CAPITULO 27

919 55 0
                                    

Gracias al marcador se que llevamos dieciséis goles en contra. Si hubiese tenido que llevar la cuenta, hace rato que se me habrían ido los números de la cabeza, bueno, me acordaría de que el Raimon no ha llegado ni a rozar la red, vamos, ni olerla prácticamente.
No hago otra cosa que mandarle miradas de odio a Janus, pero este no se inmuta de que intente matarle con los ojos, más bien parece divertirle ya que deja escapar una sonrisilla de vez en cuando para luego estamparme el balón en cualquier parte del cuerpo que encuentre oportuna para ello.
Tengo tan entumecido todo que ya ni siento el dolor como tal, solo es una sensación constante de no sentir mis extremidades.
Hemos probado todo. Ni si quiera mi trabajada última técnica ha servido, no ha hecho ni achantarles. El portero puede parar nuestros disparos con un solo dedo como si nada.
Kevin y Axel intentan el “Tornado dragón”, pero lejos de alcanzar a los defensas, el capitán del Géminis lo desvía causando que impacte contra Jim de una manera que me da escalofríos solo de pensar.
Esta vez no soy la primera que se acerca al chico. Hago todo lo contrario, salgo directa a cantarle las cuarenta al de pelo verde. Si quiere velocidad la va a tener. No va a conseguir ver como mi mano se aproxima a su cara y lo va a flipar de tal modo que se va a pensar que hago magia.
No estoy ni a dos metros de él cuando este se vuelve dándome la espalda sin ningún tipo de vergüenza.
Aprieto mis labios y el paso para lanzarme sobre él y aplastarle cuantas veces sea necesarias para dejarle tan liso como un papel de fumar. Luego me autoproclamaría reina y ama del universo para, por último, volver a casa feliz de la vida a descansar en mi sofá. Pero el destino es cruel y Axel me retiene en contra de mi voluntad.
-No puedes pegarle.-me repite para que le escuche.-Te destrozará aún más.
-Me da igual.-intento desquitarme de sus manos.-Me lo pienso cargar aunque sea lo último que haga en esta vida.
-Joder, deja de ser una puñetera suicida por una vez.-pide como puede ya que no le estoy poniendo nada fácil la tarea de sujetarme.
-Adrianne, tranquila.-es Mark quien trae a Jim a mi lado.-No te preocupes por mí, me pondré bien.
-Jim…
-Las supertecnicas no tienen en menor efecto contra ellos.-pronuncia Kevin.
-¿Es qué eso eran supertecnicas?-paro un momento de retorcerme entre los brazos del pelo pincho para oír lo que dice.
-¿Tienes algún problema?
-Unas técnicas de un nivel tan bajo, indican que vuestras fuerzas están muy limitadas.-si antes estaba cabreada ahora ni te cuento.
El pobre Blaze tiene que pedir ayuda para que me quede quieta y no cometa un crimen.
-¡Nosotros no estamos limitados!-dice el capitán seguro.
-No sabéis daros por vencidos. Esos aullidos provocarán vuestra destrucción.-¿Por qué tiene que hablar tan raro?
-No darnos nunca por vencidos es otra supertecnica más del equipo.-en eso estoy de acuerdo. Nunca he visto tanta voluntad en algo.
Ya no soy la única que les mira mal, sino que ahora me acompañan todos y Janus por fin cambia el gesto de la cara.
-Entonces nos encargaremos de que no podáis jugar nunca más contra nosotros.-me quedo inmóvil y abro los ojos tanto como puedo.
Eso no es una simple amenaza, si no que va totalmente enserio.
Miro aterrada a los chicos y siento un impulso repentino de detener el partido en ese mismo instante para que nadie salga peor parado de lo que ya estamos, pero hay algo que hace que cambie bruscamente de opinión.
-¿A la chica nos la podemos quedar, no? Es la única cosa buena que tenéis, aunque le falta mucho pero que mucho entrenamiento, pero de eso nos encargamos nosotros.
-¡Eh, tú!¡El extraterrestre!-le grito como nunca lo he hecho.-¡Ni se te ocurra tratarme como un objeto otra vez, porque juro por mi estampa que te arrepentirás para siempre!-conmigo pocas tonterías.
-Claro, claro.-hace un gesto con la mano para quitarle importancia.-¿Cómo has dicho que te llamabas?-pregunta abruptamente.
-Nunca te lo he dicho.-digo con superioridad.-Y no esperes oírlo.
-Lo descubriré por mi cuenta.-asiento y me doy la vuelta al igual que él.
Nos destrozan como nunca antes lo han hecho. Ni si quiera la Royal había llegado a tales puntos tan sádicos como el que estamos viviendo junto a esos chicos que se hacen pasar por extraterrestres, porque vamos, hay que ser muy lelo para creerse esa mentira, aunque de sobrenombre les viene que ni al pelo ya que su poder no es ni medio normal.
Beso el suelo innumerables veces y cada vez que el balón pasa a mi lado temo por mi vida porque no se en que estado voy a terminar después de salir disparada por los aires.
Mark cae y cuando intentamos ayudarle nos golpean con la pelota tan fuerte que hasta pierdo la respiración por unos segundos y solo puedo dejar que el último aire que queda en mis pulmones sea usado para dar un gemido muy alto.
Ya no hay nada que podamos hacer, nos tienen doblegados a ellos como querían desde un principio.
Me siento furiosa conmigo misma por no poder recomponerme y luchar como yo quiero pero es que mi cuerpo no responde a los mensajes que le manda el cerebro. He llegado al limite de mis fuerzas tras veinte goles en nuestra contra.
-El partido ha acabado.-oigo decir al de pelo verde.-Creo que los terrestres tienen un dicho que viene al caso. “Por la boca muere el pez”.
-No…No te atrevas a…a robarme el puesto de mujer dichosa.-le digo mientras intento por enésima vez seguir jugando, pero mis rodillas se doblan y acabo de nuevo en el mismo sitio.
-Deja de hacer el ridículo.-la frialdad de sus palabras no me sorprende pero si me duele, aunque no lo demuestro.
Tiene el balón negro entre sus dedos y no duda en chutarlo contra el instituto y destruirlo.
Observo desolada como el edificio cae como si fuese un castillo de naipes y creo que nunca me he sentido tan triste. No puedo retener las ganas de llorar.
Ahí estoy, tirada en el suelo con los ojos bañados en lágrimas y siendo la chica más patética del universo.
Como pueden consiguen levantarme y meterme en la caravana, no sin antes comprobar mil veces que no tengo lesiones graves y taparme con una manta hasta la cabeza.
Me apoyo en el respaldo del asiento mientras todos me miran con lastima por el estado tan lamentable que tengo, aunque hay quienes están peor.
Algunos compañeros han acabado en el hospital y yo me quejo porque no he podido parar la destrucción masiva tanto del Raimon como del instituto.
Me dejan sola en casa, pero el señor Hilman me obliga a meterme en la cama y descansar.
Se pasa un buen rato en mi sala de estar hasta que comprueba que estoy dormida, cosa que es mentira pero debe de colar.
Espero un rato después de oír la puerta cerrarse y en cuanto puedo me pongo un pantalón, una camiseta y la sudadera de Samford para, después, salir con todo el sigilo del mundo a la calle.
Corro por ellas hasta llegar al colegio, donde me enfrento a la realidad de verlo destrozado.
No soy la única damnificada en esta historia porque, en cuanto me acerco, me encuentro con Bobby recriminándole algo a Erick y a la vida en general mientras que Silvia se frota los ojos.
Me quedo a unos pasos de ellos viéndoles como si fuesen una realidad paralela a mí, como si estuviese viendo una película y todo esto no fuese más que una invención de unos directores muy buenos, pero no, es el mismo mundo en el que unas horas antes habíamos ganado la final del Fútbol Frontier.
-Adrianne…-dice Erick mientras los otros dos giran sus cabezas para verme.-Estás bien…-parece aliviado por ello.
-No pude. No pude.-recojo una piedra del suelo y la lanzo a algún lugar para reducir mi ira.-Esto tiene que ser una jodida pesadilla.
Ni si quiera consigo acabar bien la frase ya que me derrumbo a mitad de ella y el moreno viene a abrazarme porque parece que me he convertido en una estatua de cristal. En esos momentos soy demasiado frágil para lo que está pasando.
Balbuceo contra el pecho de mi compañero y suelto algún que otro hipido mientras me maldigo por no tener el suficiente coraje para plantarles cara las veces que hagan falta.
-No es tu culpa.-esta vez es Bobby quien me habla mientras me soba el pelo.
-Tendría que haber hecho algo.-la otra chica me mira con una sonrisa dulce.
-Lo que podrías haber hecho era huir, y no lo hiciste. Ni si quiera se te pasó por la cabeza abandonar, es más, intentaste ponerte en pie antes de que acabaran con el instituto Umbrella.
Al final consiguen convencerme de que no podía haber hecho nada y que lo mejor que puedo hacer es volver a mi apartamento a descansar unas horas.
Les hago caso, pero en cuanto me tumbo de nuevo mis ojos se abren y no parece que quieran cerrarse, por lo que me paso las horas dando vueltas y poniéndome en distintas posiciones con total de conciliar el sueño.
En cuanto el reloj da las ocho de la mañana marco el número del hospital y espero a que me conteste quien sea que lo tenga que hacer. Una voz femenina descuelga y en cuanto puede me pasa con el teléfono particular de la habitación donde se encuentran mis amigos lesionados.
Es Sam quien me coge al primer pitido pero al oírme se echa a llorar y me pasa con Steve, quien se alegra de que yo esté aceptable al menos. Pregunto por todos y en cuanto me cercioro de que se recuperarán cuelgo.
Suspiro tan fuerte que estoy segura de que me han oído tres pueblos mas allá. A este paso acabaré viviendo en la sala de espera si siguen destrozando a mis compañeros de equipo.
¿Cómo no voy a sentirme culpable si los dos equipos a los que he pertenecido han acabado tan mal?
(…)
Vuelvo al Raimon porque he recibido un mensaje de Jude diciéndome que me esperaba en el club de fútbol, aunque ahora sea un montón de escombros.
Parece que no solo es a mí a quien ha avisado ya que estamos la mayoría, pero se siente el vacío de los que faltan.
-La Academia Alius pagará por esto.-Mark está afectado y con razón.-El fútbol no es en absoluto destruir cosas ni hacer daño a los demás. Voy a enseñarles a esos extraterrestres lo que es el fútbol de verdad.
-Vamos, Mark. Pienso igual que tú.
-Yo también, y he venido por lo mismo. Juguemos otra vez contra esa gente. Juguemos y ganemos.
-¡Si!-me acerco con una sonrisa.-¡Pateémosles el culo a esos idiotas!
-Tampoco te emociones tanto…-suelto una pequeña risa.
Puede que me haya pasado un poco, pero soy así. ¿Qué le vamos a hacer?
-Nosotros también nos apuntamos.-me giro y veo a los demás con grandes sonrisas.-Hay que ver como eres…Que son unos extraterrestres, necesitamos más que un “A por ellos” con esa gente.-niego divertida a lo que ha dicho Kevin.
No le falta verdad en sus palabras.
-Pero Mark es siempre así, da igual el rival, jamás da un paso atrás. Yo tampoco pienso retroceder.-y el premio a la frase emotiva era para el chico de pelo azul.
-Entonces el equipo del Raimon ya tiene un nuevo reto.
-¿Ósea que de verdad vamos a jugar con unos extraterrestres, eh?
-¡Si!¡Les vamos a dar una paliza! Esos no saben a quienes se enfrentan.
-¿Eh, qué pasa?¿Quieres ir al servicio?-a Jack siempre le dan los nervios ante tales situaciones.
-No, es que estoy temblando de la emoción. También soy miembro del equipo y voy a acabar con ellos.-ante esa entereza sonrío.
-Los primeros que derrotan a unos extraterrestres aparecerán en los libros de historia.-claro que si, Willy. Ya deseaba ver su cara cuando se diese cuentan que eran chavales normales y corrientes como nosotros.-¡Si!¡Podéis volver a contar con mi ayuda!
-Es decir, nula.-suelto por lo bajini.
Axel me da un codazo suave para que cierre la boca mientras reprimimos una carcajada.
Nelly tiene razón, somos muy pocos como para jugar un partido tan bestia como el que nos espera en cualquier momento, pero no podemos quedarnos aquí esperando a ver crecer las margaritas. Algo habrá que hacer, digo yo.
El señor Hilman nos mete a todos en el campo Centella, y creo que el capitán es el único que piensa que nos vamos a poner a entrenar a esas horas después de que nos machacaran.
Bajamos en un ascensor, del cual no sabíamos su existencia, hasta una sala llena de cables, máquinas y una gran pantalla, donde nos espera el señor Raimon, quien nos encomienda la misión de crear el equipo con mejores jugadores del planeta para hacerles frente.
¿Quién en su sano juicio manda una misión de estas magnitudes a unos adolescentes?¿Seguro que los médicos han hecho bien su trabajo y este hombre no tiene un severo traumatismo en la cabeza?
A pesar de que es de locos, todos parecen muy emocionados con la idea y aceptan encantados mientras que yo lo sigo viendo arriesgado y eso que soy toda una kamikaze.
-Partiréis cuando lo tengáis todo preparado. Os deseo buena suerte.-miro al entrenador como si le hubiese salido una cabeza de más.
-¿Y usted?
-Yo no voy.-esa noticia no me gusta.
Al parecer, él tiene otra misión que cumplir y nos volvemos a quedar sin entrenador.
¿Ahora quién nos va a acompañar a donde sea que vayamos?¿Nos piensan dejar a nuestro libre albedrío sin un adulto que nos controle? Lo dicho, que se han vuelto locos. Esto no es ni medio normal.
-Os presento a vuestra nueva entrenadora, la señorita Aquilina Schiller.-si la boca no me llega a los tobillos no me llega a ningún lado.
Esa chica es la hija del hombre que venía siempre al orfanato, no hay ninguna duda de ello. Sigue igual que siempre, parece que ha hecho un pacto con el diablo. Lo que tampoco le falta es la confianza que ella misma tiene en si.
Sin duda la vida me odia. No tenía suficiente con luchar contra dioses, luego extraterrestres y ahora compartir vida con la chavala esta.
-Una cosa es que me diga que el equipo necesita un entrenador y otra muy distinta tener que ir recogiendo chavales por ahí. ¿Me quiere decir que de verdad le va a confiar el futuro de la tierra a estos niños?-ahí le ha dado. No puedo estar mas de acuerdo, y eso que yo soy peleona.-¿Por qué ya les ha derrotado antes la Academia Alius, no?
-Por eso mismo les ganaremos. En el primero nos vencieron y en el segundo les venceremos nosotros.
La pasión del capitán hace que la idea no se me plantee tan descabellada. La verdad es que iría con ellos hasta el final del mundo.
(…)
Esta vez toca cambio de casa, pero en vez de irme a otro piso me voy a pasar un tiempo indefinido durmiendo en una caravana.
Hago la maleta y ahí meto toda la ropa que puedo y productos básicos de higiene, más el cargador del móvil.
Nos han dicho que no tardemos demasiado y ni me detengo a despedirme del que ha sido mi hogar durante unas largas semanas.
Mientras vuelvo al lugar de encuentro llamo a Joe.
-¿Estás bien?-es lo primero que pregunta.-Casi nos morimos cuando nos enteramos que el Raimon había caído.
-Si, estoy perfecta, pero…-no se como decirlo.-Digamos que no vamos a vernos en un tiempo. Tenemos que recorrer el país formando el mejor equipo para derrotarlos.
-¿Qué?-normal que no lo entienda.-¿Seguro que no te has quedado más boba?
-Joe.-me quejo porque se mete conmigo.-Quiero decir que me voy de la ciudad.
-¿Volverás, no?
-Si, pero no se cuando.-lo que tardemos tardaremos.-¿Qué tal está David?-hay un silencio en la otra línea que me pone nerviosa.-¿King?
-Esto…No le hace mucha ilusión que te pires.-suspiro.
Espero que solo sea eso y que no se haya dado cuenta del beso con Axel. Igual por una vez tengo suerte y ninguna cámara lo captó.
-¿Solo es eso?-pregunto dudosa y el me contesta con un ajá.-Pues dile que no pienso libraros de mí tan fácilmente y que en cuanto vuelva quiero jugar un partido contra vosotros para que veáis lo fuerte que me he vuelto.
-Está bien.-a él también se le nota triste.
-Otra cosa…-me lo pienso si en soltarlo o no.-Tener cuidado y, por lo que más queráis, no os dejéis manipular.
-Claro, no problem.-se que lo dice enserio pero, como siempre, quiere que me ría.
Soy la penúltima en llegar, ya que falta Blaze, y Aquilina me lanza una mirada horrible por ello. Esto de llegar con el tiempo justo va a ser un problema.
Sé que me ha conocido pero ni si quiera lo muestra, parece que, de momento, vamos a mantenerlo en secreto.
En las noticias hablan que ha aparecido un balón negro en un lugar cercano y que la Academia Alius se había llevado al primer ministro Vanguard. Genial, ahora también están jugando a los secuestradores.
El pelo pincho aparece al momento y se disculpa por su retraso. Noto algo raro en su forma de actuar, algo que no me hace especialmente estar tranquila.
Tenemos que meter las maletas en la parte trasera, y digamos que la mía tiene algunos problemillas para encajar con las demás. Todos llevan bolsas de deporte mientras que yo parezco que me voy de viaje a las Maldivas.
Recibo unas buenas quejas por parte de los demás. Me encojo de hombros. Necesito cambiarme de ropa, no pienso ir desnuda por la vida.
Tenemos que probar varias veces a meter el equipaje dentro del maletero enano que tiene el vehículo porque no hay forma de encajar nada pero acabamos metiendo todo a presión y cerrándolo a base de sentar a Jack encima y empujar un poco.
Eso si que es trabajo en equipo y lo demás son tonterías.
-Cuidaos mucho, chicos.-nos dice el señor Hilman.-Y tratar bien a mi chica.-me señala mientras los amenaza a todos con la mirada.
En poco tiempo ha hecho más veces la función de padre que Ray Dark en diez años.
Me lanzo a sus brazos y él me recibe mientras me espachurra como un padre protector. Hace falta que todos los chicos tiren de mí para separarnos.
-Pórtate.-es lo último que me dice.
Asiento como una niña buena. Total, ambos sabemos de sobra que eso no va a ocurrir nunca.
Me siento en el lado de la ventanilla junto a Axel. Abrocho el cinturón y pienso en la gran aventura que me espera con todos mis amigos. ¿En qué momento mi vida había pasado a ser tan interesante?
Llevo puesta la sudadera de David, y me aferro a ella para que me de confianza y seguridad. Pienso afrontar esto con toda la entereza y animo que tengo.
Aunque no se cual es el propósito de los extraterrestres, vamos a pisotearlo así sea lo último que hagamos en nuestras vidas.

Fuerza (Inazuma Eleven)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora