CAPITULO 35

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No sé que piensan los chicos sobre que Scotty juegue con nosotros. Parece que el más receptivo para nuevos jugadores es Shawn pero claro, con su personalidad cambiante no sabes por donde te puede salir.
Lo hemos puesto en la defensa y con eso he vuelto a la delantera junto a Frost. Cosa por la cual me alegro bastante.
-Escuchad, Instituto Raimon. Hemos decidido que no destruiremos la escuela Claustro Sagrado, si no a aquellos que continúan oponiéndose a la Academia Alius, es decir, a vosotros.
-¿Qué ha dicho que va a destruir?-le señalo con el pulgar mientras me giro para mirar a los chicos.
-Con vosotros acabaremos en solo tres minutos.-eso me hace mucha gracia y no contengo las carcajadas.
-No te formes tantos castillos en el aire, bonito.-le miro igual de desafiante que él.-Seremos nosotros los que os patearemos el trasero al final.
Sacamos de centro y comenzamos a avanzar a gran velocidad. Seguimos a su altura en ese aspecto.
Bloquean enseguida a mis otros dos compañeros de la delantera, pero yo, al haberme quedado atrás, sigo libre y subo al ataque con Jude y Nathan, de quien recibo un pase aéreo muy bueno.
Miro por una milésima de segundo a Erick, haciendo contacto visual entre ambos. Los dos hemos tenido la misma idea al parecer.
Le paso a Bobby y este al moreno, quien remata usando su “Tiro giratorio”
Dos de los defensas le dan a la vez y el disparo viene directo hacia nosotros. Pasa por mi lado despeinándome.
Les grito a Tori y a Jack para que estén atentos y hagan su función en el campo cuando sea el momento oportuno.
Es Shawn quien salta para librarse del marcaje al que está sometido pero estos le siguen. Entonces veo una jugada perfecta. Él también la ve y hace impulso apoyándose en los hombros de los del equipo contrario.
Cuando efectúa su “Ventisca eterna” quiero creer que va a ser útil y que con eso vamos a adelantarnos en el marcador, pero para nada es así. Valing detiene el balón sin necesidad de usar una de sus técnicas.
Abro la boca. No me lo creo. ¿Cómo pueden ser tan invencibles?
Ningún ser humano es capaz de albergar tanta fuerza en su interior, ni si quiera Mark.
Encima, el tío tiene las narices de animarnos a seguir jugando como lo estamos haciendo.
Me dan ganas de reventarle la cabeza con uno de sus propios balones. Y si no lo encuentro ya buscaré una piedra que para el caso hace el mismo efecto.
Estoy que trino porque no hay cosa que me ponga de peor humor que es esa falsa complicidad entre rivales.
Coño, eres tú el que me ha dicho que me va a destruir en tres minutos, luego no vayas de simpático por la vida.
Jude nos da la orden de cortar el ataque del Épsilon pero, francamente, es inútil. Llevan una clara ventaja.
Por otra parte, Scotty nos mira como si estuviésemos como cabras por plantarles cara a unos seres que nos quieren aplastar como mosquitos.
Lanzan contra el capitán y él no consigue pararlo. Nos acaban de meter un gol como una casa de grande.
Puedo notar la rabia de Mark fluirle por las venas. Le hago un gesto para que no se preocupe por nada, que yo me encargo de meterles un gol.
En realidad no tengo ni una conmigo pero no quiero decirle que nos van a derrotar hagamos lo que hagamos.
El crío que entre Celia y yo hemos metido al equipo no hace más que correr a un lado y al otro del campo para escapar del balón en cuanto se aproxima a él.
Parece ser el único de nosotros que puede verlas pero no hace nada por frenarles.
Estoy cansadísima y no puedo ni con mi alma. Aún así ahí sigo, de pie sin apartar los ojos de los del portero oponente. No pienso darme por vencida hasta que mi cuerpo deje de responder.
Veo que su mirada se desvía hacia arriba de unos de los edificios que tenemos cerca y yo sigo la trayectoria hasta encontrarme a alguien observando el partido.
La cabellera roja lo hace inconfundible a la vista y siento como todo mi interior se revuelve de enfado al verlo quieto, mirando y sin hacer nada.
Él también está metido en el ajo. Era de esperar.
-Escuchadme bien humanos. Dentro de diez días volveremos a medirnos con vosotros.-ay, gracias por concretar una cita.
-¿Diez días?
-Por supuesto, para eso será necesario que alguno de vosotros sobreviva hasta el día del desafío. ¿Está claro?
-No te preocupes, que morirnos es lo último que entra en nuestros planes.-le digo con tono de burla.
Oh, Dios. Acaba de chutar hacia Mark desde su posición de portero y el tiro es sinceramente una pasada.
Frost  es el que corre hacia él para intentar pararlo pero sale por los aires en cuanto lo intenta.
Lo mejor que podemos hacer es apartarnos, y si Evans tiene dos dedos de frente también lo hará.
Giro la cabeza y lo primero que presencio es a Scott corriendo para que el chut no le alcance.
Niego con la cabeza pensando que ha sido un error garrafal haberle dejado entrar en el equipo cuando él mismo tropieza y para el chut de golpe.
El gran viento desparece y cuando quiero abrir la boca para gritarles que esto es una salvajada me encuentro con medio campo vacío sin rastro de ninguno de ellos.
Se han ido sin decir ni mu. Muy simpáticos la verdad.
Me acerco al chico para felicitarle junto a todos los demás compañeros del Raimon.
Scotty ha puesto tal sonrisa que me he tenido que contener para no levantarlo al vuelo y achucharlo durante un buen rato.
Yo pensaba que su sonrisa y esa risita que se le escapaba era porque se sentía útil por una vez pero en cuanto sus compañeros del Claustro Sagrado vienen a darle la enhorabuena, se caen todos a un hoyo que el chiquitín ha cavado de nuevo.
Es un bicho con mucha idea maligna encima.
Todos parecemos de acuerdo en unirlo al equipo de manera definitiva. Nos vendría bien un defensa con una técnica como la suya, aunque la haya sacado un poco de casualidad.
He visto como se tropezaba con Jack, pero con un poco de entrenamiento típico del Raimon acabará adueñándose de ella.
Ahora solo queda que él acepte un puesto entre nosotros y asunto zanjado.
-Este Scotty es un chico muy bromista, ¿no te parece Shawn?-le pregunta Kevin, quien está a mi lado. Él de pelo plateado tiene cara de circunstancias y los dos nos giramos preocupados.-¿Pero qué te pasa?
-Que no he servido para nada en absoluto.
-Si te vas a poner así, yo tampoco. ¿Y qué?
-Eso, eso. Si el único que ha hecho algo a sido el chico este y eso que ha sido de chiripa.-intento animarle.
-¡No he podido hacer nada de nada!-grita mientras la expresión facial le cambia drásticamente.-Eso no es posible, tengo que ser perfecto siempre.
Me acerco a él con paso lento pero decidido.
Lo que ha dicho me representa a mi durante muchos años de mi vida y sé como se siente y como duele el fallar en una tontería cuando tienes metido en la cabeza que no debes cometer ni un solo error.
-No digas eso.-pongo una mano en su hombro.-Que no es para tanto. Tenemos diez días para enseñarles de lo que somos capaces, ¿o es qué esperabas marcarles un gol en solo tres minutos? Nadie puede hacer eso a no ser de que juegues contra un equipo cutre y desastroso.
-¿Y qué equipo es así?-tras mis palabras parece más relajado.
-Estos cuando solo eran siete jugadores y su delantero estrella era Kevin y no sabía casi ni como darle al balón.-recuerdo los tiempos cuando les conocí hace ya unos meses atrás.-Tenías que verlos…Yo solita podía con el equipo entero.
-¡Eh!¡No vayas contando esas cosas!-me dice mi amigo en tono de cabreo falso.-Que sepas que yo sigo siendo el delantero estrella.
-Eso porque tú lo digas.-le saco la lengua y nos reímos.
Por lo menos he conseguido que sonría un poco.
(…)
Salgo de los baños ya vestida y con el pelo húmedo. No hay nada mejor que un ducha relajante y calentita después de haber sudado.
Tras unos días en el norte agradezco enormemente la calidad del clima que hay aquí, porque, siendo sinceros, allí apenas me duché ya que temía que el agua, cuando empezase a salir, se congelase y se formase estalactitas. Además, que pasaba de congelarme el culo para nada, si total con un buen desodorante durante cinco días nadie lo iba a notar.
Puede que sea un poco de guarra pero me da igual, hacía demasiado frío como para desnudarse.
Voy por los pasillos tan tranquila mientras disfruto del sonido de los grillos. Me recuerda a las noches de verano.
Este lugar me genera mucha paz, si pudiera quedarme lo haría para siempre pero, inevitablemente, tenemos que seguir buscando jugadores para vencer a la Academia Alius.
-Veo que no has cambiado en absoluto.-una voz a mi espalda hace que me de la vuelta.-Sigues tan guapa como siempre.
-Una pena no poder decir lo mismo de ti, Xavier.-hablo sin darme la vuelta.-¿Eras tú el de ayer a la noche?
Me giro para mirarle esta vez. La pregunta se responde por si sola, todo ha encajado mientras jugábamos contra Dvaling.
-¿Y quién iba a ser si no?-le fulmino con la mirada.-Venga, no te lo tomes a mal. Solo quería verte antes de que tú me vieses a mí.
-¿Y por qué, si se puede saber?
-Porque me gusta más la Adrianne tímida e indefensa que conocí en el orfanato a la que saca todo su carácter para no ser dañada.-no se le escapa ni una.-Tenía claro que tu potencial como jugadora era impresionante pero lo que he visto hoy ha sido…más de lo que esperaba.
-Qué bien.-suelto encogiéndome de hombros.
Pretendo dar la charla por acabada. Si no va a decir nada importante no quiero saber nada de él.
-No te vayas, espera.-atrapa mi mano con delicadeza, como la noche anterior.-Quería pedirte perdón por lo del orfanato.
-Un poco tarde para eso. De todas formas ya da lo mismo…Fuimos amigos durante un tiempo hasta que decidiste olvidarme para estar con el resto.
-Y creo que fue uno de los errores más grandes que he cometido.-suelto una risa escéptica.-Lo digo enserio.
-¿Hacer amigos fue uno de tus mayores errores?¿Esperas qué me lo trague?
-No me refiero a eso, tonta.-me da un golpe ligero con los dedos en la frente.-Quiero decir que me alejé de ti por hablar con más niños cuando lo que tendría que haber hecho es llevarte conmigo.
-¿Y ahora ser como vosotros? No, gracias.-suelto un bufido y lo aparto de mi camino.-A este paso voy a ser yo la que te de las gracias por desaparecer de mi vida.
-Siegues siendo irónica.-niega mientras se ríe.-Hay cosas que no cambian, ¿eh?
Sin darme cuenta vuelve a estar muy cerca de mí y sus manos pasan por mis brazos desnudos hasta llegar a mi cara, donde se posan un segundo en mis mejillas y luego pasan a enredarse en mi pelo mojado.
-¿Qué haces?-pregunto casi sin voz.
-Mirarte.-susurra sin darle importancia.
Puedo notar su respiración chocando contra mi cara. Quiero irme pero mis músculos no obedecen y sigo parada enfrente de él mientras mis ojos viajan por todo su rostro. Sigue teniendo los ojos verdes como esmeraldas y las mejillas sonrojadas.
Su cara se acerca cada vez más a la mía. Veo a la perfección cuales son sus intenciones y me aparto con cierta brusquedad antes de que pueda besarme.
Espantada lo miro como si hubiese perdido el juicio.
-No lo vuelvas ni a intentar.-lo amenazo con el dedo.-No puedes ir por ahí haciendo estas cosas.-estoy al borde de perder los nervios y de empezar a hiperventilar.
-Yo no voy besando a toda mujer que se pone en mi camino. Si es a eso a lo que te refieres. Tampoco te he besado a ti. Ojalá los dos fuéramos como antes, ¿verdad?
-No sabes lo que dices. Volver hacia atrás ni para coger carrerilla.
-Sé lo que digo a la perfección Adrianne.
Ha clavado sus ojos verdes en mí y no parece querer apartarlos.
-¿Resulta que ahora tengo que darte la razón? Pues no, Xavier. No. Y ahora…ahora me voy antes de que mis amigos empiecen a preguntarse donde me he metido.
-Nos volveremos a ver.
-No.
-No era una pregunta.
Tan pronto como mis piernas responden salgo corriendo en dirección a la caravana. ¿Qué mierdas acaba de pasar? Esto ahora no, por favor. Entre que Samford no me conteste, Axel esté en paradero desconocido y Xavier…Sólo falta que me atropelle un coche.
Llego sofocada con los demás, quienes me miran con mala cara porque he tardado más de lo normal.
Pido disculpas y me siento con ellos a disfrutar, aparentemente, de la cena ya que lo único a lo que me dedico a remover la comida con el tenedor y, al rato, levantarme alegando que no tengo hambre y que me voy a dormir.
Necesito pensar en tranquilidad y no hay mejor lugar que la caravana. Algo me dice que esta noche tampoco voy a pegar ojo.
(…)
A la mañana siguiente nos despedimos de los “chicos zen” y Aquilina nos dicta el plan.
Es hora de volver a casa para practicar hasta que Épsilon ataque de nuevo. Por fin una noticia que me pone feliz.
Ya una vez dentro del autobús, Frost me cede sus piernas para apoyar la cabeza para que descanse. Las ojeras que tengo no son ni medio normales.
-Bueno, se mire como se mire este Scotty era un chico muy divertido.
-¿No deberíamos haberle fichado para el equipo?
-Que va, mucho mejor así.-tengo los ojos cerrados pero me estoy enterando de toda la conversación. Estoy preparada para la joya que va a soltar Willy.-Si le tuviéramos en el equipo seguro que acabaríamos perdiendo hasta la posibilidad de ganar.
-No te creas que contigo en el equipo tenemos muchas.-suelto haciendo que todos se rían.
-Chicos, esto…perdonar que os interrumpa pero…-Jack parece nervioso.
Por simple curiosidad me vuelvo a sentar y miro en su dirección.
-¡No me fastidies!
-La madre que lo parió.
El niño se nos ha colado dentro del autobús y no nos hemos ni dado cuenta de que lleva aquí metido durante el trozo que llevamos.
Vuelvo a bajar la cabeza y me río en un susurro. Soy muy fan.
Tengo que intentar dormir aunque sea un poco antes de que hagamos la siguiente parada. Me acomodo en las piernas de mi compañero y este me tapa con una manta que alguien le ha pasado mientras me aparta un par de mechones de mi rostro.
El mundo parece no querer dejarme en paz y nada más cerrar los ojos recibo una noticia que me mata.

Fuerza (Inazuma Eleven)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora