CAPITULO 1

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Si pudiese saltar al campo en este momento, lo haría sin pensármelo dos veces.

Conozco perfectamente a la Royal Academy, pero este tipo de fútbol consigue que la sangre me hierva. ¡Los están destrozando sin apiadarse ni un ápice!

¿En qué leches están pensando?¿A caso no ven lo que hacen?

Me tengo que tapar los ojos cada vez que el balón impacta contra alguno del instituto Raimon. Yo no soy una chica muy sensible pero esta actitud frívola tan característica de mi padre, me está matando los nervios.

Es una autentica masacre de personas y nadie hace nada para impedirlo, ni si quiera yo misma.

A parte, ¿qué es lo que buscan con tanta perseverancia? No me explico como un equipo de fútbol tan destacado y poderoso como la Royal ha decidido jugar un partido contra unos principiantes que ni si quiera han participado en algún torneo.

Está claro que por amor al arte no lo han hecho. Esto tiene que tener algún propósito pero... ¿cuál?

Siendo sincera, he dado todo por perdido desde el minuto uno, pero me he quedado atraída por su manera de jugar.

No son malos, sino inexpertos. Puedo jurar que la mayoría no ha tocado un balón en su vida o que hace muy poco tiempo que lo hacen.

Uno a uno van cayendo, desplomándose en el suelo por falta de fuerzas y "gracias" a los balonazos que reciben por parte de Jude Sharp y mis compañeros.

-¡El equipo del Raimon no puede moverse...Sólo Willy Glass queda en pie. ¡Esto es terrible!-gracias Chester por decir lo obvio.

Suelto un sonoro suspiro y me remuevo en mi sitio con inconformidad. El partido ha acabado.

Este chico está en el equipo por alguna causa que no tiene nada que ver con que le guste el fútbol. Yo tengo mucha más fuerza en un solo dedo que él en todo su diminuto y desgarbado cuerpecito.

De repente, abandona el terreno de juego mientras se quita la camiseta del equipo. Pasa por mi lado corriendo como si fuese un cachorrito asustado, dejando a mis pies la prenda de ropa.

La miro por unos segundos, podría ponérmela y ayudarles. Aunque si lo hago mucha gente, entre ellas estos pobres chicos que no tienen ninguna culpa, pagarán por ello.

-¡No, todavía no!¡El partido todavía no ha acabado!

El capitán del equipo se levanta del suelo como puede. Aún parece tener fuerzas para proteger la portería.

Le miro con asombro. ¿A caso le falta un tornillo? Está firmando una sentencia de muerte con la misma segadora de almas.

Su valentía, ilusión y fuerza me hace sentir alegría de ver que todavía queda gente que ama el fútbol de esa forma tan pura como yo antes lo hacía.

Una pequeña sonrisa se forma en mis labios y me acerco más para poder ver lo que va a ocurrir a continuación.

Sé de sobra que va a ser cruel y despiadado, pero eso ya se lo reprocharé después.

Veo como el balón se va acercando al pobre chaval a la velocidad de la luz. No puedo evitar soltar un grito cuando el tiro hace que el chico acabe empotrado contra la portería.

Esto está empezando a colmar el límite de mi paciencia y tranquilidad.

Yo, que tengo la camiseta en la mano pensando en devolverla al club cuando esto acabe, me giro para irme antes de que salte al terreno de juego.

Me encuentro de frente con Axel Blaze, que me mira con fijeza.

-¿Me la dejas, Adrianne?-refunfuño pero se la doy.-Gracias.

Ya entiendo que es lo que querían.

Axel y yo nos conocemos desde hace tiempo. He jugado varios partidos contra él y de vez en cuando nos retábamos el uno al otro de manera no oficial.

La sonrisa de Jude se ensancha. Se ha delatado él solo.

Niego con la cabeza. Axel y su manía de aparecer justo en el momento idóneo.

Poco a poco los integrantes del Raimon se van levantando. Parece que están recobrando las ganas de dar lo mejor de si mismos hasta el final.

A pesar de tener ganas de luchar, es muy fácil quitarles el balón.

-Triangulo letal.

No me extraña en absoluto. Que les mate les va a aparecer poco problema en comparación a lo que les quiero hacer.

Cierro los ojos con fuerza una vez la supertécnica es lanzada, esperando oír el estruendo que va a causar cuando el capitán del Raimon acabe metido en la portería de nuevo. Pero eso no ocurre.

Empiezo a escuchar murmullos y los abro con rapidez. ¡La ha parado! Y es mas, ha ejecutado la mano celestial. Sólo he visualizado aquella técnica en unos vídeos de partidos antiguos que encontré un día mientras limpiaba el trastero. Nadie se imaginaba que un milagro así sucedería.

Grito y aplaudo con la felicidad digna de una hincha del equipo, mientras recibía una mala mirada de Jude.

Encaro una ceja y le hago un gesto de que le voy a rajar el cuello en cuanto le pille.

-¡Lo ha parado!¡Evans ha conseguido detener el tiro de la Royal Academy!-gracias de nuevo por lo obvio.

Evans le pasa el balón a Axel directamente, quien sale como una exhalación hacia Joe y efectúa su famoso Tornado de fuego.

Acaba metiendo gol dejando a cuadros a mi portero favorito.

Después de tanto tiempo sin verle jugar compruebo que sigue manteniendo su gran calidad de chut.

Esto sin dudas es el comienzo de algo maravilloso. No puedo evitar no celebrarlo junto a todos los demás del instituto Raimon.

"Jamás te des por vencido", esa es una buena lección que estos chicos me han enseñado.

-¡¿Cómo?!¡La Royal Academy se ha retirado del partido!¡Eso quiere decir que el Raimon ha ganado el partido por abandono del rival!

Si antes no me había dado un infarto, me lo estaba dando ahora.

Mi propio padre dejando ganar a otro instituto...Tiene que tener truco. Jamás de los jamases se daría por vencido a menos que con eso consiguiese algo mejor que la victoria. Y pocas cosas son mejor que eso para él.

Querían a Axel, ¿pero qué, concretamente?

Las dudas sobrevuelan mi cabeza, y llegan una tras otra no dejándome pensar con claridad. Ojalá tuviese más apego y confianza con mi padre como cuando era pequeña, así me enteraría de cosas y podría hacer algo para frenarle los pies de una maldita vez.

Todo el amor que una vez había sentido por él, se convertía en repulsión cada vez que dañaba a una persona. Y poco a poco he llegado a odiarle con tanta fuerza que hasta me duele el haber perdido la única persona que consideraba de mi familia.

Les miré por última vez mientras reían y lo celebraban. Un sabor agridulce recorre mi cuerpo. Me alegro porque hayan ganado, aunque yo también quiero estar allí y ser como ellos.

Me da mucha envidia y me pregunto si alguna vez volveré a festejar cualquier cosa con esa emoción.

Me despido de ellos en mis pensamientos y me dispongo a irme, pero antes de que pueda apartar la mirada del grupo, choco visualmente contra la de Axel.

Deja caer una media sonrisa sin darme demasiada importancia y yo le devuelvo el gesto.

Hacía demasiado tiempo que no le veía y verle tan serio no me deja lugar a dudas que sigue cabreado consigo mismo y más con el fútbol.

Fuerza (Inazuma Eleven)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora