CAPITULO 67

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Llego al campo de la rivera y me los encuentro jugando al fútbol como enanos. A todos salvo a Axel, que no se donde diablos se ha metido.
Bajo la ladera a trompicones porque me da demasiada pereza usar las escaleras. De fondo escucho sus risas. Normal, casi me estampo contra el suelo y he frenado de manera accidentada contra el cuerpo de Jack.
Revoto y me doy un culazo.
-Ay...que daño.-me quejo mientras intento ponerme en pie.
-¿Estás bien, Adri?-me pregunta preocupado.-¿Te has hecho daño?
-Estás fuerte, ¿eh, Jack? Hay que comer menos cereales...-apoyo mi diminuta mano en la suya, que es el triple, para hacerme de apoyo e impulsarme hacia arriba.-Menudo muro de hormigón estás hecho.
-Y tú estás hecha una loca.-miro mal a Jude
-Y una agresiva.-cambio mi mirada a Erick pero a este le hago pucheros.
-¿Tú también vas a unirte al club de los que piensan que voy reventando personas por la calle?
-¡¿Pensar?!¡Si casi me tiras al mar para que un tiburón me comiese!-Glass me echa las culpas de su chapuzón inesperado.
-No exageres que tiburones no había. Lo peor que te podía pasar es que te tragases un coral. ¿A qué sí Hurley?
-Adri tiene razón. No hay tiburones por esa zona, si lo sabré yo.
-¿Ves?-le saco la lengua en señal de burla.
-Venga, venga, tengamos la fiesta en paz. Ahora lo importante es jugar al fútbol.-Mark siempre está pensando en lo mismo.
Me pregunto si sus sueños también son así. Balones por todas partes.
-Y despedirnos.-recalco para que no se nos olvide.
La tarde es maravillosa. Hace calor pero no demasiado como para aplatanarnos de tal forma que casi no nos podamos ni mover. El único que sufre con la temperatura es Shawn, que no está acostumbrado a que en verano haga tanto calor. Donde vive hace mas fresquito siempre.
La gran tarde llega a su fin.
-Os voy a echar tanto de menos...-me seco un par de lagrimas rebeldes.-En serio, ahora mismo quiero adoptaros a todos para que os quedéis.
-Ellos también tiene familia, Adri.-Sharp me sujeta por los hombros para que no los ahogue con mis abrazos de oso.
-Tranquila, princesa, que volveremos a encontrarnos.-Kane me pone una mano en la cabeza.-Así podremos volver a surfear juntos.
-Eh...bueno, prefiero tomar un café en algún sitio donde no me moje pero vamos, que si es necesario me zambullo en el mar. Eso sí, a cambio quiero meter a Willy conmigo para enseñarle a nadar.
Glass empalidece y enseguida se esconde detrás de Wallside. Puede que le haya dejado un pequeño trauma.
-Siempre puedes venir a verme a Hokaido.-me dice Shawn con una sonrisa demasiado tierna.-Estarán encantados de que les vuelvas a robar chocolate.
Las miradas recaen en mí y enseguida me pongo roja. Vaya, pues al final si que me pillaron.
-Os lo devolveré.-me rasco la nuca nerviosa mientras él se ríe.-En algún momento, claro.
-Nosotras no vivimos a tanta distancia así que cuando quieras podemos quedar para jugar o algo.-acepto encantada la oferta de Tori.
-Y mi cariñín y yo os esperaremos en Osaka para comer bolitas de pulpo y creps.-Sue sigue empeñada en llevarse al moreno con ella.
-En el claustro no les vendrá mal ver a una chica como tú. Tienen que aprender a darle a la vida un poco más de diversión.
No me quiero imaginar lo que va a suponer la vuelta de Scotty. Pobres chicos, la que se les avecina.
-Yo seguiré practicando para ser un portero tan bueno como Mark.-Darren...
Puede que sea muy calladito pero es un amor de chico.
-Y bueno yo...-giro mi vista hacia Erick.-Algún día tendría que volver a casa...Mi padre también se merece pasar las vacaciones con su hijo. Que llevo meses fuera de casa.
-Cierto.-recuerdo cuando se quedó después de unos días.-Ay...-se me empañan los ojos y a él también.
Nos fundimos en un abrazo que dura hasta que los chicos empiezan a hacer toses falsas para que dejemos todo el amor para luego.
-Puedes venirte conmigo a Estados Unidos.-me tienta pero yo ya tengo planes en mente.
-Gracias, pero aún hay cosas que solucionar.
-Bueno, si cambias de opinión me llamas.
-Te llamaré de cualquiera de las maneras.
No me gustan las despedidas por esto mismo. La gente suele decir "adiós", yo prefiero un "hasta luego".
(...)
Antes de ir en dirección a su casa, les he preguntado a los demás donde diablos se había metido Blaze pero ni ellos sabían el paradero del pelo pincho. Lleva sin dar señales de vida desde ayer.
He parado en una librería de camino a casa para cogerle algo a Julia. Me muero de ganas de verla despierta. Todavía no me creo que sea verdad y siento que se trata de un sueño.
Me muerdo el labio antes de llamar al telefonillo, pero me armo de valor y pulso el botón con decisión.
-¿Sí?-la voz de una mujer mayor sale por las ranuras de sonido.-¿Quién es?
-Soy Adrianne Dark, una amiga de Axel. Me preguntaba si se encuentra en casa.
-No, no está cielo, pero sube, sube.-me abre la puerta del portal sin ni si quiera dejarme decidir.
Subo por el ascensor y cuando me bajo en la planta correspondiente me encuentro con la ama de llaves que conocí la vez que...Mejor no recordarlo.
-Hola, perdone la molestia.-me disculpo por ir tan tarde.
-No eres molestia, cielo. Axel debe de estar al caer y no te voy a dejar en la calle esperándole.
La señora me hace pasar hasta el salón, donde me indica que me siente en el sofá mientras ella va a preparar un par de tés para las dos.
Miro todo con atención hasta que una voz de niña pequeña resuena por la habitación.
En la puerta está Julia, que me mira con temor porque al fin y al cabo soy una extraña en su casa.
-Hola, Julia.-le saludo.-Soy amiga de tu hermano.
-Hola.-su gesto sigue confuso. Me resultaba mas fácil hablar con ella cuando estaba dormida.-¿Cómo te llamas?
-Adrianne, pero puedes llamarme Adri.-le sonrío y ella hace lo mismo.-Mira, te he traído un regalo.
Se lo tiendo para que lo coja. No se lo piensa mucho y me lo quita con cuidado. Está claro que han recibido una educación muy estricta en cuanto a protocolo y comportamiento.
Lo desenvuelve sin romper el papel. Cuando ve lo que esconde su sonrisa se ancha mucho más.
-¡Ala!¡Este libro lo quería yo!-exclama entusiasmada por poder tenerlo en sus manos.-¡Muchas gracias!
-De nada.-es un amor de niña.
No me extraña que a Blaze se le caiga la baba cada vez que habla de ella.
-Oh, Julia, espero que no estés molestando a nuestra invitada.-Tiddy aparece con dos tazas en las manos y me tiende una.
-Esté tranquila, Julia es un encanto.
-¡Mira Tiddy lo que me ha regalado!¡Es ese libro que vimos el otro día!-se lo enseña feliz.
-Que bien, Julia. Que chica más simpática.
Nos sentamos las tres y hablamos. Me llevo muy bien con las dos y como para no hacerlo, son realmente puro cariño.
En medio de una conversación oímos las llaves en la cerradura de la puerta y después unos pasos que se acercan hasta el salón.
-Tiddy, ya estoy en casa.-Blaze repara en que yo también estoy sentada en su sofá.-Adri, ¿qué haces aquí?
-Axel, ¿qué modales son esos? La chica ha venido a buscarte, por lo menos salúdala como se merece.
-Perdón.
-No pasa nada.-le resto importancia.-Si solo le buscaba para decirle una cosa.
-¡Hermanito, hermanito!-su hermana viene dando brincos hasta él y se le cuelga del brazo.-Adri es muy buena. Mira lo que me ha regalado.-le muestra el libro.
-Vaya, Julia, que chulo.
-Deberías pedirle ser tu novia. Es la chica que vino a verme casi todos los días al hospital.-la miro sorprendida.
Yo no he comentado nada de eso en ningún momento.
-¿Y tú como sabes eso, eh, chiquita?-le pregunta divertido.
-Por la voz.-contesta como si fuese lo normal.-Y por su nombre.
Se va dando saltitos y nos deja a los dos solos ya que la ama de llaves se ha ido a algún lugar de la casa.
-Ven, mi habitación está...-le corto.
-Ya sé donde está tu habitación, Blaze.
Nos encerramos en su cuarto. En cuanto oigo el "click" de la puerta me tiro a la cama y dejo que mi espalda descanse en el caro colchón.
Él se tumba a mi lado pero de costado, dejando mi cara a pocos centímetros de la suya. Si me giro acabaré chocando mis labios con los suyos.
Se crea un silencio, uno cómodo, de esos que disfrutas y no quieres que se acaben nunca porque todo lo que tenga un volumen elevado te parece ruido.
-¿Qué es lo que querías decirme?-pega su nariz en mi cara y habla bajo.
-Eh...
El contacto con su piel hace que me olvide a que he venido y mi cuerpo pida otra cosa.
-¿Te pongo nerviosa?-me pica igual que yo lo hice con él al principio.
-No.-desvío la mirada.-Para nada.
-¿Y si hago esto?-pasa una de sus manos por mi brazo y la a subiendo con lentitud hasta llegar a mi cuello.
-No funciona.
Mentira. Incluso él debe de estar oyendo mi corazón que palpita frenético.
Sin que me de tiempo a pararle se sube encima de mí y me mira con esos ojos oscuros como el azabache que tanto me encantan.
-Tampoco funciona.-puedo ver su sonrisa burlona.
-Entonces jugaré mi última carta.-ataca mis labios con ferocidad y ellos se dejan conquistar.
Si pudiese elegir una única cosa que hacer el resto de mi vida sería esta. Sus besos son como una droga de la cual acabas necesitando más y más hasta intentando saciar la sed de esta.
Mis labios bailan con los suyos, se mueven acompasados, como si estuviesen hechos a medida para estar juntos. Son piezas perfectas de un mismo puzle, de esas que te ayudan a ver el dibujo mucho más claro una vez la encajas con las demás.
Sus labios son suaves como las nubes de algodón que los niños pequeños compran en las ferias, incluso saben a caramelo, y son capaces de transmitir la mismísima primavera con tan sólo rozarte cualquier parte de piel desnuda.
-Axel...-le separo un poco de mí y me atrevo a mirarle fijamente a esos orbes negros.-Déjame decirte lo que he venido a contarte, por favor.
En ningún momento tuerce el gesto, es más, se levanta con una sonrisa y me ayuda a incorporarme. Presta toda su atención en mi persona y espera pacientemente a que hable.
-Me voy a ir.-suelto mientras busco su mano para entrelazarla con la mía.
Quiero sentirle conmigo de la manera que sea.
-¿De vacaciones?
-Podríamos decirlo de esa forma...
-¿Y por eso te pones así?¿Por qué te vas de vacaciones?-está a punto de reírse pero al notar que a mí no me hace gracia se vuelve a poner serio.-Bueno, tampoco te pongas en ese plan...¿Cuánto tardarás en volver?¿Una semana?
-No.
-¿Dos?
-No.-repito
-¿Tres?-ya me mira un poco extrañado de mis continuas negativas.
-En realidad no sé cuanto volveré.-me encojo de hombros.-Por eso quería hablar contigo, porque no tengo ni idea de cuanto tiempo estaré fuera de la ciudad.
-Adri, da igual cuanto tardes. Yo seguiré aquí, en el mismo lugar de siempre, como hasta ahora.-aprieta más mi mano.-¿Qué es un verano sin vernos si tendremos muchos más por delante?
-Tienes razón pero aún así te lo tenía que decir. No me iba a ir sin avisar.
-Pero tampoco hace falta ponerse dramática.
-Tengo miedo a que cuando regrese nada sea como antes. Ni contigo ni con nadie.-agacho la cabeza y miro la colcha de la cama.
-Eh, eso no ocurrirá.-me levanta la cabeza con sus dedos.
-¿Me lo prometes?
-Te lo prometo.
Me vuelve a besar y siento como rozo el cielo con los dedos.
Al final lo he comprendido. Estoy enamorada de Axel Blaze.

Fuerza (Inazuma Eleven)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora