Da gusto volver a tu hogar después de unas semanas fuera. Todos estábamos deseosos de llegar.
Aún queda una semana para el partido contra el Épsilon, por lo que se nos avecinan entrenamientos especiales.
Estoy entusiasmada mirando por la ventanilla la ciudad. No hay nada mejor que llegar a casa tras un largo viaje.
En el reflejo que hace el cristal puedo ver la cara de dolor que pone Kevin cada vez que trata de mover la pierna. Por mucho que quiera dudo que pueda continuar con nosotros en ese estado.
Prefiero callarme. Conforme tocas el tema, Kevin te suelta una larga y cambia el rumbo de la conversación radicalmente. Anda un poco a la defensiva.
Una lesión como la suya no es para tomársela a pitorreo. Una buena idea sería admitir que le duele y que Aquilina tomase las decisiones necesarias para que esto no vaya a peor. Pero, como es un cabezota de primera categoría, no me queda otra que hacerme la tonta hasta el momento exacto en el que pueda intervenir.
-¡Señor Veterán, pare un momento!-dice el capitán de repente.
¿Y a este qué le pasa ahora?
Le sigo con la mirada mientras baja del autobús, que ha parado al lado de la rivera del río.
Nathan va detrás. Sea lo que sea que quieren ver parece interesante así que yo también bajo.
Asomo la cabeza y veo que no es nada menos que el portero del Brain y un chico al cual no conozco con el chándal del Raimon.
-¡Felt!-grito desde arriba de las escaleras y muevo mi mano en forma de saludo.-Hacía mucho que no te veía.-digo ya acercándome.-Por cierto, yo soy Adrianne.-me presento al otro chaval que está a su lado.
-Este es Shadow Cimmerian, pero todos le conocen como Shadow.-él y su forma tan extraña de hablar.
Le sonrío con simpatía esperando recibir lo mismo pero no. Tiene cara de amargado constante.
Fue transferido a nuestro instituto el mismo día que lo destruyeron, que ya hay que tener mala pata, pero nosotros ya nos habíamos ido en busca de jugadores fuertes.
Felt, cuando todo esto pasó, ideó un equipo de refuerzo contra la Academia Alius y lo fichó junto a otros muchos más para que estuviésemos tranquilos sabiendo que están detrás echándonos una mano si es necesario.
-Hombre, decírnoslo tampoco habría estado de más…-río por su olvido.
-Ya, ya, perdona, mi cabeza ya no es la que era antes.-se escusa.
-Tampoco tienes ochenta años, no te flipes.
A Evans casi se le saltan las lágrimas de la emoción que le supone que nos cubran tan bien las espaldas después de haber sido rivales.
La entrenadora nos hace volver a subir para continuar el camino hasta el instituto, el cual ya están construyendo.
Nos reencontramos con el presidente de la junta escolar y padre de Nelly, quien nos da un discurso y luego nos deja libres de ir a donde queramos.
Lo primero que hago es querer salir corriendo hacia el restaurante a dejar mis cosas y a saludar al señor Hilman. Me muero de ganas de verle y darle un abrazo enorme.
Antes de marcharme me doy cuenta de lo perdido que se encuentra Shawn ante una ciudad que no conoce de nada. Tanto Tory como Scotty ya se han pirado con alguien a hacer no sé sabe que cosa, pero él sigue ahí plantado como una estatua.
-Anda, venga, sígueme.-me mira con una cara extraña.-Digo yo que te tendrás que quedar a dormir en algún lado mientras estamos aquí, y no te pienso dejar sólo en la caravana.
-Pero…-parece indeciso en su respuesta.
-No hay peros que valgan. Coge tus cosas y ven conmigo. No es que mi casa sea muy grande pero hay espacio suficiente para pasar un par de días los dos. Bueno, a no ser de que prefieras quedarte en casa de alguno de los chicos.
-Está bien.-me sonríe y agarra su mochila.
En el trayecto le enseño la parte de la ciudad que vemos. No es diferente a muchas otras así que es fácil orientarse.
Por fin llegamos a la entrada de mi casa, es decir, la puerta del restaurante del señor Hilman.
Abro la puerta de par en par mientras pego un grito eufórico que haga notar mi presencia.
-¡Ya he vuelto!
-¡Adrianne!¡Qué sorpresa! Nadie me avisó de que ibais a parar en la ciudad.-dice mi tutor mientras sale de detrás de la barra.-Oh, y tú debes de ser Shawn Frost, he oído hablar de ti…gran delantero y defensa del instituto Alpino.
-Sí, es muy buen jugador de fútbol.-explico mientras veo de reojo la incomodidad del chico.-Durante los días que estemos aquí se va a quedar conmigo. Ya sé que me dijiste que nada de hombres pero creo que ya he roto muchas veces esa norma como para que siga teniendo validez.-me encojo de hombros mientras me río.-Y ahora, quiero un abrazo.
Me espachurra entre sus grandes y fornidas extremidades. Siento ese cariño parental que tanto añoraba.
Después de la vuelta de mi padre esto era lo que más necesitaba.
-Anda, subir a dejar las cosas y daros una ducha mientras yo os preparo algo rico que comer. Qué conociéndote seguro que tienes tanta hambre como si no hubieras comido nada en meses.
Suelto una carcajada mientras tiro de mi amigo para que me acompañe.
Una vez en la puerta principal busco la llave debajo del felpudo y la abro.
Le dejo pasar primero y miro como el chico observa todo lo que hay a su alrededor sonriendo tímidamente.
Le sigo empujando hasta mi cuarto y una vez ahí busco un par de toallas. Le lanzo una que coge al vuelo.
-Ahora a la ducha, señorito. No quiero a gente apestando a sudor en mi dulce hogar.-le señalo el baño con un dedo.-Y no me mires así, que creo que ya ha pasado suficiente tiempo como para que sigas pensando que soy una perturbada mental.
-Vale, vale.
Mientras él se ducha yo preparo la ropa que me quiero poner. Algo cómodo y que me valga para jugar al fútbol pero que no sea el uniforme del Raimon, el cual voy a echar a lavar nada más lo saque de la maleta. Necesita un agua con urgencia.
También me da tiempo a separar la ropa que pienso meter en la lavadora y la que ni si quiera me he llegado a poner.
Voy a tener que reducir la maleta cuando nos marchemos. Total, siempre vamos con la ropa del Raimon de un lado para otro…
No entiendo como los demás no se cansan del uniforme porque yo lo he acabado aborreciendo.
Oigo la puerta del baño abrirse y me asomo desde la cocina para encontrarme con el principito con el torso al descubierto.
Nada más notar que le estoy mirando se le suben los colores y yo me río enternecida por su reacción.
-Si no quieres que te mire, creo que no es buena idea que te pasees por el pasillo tapado exclusivamente con una toalla.-se pone aún mas rojo.-Cámbiate antes de que tu cabeza explote, no me apetece en absoluto limpiar sesos y sangre.
Pobrecito, no sé si ha hecho bien en venirse conmigo porque lo poquito que lleva aquí sólo le hago ponerse incomodo.
Tendré que relajar la manera de decir las cosas para que no se me muera de vergüenza o algo parecido, pero estoy tan acostumbrada a tratar con Jude o con Axel en situaciones como esta que me sale natural.
Es mi turno para meterme debajo del chorro caliente de agua. Esto si que es ducharse en condiciones y lo demás son tonterías.
Me deshago de mi ropa y me meto dentro de la bañera. Mi cuerpo se relaja y comienzo a tararear alguna canción que se me viene a la mente mientras enjabono mi pelo.
Nada más salir me enfundo en el trozo de tela gigante blanco y salgo de ahí para coger la ropa que he dejado en mi cama.
Al entrar a mi cuarto me topo con Frost mirando la foto en la que salgo con los chicos de la Royal y algunas más que están al lado.
-No sabía que cantabas tan bien.-no aparta la vista de las imágenes.-Por cierto, has cambiado mucho de aquí a ahora.
-Lo sé, es lo que tiene crecer.-le suelto irónica.-En verdad era más feliz antes, a veces las verdades hacen tanto daño que cambias radicalmente por su culpa.-suspiro mientras meto la cabeza entre su hombro y su cabeza para ver las fotografías.-Ahí solo tenía doce años, era una niña muy pequeña, y en esa otra solo llevaba un par de meses con David y de eso hará…no sé, un año y medio fácil.-le voy explicando.
-¿Aún le quieres?-me pregunta de sopetón pillándome totalmente desprevenida.-Porque él parece seguir enamorado de ti hasta el fondo. O eso parecía en el partido.
-Le quiero pero no estoy enamorada de él. Supongo que el tornado de Axel también ha hecho estragos en mí.
-¿Estabas con él?-está preguntón el niño.
-Éramos amigos.-esa es la pura verdad.-Pero las cosas cambiaron un poco cuando me dijo lo que sentía. Supongo que poco a poco me conquistó. Samford no se merecía que le hiciesen daño y por eso me alejé, pero el remedio fue peor que la enfermedad. Ya lo viste.
-Entiendo.
-Bueno, creo que es hora de que me vaya a cambiar si no me quiero agarrar un catarro antes de que llegue el partido.
Le revuelvo el pelo y me levanto para irme.
El aseo aún está caliente y no quiero que pierda esa temperatura antes de que yo me vuelva a poner la ropa y me seque el pelo.
Salgo mientras me hago un moño porque mi cabello, por mucho que lo cuide, sigue tan rebelde como siempre. Va muy acorde a mi personalidad.
-Erick acaba de mandar un mensaje diciendo que vayamos al campo de la rivera.-chequeo mi móvil y veo que a mi también me ha llegado.
-Pues andando, que por una vez en la vida quiero llegar a tiempo.
Le guío hasta el punto en el que hemos quedado.
Añoraba tanto este lugar que me dan ganas de recorrer las calles y avenidas como siete mil veces arriba y abajo hasta que me duelan los pies, pero Shawn no hace más que tirar de mí para que ande y no llegar tarde.
-¡Venga!-nos gritan todos desde el centro del campo de fútbol.
-Está claro que tú y la puntualidad no sois amigas.-me dice Jude entre risas.-¿Algún día serás capaz de venir puntual a un entrenamiento?
-Puede que sí, puede que no.-me hago la misteriosa sabiendo que jamás sucederá.
¿Qué le voy a hacer? Esta ciudad me enamora cada vez que salgo.
-Me ha costado muchísimo traerla hasta aquí. ¡Se para en todos los lados!-mi acompañante se queja.
-Que me vas a decir a mí…
-Si siempre llega con el tiempo pegado al culo.
-Es una tardona.
-¡Ya está bien!-los fulmino con la mirada uno a uno.-Me adoráis de todas formas, así que chitón. Y más tú, Shawn, que te recuerdo que puedo echarte a dormir a la calle. Además, si falta el loco de la bandana.
(…)
Nos ponemos a jugar un partido sin esperar al capitán. Ya se ha encargado Silvia de ir a buscarle.
Como no teníamos portero hemos acabado por llamar a Felt, le hemos dicho que moviese su culo hasta aquí sin rechistar y él ha accedido encantado.
Nos pasamos el balón con tanta coordinación que parece que llevamos jugando toda la vida juntos.
Kevin y Frost deciden perfeccionar su técnica combinada. Desde que la efectuaron el otro día en el partido no la han vuelto a utilizar así que aún es necesario que la pulan.
-¿Y Scotty?-pregunto al cabo de un rato mientras atrapo el balón.-¿Dónde se ha metido ese pequeño granuja?
-Está en el Campo Centella, con Celia.
Alzo ambas cejas y sonrío picarona.
-¿Soy yo o huelo a amor?-vuelvo a alzar otra pregunta al aire mientras miro a Sharp.-Vete preparando el traje de chaqué que nos vamos de boda.
-Claro…¿Y de paso el unicornio, no?
-Vaya aguafiestas eres, chico…-me quejo mientras me pongo a botar la pelota en mis manos.-Como se nota que no tienes amor que te ronde.
-A ti te afecta estar sin Axel…-resopla quitándome el balón antes de que caiga en mi posesión de nuevo.-Que ganas de que vuelva. A ver si él puede hacer algo contigo…
-Puede hacer muchas cosas conmigo, Sharp.-pone cara de asco y me río.-Pero no me recuerdes que no está. Que le hecho de menos…
-Oh, se nos ha enamorado.-se burla Bobby.-Se nos está haciendo mayor a pasos agigantados.
-Mirad, otro que necesita novia.
-¿Quién necesita novia?-Mark aparece por mi espalda causando que me pegue un susto digno de película.
-Chicos, llamad a una ambulancia. Mi corazón la palma.-noto como bombea a velocidades inhumanas.
-No seas quejica.-escucho a Willy, quien se ha acercado.-Mira que asustarte con esto…
-Habló.-pongo los ojos en blanco.-¿Recordamos al fantasma del instituto?
-Eso fue puro teatro.
-Tú entero eres teatro, una comedia te denominaría yo.
Paso de él y presto atención a mi amigo de pelo rosa. No le veo en muy buenas condiciones de hacer otro tiro combinado pero Shawn no parece darse cuenta y quiere volverla a ejecutar.
Me acerco con disimulo hasta Kevin y le pongo una mano en su hombro para que frene un momento y me preste atención.
-No creo que sea buena idea que sigas forzando la pierna.-es más un susurro que otra cosa.
-Tranquila, estoy genial.-pongo una mirada escéptica pero él ya se ha ido de mi lado.
Es Jude quien les pasa el balón para que efectúen el chut pero conforme Dragonfly le da una patada a la pelota se cae a causa de la lesión que tiene.
Me acerco deprisa y le ayudo a ponerse en pie apoyándole en mi cuerpo. Lo conduzco hasta el banquillo donde le dejo sentado.
Mi cara de preocupación mezclada con una clara desaprobación a lo que ha hecho observa como cuenta todo lo que pasa.
-Venga, chicos, no arméis tanto jaleo por nada.-y dale con quitar hierro al asunto.
-Para ya.-suelto con un tono de cabreo.-Si sigues así lo único que vas a conseguir es empeorar la lesión y que yo te pegue un buen guantazo por imbécil.
Se intenta levantar y pasa lo que tiene que pasar, que le duele tanto que se cae de nuevo en el banco de madera.
-No hagas locuras.
-¿Qué locura ni qué locura?-se me está agotando la paciencia. Esta vez consigue ponerse recto él solito.-Lo veis, estoy perfectamente.
-Te está dando un tic nervioso en el ojo. A eso no lo llamaría “estar perfectamente”.-argumento.
-No seas tonto.-es el señor Veterán.
Le quita el calcetín y podemos comprobar como no es una pequeña tontería.
-Mira como lo tienes de inflamado. No te has cuidado la pierna desde el partido contra la Royal, ¿verdad?
-Claro, porque no me pasaba nada.-me doy un golpe en la frente con la palma de mi mano.
-Te voy a decir algo, Kevin. Hacerte el duro no te va a servir.
-Gracias. Alguien que se lo dice de una maldita vez.-elevo mis brazos al cielo.-A mí no, pero a él hazle caso.
-¿Estará recuperado a tiempo?-joder, Sharp.
-Una semana no es suficiente para recuperarse.
-¡Lo estaré!¡Puedo curarme esta lesión en sólo una semana!¡Y si no me recupero del todo, dejarme por lo menos jugar la primera mitad contra el Épsilon!-¡No puedo irme ahora cuando hemos perfeccionado el remate! ¿Verdad que sí, Shawn?
-Perdona, ha sido culpa mía, debí darme cuenta.
-Kevin.-Aquilina acaba de llegar. Espero que ella le haga entrar en razón.-Lo siento pero quedas fuera del equipo.
Pongo los ojos en blanco mientras elevo la cabeza.
¿Alguien puede hacer las cosas bien, por favor? Un poquito de sutilidad no nos matará tampoco.
-Kevin ha dicho que puede hacerlo.-miro muy mal a Nathan por creerse eso.-¿Pero qué tiene de malo dejar que lo intente? Lo que más necesitamos ahora es valor para conseguir ganarles, da igual lo que nos pase a nosotros.
-No, Nathan, esto no funciona así.-estoy muy seria.-Por mucho que diga que puede jugar es mentira. Es una lesión bastante grande y si lo hace sólo conseguirá empeorarla hasta tal punto que puede que se dañe demasiado la pierna como para volver a chutar un balón en su vida. Y sí, necesitamos valor pero no a cualquier precio.
-Adrianne, no lo entiendes.
-Igual el que no lo entiendes eres tú.
No me gusta el rumbo que está tomando la conversación pero no puedo dejar que se crea lo que acaba de soltar.
-Kevin ha formado parte de nuestro equipo desde el principio y, además, es amigo nuestro.
-Lo hago porque es vuestro amigo.-gracias, alguien que me echa un cable.-Sabéis muy bien que él sería capaz de sacrificarse por el equipo y si se lesionara, vosotros intentaríais cuidar de él, lo cual os impediría rendir al cien por cien.
-Pero…-no, más protestas no.
Kevin da un puñetazo al banco.
Tengo que quitarle esa manía algún día de estos, antes de que se deje los nudillos por ahí.
-Basta chicos, no importa.-bien, por lo menos él lo ha entendido.-Me fastidia mucho pero la entrenadora y Adri tienen razón. ¿Qué se le va a hacer?-parece meditar unos segundos lo que va a decir.-¡Oye, Shawn! Tú serás el delantero del Raimon, cubre bien el puesto ¿eh?
-Claro.
Todos tienen caras largas incluida yo. Por muy bien que me parezca esta medida, me da pena dejar atrás a un amigo como él.
-¿Qué os pasa, chicos?¿A qué vienen esas caras? Que esto sólo es un descanso temporal. Estaré de vuelta enseguida.
-Más te vale.-le amenazo con una sonrisa.
Como lo único que tiene mal es la pierna me abalanzo con cuidado encima suya y lo abrazo con todas mis fuerzas hasta que Bobby viene a despegarme de él.
-Suéltale ya, que lo vas a dejar peor de lo que está.
-Perdón.-dejo escapar una risita nerviosa.-Creo que soy demasiado efusiva a veces.
-¿A veces?-preguntan en coro.
Nos reímos todos hasta que vemos a Scotty llegar junto a Celia.
Por lo que dicen, el renacuajo ha acabado sacando la supertecnica que vimos cuando jugamos contra el Épsilon en el Claustro Sagrado y no duda en querer enséñanosla.
Nos ponemos en línea dispuestos a chutar cada uno de nosotros una vez contra él.
Es una muy buena técnica porque no es solo capaz de parar una pelota, si no varias.
Es un defensa muy fuerte y a pesar de dar un millón de vueltas no acaba mareado.
-No está mal esta técnica, así que creo que la llamaremos “Cierre espiral”.-dice Willy con aires de grandeza y superioridad.
-Que horterada.-ay, me meo con el chiquillo.-Mi técnica se llama “Campo torbellino”.
Es un nombre con fuerza y vida. Me mola.
El primero que va a felicitarle y darle la mano es Dragonfly con ayuda de uno de los chicos.
Scotty, lejos de darle la mano sin más y aceptar el cumplido, le gasta una broma pesada dejando una especie de bicho extraño en la mano después del apretón.
Me río tanto que me duele hasta el estomago y me tengo que agarrar a Tori para no caerme al suelo.
Por delante nos quedaba una semana llena de entrenamientos que yo pensaba pasar en mi bonita ciudad pero, la realidad era muy diferente a la que yo había planeado.
Pasados dos días nos avisaron de que debíamos partir hacia Osaka porque habían descubierto que la Academia Alius tenía una base por ahí y teníamos que encontrarla para recopilar información.
Tuve que volver a hacer la maleta por la cual nos volvimos a ver otra vez en la tesitura de encajarla en el maletero diminuto que tenía el autobús.
También nos despedimos de nuestros amigos de nuevo.
No habíamos salido y ya echaba de menos el restaurante y mi casa pero sabía que no tardaría en volver.
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Fuerza (Inazuma Eleven)
FanficEra necesario acabar con él, y eso solo iba a ser posible gracias a su fuerza, pero no a una física si no mas bien a la de voluntad y de espíritu. Millones de aventuras le esperan a la vuelta de la esquina y no piensa vivirlas sola.