeron cuando indagué.

- ¿Era un Al-Khaled?

- No lo sé, no creo por qué nunca lo vi cuando estuvimos en su campamento.

- Si te vio desnuda él puede reclamarte lo sabes ¿verdad? Pese a que el tío nos ha dado permiso de elegir esposo, si te vio desnuda estás acabada. Va haber una reclamación después de todo. –rio picara.

Inolvidable Pasión (Saga Amores Inolvidables 3)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora