CAPITULO 57

706 44 2
                                    

Me dejo caer en el sofá de mi pequeño piso. Ya no puedo más con la vida ni quiero poder con ella. Hoy no. Sólo me apetece quedarme en la cama sin apenas moverme durante tres días y que nadie me diga nada. A parte, me duele hasta la último pelo de la cabeza.
Abrazo un cojín con fuerza y luego lo pongo contra mi cara para pegar un grito bien fuerte  para ver si con eso se me pasa pero no funciona ni de lejos.
Soy consciente de que Byron me está escuchando desde el baño porque todavía no he oído la llave del agua abrirse.
Axel no me ha dado cara después del entrenamiento. He intentado pararle antes de que saliese de los vestuarios pero lo mejor que he recibido ha sido una mirada fría.
He preferido dejarle en paz. No sirve para nada intentar solucionarlo todo de golpe. Tengo que darle tiempo, para él tampoco es fácil.
-Te noto frustrada.-Byron, que todavía no se ha duchado, se sienta a mi lado.
-Axel es idiota.
-Sí.-corrobora.-Pero no podéis vivir el uno sin el otro. Lo he comprobado hoy.
-¿No se suponía que tú te mueres por mis huesos?-le pregunto.
-Tanto como para morirme por ti…Me gustas muchísimo pero no para tirarme a las vías del tren porque me hayas dicho que no.
-No sé si sentirme ofendida o tranquila.-pongo una mano sobre mi barbilla.-Por lo menos no eres alguien por el que debo preocuparme.
-Soy poco problemático.-me da un pequeño empujón con el hombro.-¿Por qué no le escribes y lo habláis tranquilamente?
-¿En un lugar público? Ni en broma. Pueden vernos y si eso pasa…-niego con la cabeza.-Además, ¿para qué? Es un orgulloso. No aparecería.
-Haz la prueba.-niego de nuevo.
En un visto y no visto coge mi móvil del bolsillo de mi chaqueta.
-¡Eh, dame eso!-le pido intentando recuperarlo.-¡No vale, Byron!
-Déjame hacer mi trabajo de cupido en paz.-dice entre risas mientras escribe algo.
-¿Qué estás poniendo?-no veo nada porque no para de moverse.-Ni se te ocurra mandarlo.
-Claro…
Sigo intentando alcanzar su mano para arrebatarle mi teléfono pero acabo desistiendo. Se ha puesto de pie y contra eso no puedo luchar. Es demasiado alto.
-Ya está.-me lo tiende con una sonrisa.-Le he dicho que le esperas en la torre en media hora. Yo que tú iba tirando hacia allí.
-¡¿Qué?! Pero, pero…-miro mis pintas.
-Estás perfecta. Venga.
Me tiene que empujar hasta la salida y, una vez estoy en el descansillo, cierra la puerta sin darme las llaves.
Byron acaba de echarme de mi propia casa.
(…)
Llevo más de media hora esperando apoyada en la barandilla a que el rubio aparezca. Sinceramente hace un rato que he dejado de tener esperanza en que eso ocurra. Y más contando que Axel es siempre puntual.
Ni si quiera sé si ha leído el mensaje que le ha dejado Byron usurpando mi identidad. El aparatito se ha quedado tirado en mitad del sofá.
Comienza a anochecer. El sol va desapareciendo dando lugar a un manto de estrellas que apenas consigue iluminar el césped que hay a mi alrededor. La única luz que queda es la de la farola cercana al banco donde he dejado la chaqueta de la equipación.
En Japón ya hace calor y la humedad no ayuda en absoluto.
Cierro los ojos y dejo caer la cabeza hacia delante. Mi larga melena se desliza hacia abajo cubriendo mi cara al completo.
Si me inclino un poco más es muy probable que me caiga de cabeza.
-¿Tienes complejo de Rapunzel o qué?
Levanto la cabeza para ver de dónde proviene esa voz pensando que es Axel.
Resulta ser Bryce. Está sólo mirándome desde abajo con las manos metidas en los bolsillos.
-Yo no soy un príncipe pero puedo servir.-le noto la voz sincera.-¿Me dejas subir o me largo por donde he venido?
Suelto un suspiro largo y pesado.
-Eso es un sí.-sonríe y pega un salto hasta la barandilla para luego darse impulso.-No iba a subir una cuesta como esa.
Le miro con una ceja levantada. En ningún momento le he dicho que sí.
-¿Qué parte no entendisteis de que os olvidarais de mí?-cuestiono.-Limpiaos bien los oídos. Estáis sordos como tapias.
-Agradece que no haya venido con Claude.
-y tú agradece que te hable todavía.-respondo a la defensiva.-En serio, estoy ocupada. ¿Qué quieres?
-¿Ocupada haciendo de niña del pozo? Porque es lo que he visto.-le fulmino con la mirada.-Está bien. Está bien. Estaba paseando y te he visto.
-Y has decidido que lo mejor era saludarme. Bravo.-le aplaudo.-Empiezas a tener la misma inteligencia que Claude.
-Tienes razón. Paso demasiado tiempo con él. Pero llevamos tanto tiempo encerrados en la base que…
-¿Te has saltado las normas?-abro los ojos alucinada.
-Sí.
-Te estás pasando al lado oscuro…Bueno, al más oscuro. En el oscuro ya estás.-me quedo pensando si lo que he dicho tiene sentido.-Ya me entiendes.
Me mira medio sonriente al ver que le trato como si nada hubiese pasado.
-No te he perdonado si es lo que crees.-levanto la vista al cielo.-Pero llevo aquí un buen rato sola y cualquier compañía es mejor que eso.
-¿Esperando al chico rubio?
-No, ya no-recojo la chaqueta del banco y me la pongo.-Vuelvo a casa. No va a venir.
-¿Quieres que te lo traiga?
-No. Suficiente habéis hecho ya. No hace falta que me la líes más.-le pongo una mano en el hombro.-Nos vemos dentro de unos días Bryce. ¿O debería decir Gazelle?
(…)
Tengo los nervios a flor de piel y creo que el sarpullido que me ha salido en el cuello es producto de ello.
Me rasco. Esto pica demasiado.
Por lo menos la camiseta del uniforme lo tapa y nadie puede verlo, pero el tacto de la tela al rozarlo hace que me quiera quitar la piel a cachos.
Si sigo pasando mis uñas con tanta energía me voy a acabar haciendo sangre, y lo que menos me apetece es tener una mancha roja cerca del cuello de la camiseta.
El sudor no ayuda y hoy tenemos entrenamiento debajo de un sol que pega muy fuerte.
Ayudo a afinar la formación ahora que tenemos a Byron. Entre él y Axel el equipo tiene un ataque mucho mayor. Sólo falta que no se maten entre ellos.
Que ayer no apareciese ha conseguido avivar la parte malvada del dios.
He decidido dejar la mente en blanco pero no da los resultados que esperaba. Acabo pasándole el balón a la nada mas absoluta.
Los demás se detienen a mirarme sin entender porqué he mandado la pelota hacia un lado en el que no hay nadie. Perfecto.
Me quedo observando como el objeto redondo se aleja hasta chocar con la colina de hierba. Gracias a esto veo como Shawn se marcha por esta.
-Shawn…
Se nota desde lejos su profunda tristeza y frustración por no poder jugar a nuestro lado.
Es injusto. Todo es injusto. No quiero que esté así.
Intento ir a tras él pero el agarre firme de Jude detiene todas mis intenciones. Me giro dudosa y él niega con la cabeza de manera lenta mientras suspira.
Centro mi mirada en el suelo y arrastro los pies hasta llegar a mi posición para continuar con lo que estábamos haciendo, aunque lo que en realidad quiero es correr hasta el chico de pelo blanco y abrazarle.
Llega el final del entrenamiento y yo sigo igual que hace una hora. Cabizbaja y con mil cosas rebotando por mi mente.
Erick me pasa el brazo por los hombros y me sonríe.
Ni si quiera le miro. Deshago su enganche y avanzo hasta los vestuarios femeninos.
Me dejo caer en uno de los bancos de hierro para después apoyar la cabeza en mis manos tapándome los ojos. Me dejo llevar por el silencio del lugar y lo disfruto.
Repaso la situación de mi compañero punto por punto intentando buscar algo que sirva de ayuda pero sirve para absolutamente nada.
Lo que le pasó a su familia fue una auténtica tragedia. Frost tan sólo era un niño que de golpe perdió todo y se quedó solo en el mundo.
No me doy cuenta de que alguien ha entrado hasta que no noto una sensación cálida en mis muslos desnudos.
Abro un ojo, veo a Axel y lo vuelvo a cerrar. Ahora mismo no quiero tenerle cerca, porque lo que más necesito es comprensión y cariño.  Tengo miedo a que ninguno de los dos pueda controlar sus impulsos.
-Adrianne.-no contesto.-Adrianne.-lo vuelve a intentar pero sigo sin hacerle caso.
De repente noto un reguero de besos húmedos en mi cuello y doy un salto hacia delante quedándome de pie con una cara que tiene que valer oro.
Totalmente desencajada le miro y él solo se ríe de mi reacción.
-Eres tonto.-le espeto mientras me pongo roja.-Pero tonto de remate.
-Quería que reaccionaras y esto es lo más efectivo que se me ha ocurrido.-se encoje de hombros y parece que no tiene importancia.-Venia a pedirte disculpas. Y a preguntarte si vienes conmigo y con Jude a la Torre.
-Paso.
No tengo yo humor para ponerme a subir cuestas. Lo que quiero es llegar a mi casa y echarme una crema de aloe vera en el sarpullido, que con esta tontería me está volviendo a tocar las narices.
-También nos podemos quedar aquí.-usa un tono entre vacilón.-No creo que nos vengan a buscar.
Se acerca peligrosamente a mí y yo retrocedo.
-¿Tú no estabas cabreado conmigo y con Byron?
-Byron se ha ido con Erick y Bobby a tomar algo, así que ese ya no es problema. Y contigo es imposible enfadarse más de un día.
-Ayer me puse muy cabezota.-reconozco.
-Sí pero eso ya da igual.-se acerca más a mí.-¿Entonces nos quedamos aquí, no?
-Que no. Tú con Jude y yo a mi casa.
Se me acaba el espacio y me como la pared de lleno. Mi espalda está pegada completamente a la superficie fría y blanca. El pelo pincho está casi sobre mí, a unos cuantos centímetros de mis labios, dejando que su aliento se choque contra estos.
Quiero besarle y a la vez no. Si lo hago le estaré poniendo aún más en peligro. No sé hasta que punto la Academia Alius tiene ojos.
Es tanta tentación que desvío mi vista al techo para no encontrarme con sus ojos negros y llenos de algo que no suelo conseguir descifrar.
Debe notar mi mirada puesta en cualquier cosa menos en él y desliza los dedos de una de sus manos por mi barbilla y luego me hace bajar la cara para ser él el centro de atención.
Estoy nerviosa y tiemblo. A Blaze le encanta cuando pasa eso y su sonrisa triunfante lo demuestra.
-Me gusta cuando te pones nerviosa.-me dice.-Te pones guapísima.
Me quedo callada. Mis palabras han decidido quedarse dormidas.
-Eres tan perfecta.-susurra en mi oreja.
Mi piel se eriza y creo que voy a desfallecer aquí mismo.
Ataca mi cuello sin ni si quiera preguntar. Lo muerde, lo besa y lo lame mientras yo intento acallar los gemidos que quieren salir de mi boca. Pasa por la barbilla, sigue el recorrido hasta el moflete y ataca mis labios.
Un beso feroz y cargado de deseo.
Sus manos se posan en mis caderas y las aprieta con fuerza mientras me atrae más hacia su cuerpo. Seguimos con la guerra de besos sin casi apenas separarnos para coger aire. Nuestros cuerpos empiezan a tener calor.
Le quito la camiseta de un tirón. Miro ese pecho bien marcado por horas de ejercicio y gimnasio. Creo que desde la última vez que lo vi sin nada que le cubriera el torso, está mucho más bueno.
Me deleito con la imagen mientras el rubio se ríe.
-Creo que es mi turno.-su voz es ronca.
Sus manos ágiles cogen el borde de mi camiseta y la levantan sin miedo alguno. Acaba tirándola por alguna parte del vestuario y yo me quedo en sujetador delante suya. Me mira de arriba abajo y se relame los labios.
Nos volvemos a besar con pasión mientras paso mis manos juguetonas por sus perfectos abdominales, delineando las líneas bien marcadas.
En algún momento he perdido los pantalones y él también. Lo único que nos detiene es nuestra ropa interior. No para de agarrarme el culo, que no está protegido por ninguna tela, con tanta fuerza que pienso que me va a hacer moratones.
Con dificultad suelta mi sujetador y pasa las yemas de sus dedos por mis pechos.
-¿Chicos estáis bien?-la voz de Sharp nos detiene.
Nos miramos alarmados y luego al desparrame de ropa que hay.
-Eh…¡Sí, sí!¡Ahora salimos!-grito mientras pienso que parte de ropa va primero.
-Me voy adelantando.
Me tiro como una jabata a coger la camiseta y me la pongo a la velocidad del rayo; luego los pantalones y, por último, vuelvo a calzarme las deportivas.
Blaze me mira sin saber que decir.
-Esta no es la mejor manera de protegerte.-acepto lo que ha pasado.-Pero…
-No puede volver ha ocurrir. Lo pillo. Me lo has dicho ya muchas veces.
-Y parece que sigue sin quedarnos claro.
Antes de salir agarro el sujetador y lo tapo con la chaqueta que llevo en la mano. No espero ni al pelo pincho, que como la última vez, va a pedo burra y sólo se ha puesto los pantalones y una deportiva.
Me peino con los dedos antes de abrir la puerta y ver que el de rastas no está en frente. Me alegro por ello y echo a correr esperando no encontrármelo por el camino.
La suerte no está de mi parte. Nada mas derrapar en la primera curva casi me choco con él.
-¿A dónde vas tan deprisa?-me pregunta con cara de confusión.-¿Seguro que ha ido todo bien?
-Estupendamente.-suelto con una sonrisa para que no vea que tengo los labios hinchados por culpa de los besos de Blaze.-Bueno, me voy ya.
Muevo mi brazo con energía para decirle adiós y vuelvo a correr hasta llegar a casa.
(…)
En el autobús con camino al estadio de la Royal, me siento lo más alejada posible de Axel. Después de lo de ayer hemos decidido salvaguardar distancias.
Intento mantener mi vista en el paisaje mientras distraigo mi mente pensando en dónde diablos habrá ido a parar mi sujetador.
Lo debí de perder en algún momento de la carrera. Me da mucha rabia ya que era uno de los mejores que tenía pero no voy a ir por la calle preguntando si han visto un sostén por la acera tirado.
No, absolutamente no.
Salgo de cambiarme preparada para plantarle cara a ese par de idiotas, pero conforme pongo un pie fuera del vestuario veo a Jude apoyado en la pared de enfrente con algo negro en la mano.
-Creo que esto es tuyo.-me tiende la cosa negra.
La miro y mis mejillas se encienden.
Se lo arrebato de las manos y lo apretujo contra mi como si fuese un tesoro. No sé que es peor, si que Sharp lo tenga o perderlo por la calle.
-Puedo explicártelo.-le aclaro intentando que olvide la basta y cierta idea que se ha formado en la cabeza.
-No, no, no. Ahórrate los detalles.-se tapa las orejas con ambas manos.-No quiero saber lo que hacíais.-se da la vuelta para irse.-Y yo ahí fuera…-murmura mientras se va.
Pienso matar a Axel por la vergüenza que acabo de pasar. A parte, tengo que anotar en mi cerebro que no debo perder el sujetador. Siempre me pasa lo mismo.
Esperamos en el campo a que aparezcan. Mis amigos de la Royal han venido a apoyarnos y me siento mucho más confiada que antes gracias a ellos. Aún así, me muerdo las uñas y me froto y refroto las manos cada dos segundos. La espera se está haciendo insoportable.
Miro al cielo esperando a que el balón luminoso caiga estrepitosamente en la hierba y, cuando se quite la nube de humo, pueda ver tanto a Claude como a Bryce.
También giro mi vista para ver a un decaído Shawn y a Byron mirándole con preocupación.
Quiero acercarme al de pelo blanco pero no me dejan. No creen que sea buena idea hacerle sentir que es diferente. Si quiere estar solo será por algo.
Por fin aparecen y noto como mi piel se pone de gallina.
-Mira como son de formales esta gente.
-Están tranquilos sabiendo que van a ser derrotados es admirable.
Pues no, yo no estoy tranquila. El sarpullido se ha hecho mucho más grande.
-Mark Evans, pronto lamentarás haber aceptado el desafío del mejor equipo del universo.
-¿Los del Génesis nos han retado?-pregunto irónica.-¡Eso no me lo habíais contado!¡Anda, qué bien!
-¡No!¡Ellos no!¡Nosotros!-me contesta el pelirrojo como un niño pequeño.
Su amigo niega con la cabeza.
-Que cruz.-se aprieta el tabique de la nariz.-Que haya tenido que pactar contigo…
-¡No nos ganaréis!¡Y para mí el mejor equipo es aquel en el que están mis compañeros!
Ole tú, Mark. Ole tú.
-¡Bien, empecemos!
Me coloco en mi puesto de delantera con la mirada al frente. Si piensan que voy a bajar la cabeza van listos, porque por muchos nervios que tenga y por mal rollo que me de toda esta situación, yo siento lo mismo que mis compañeros. Los del Raimon nunca nos rendimos.
Nos quitan la pelota en menos que canta un gallo. Esto pinta feo. Su velocidad es muy distinta y todo nuestro esfuerzo en cambiar la manera en que nos movíamos no ha servido de nada.
Por mucho que intentemos pararles, nadie lo consigue. Chutan en nuestra contra pero Darren no lo detiene.
Me quedo con la boca abierta y miro tanto al de ojos ambarinos como al de pelo blanco, alternando entre uno y otro.
-¿Sorprendida?-me pregunta retóricamente Claude mientras pone una sonrisa malvada.
No le contesto, me dedico a pensar en una posible teoría y darle una respuesta al porqué son tan ágiles.
Me percato del remolino de gente que hay alrededor de nuestra portería y caigo en la cuenta de que nuestro portero no ha dicho ni pio y que no le he visto levantarse.
Me acerco deprisa y me meto entre ellos para ayudarle a levantarse junto a Mark y a Hurley.
-Lo siento mucho. No he podido pararlo.
-No pasa nada. Vamos, el partido acaba de empezar.
-Enseguida le damos la vuelta a esto, ya lo verás.
-Claro, en un periquete marcamos un gol en sus narices. Y si eso no pasa, siempre podemos romper las suyas.-digo a tono de broma.
-Gracias, chicos.
Esta vez Byron usa la Hora celestial y parece funcionar hasta que uno de ellos la consigue romper y perdemos el balón.
Esto es un desastre. Un gran desastre.
Sin tiempo a contemplaciones de ningún tipo, doy media vuelta y corro detrás del chaval para frenarle los pies a tiempo antes de que esto acabe en otro tanto.
Corto el pase que dan e intento buscar a alguien a quien pasárselo antes de que me lo arrebaten pero casi todo el mundo está tapado. Busco al dios con la mirada y en cuanto le veo chuto hacia él.
Este usa la supertecnica otra vez pero tiene el mismo resultado y con el mismo chico. Puedo notar la frustración en su cara.
Esta vez es Torch quien tiene el poder de tirar a puerta y sin ningún defensa delante. Simplemente maravilloso.
La Llamarada atómica es tan fuerte como el último tiro y la Mano mágica no tiene ningún efecto.
El partido me recuerda mucho al primero que jugamos contra Janus. Los goles no cesan y yo ya estoy empezando a perder la esperanza de que esto sea remontable.
Darren está a punto de caer rendido cuando Claude apunta al centro de la red y sin pensárselo dos veces tira.
Esta vez el capitán lo para con la última técnica que conseguimos a base de no dejarle mover los brazos. Pero a causa de ello recibe el impacto en toda la cabeza y cae al suelo.
-¡Mark!-grito preocupada.
Le meneo con mis manos mientras mi nerviosismo me pasa factura. Creo que nadie es capaz de entender lo que estoy diciendo.
Uso mis brazos para ponerle de pie mientras no paro de preguntarle como está o si le duele algo.
-¿Por qué habla en hebreo?-cuestiona confuso.
-¡Ay, por Dios, que el golpe le ha afectado!-eso me pone más histérica.
Los golpes en la cabeza no son buenos para nada.
-Tranquilos los dos.-menos mal que Jude mantiene la calma en estas situaciones.-Adri, tú respira y coge aire que si no te vas a ahogar. Y Mark, no está hablando en hebreo sólo está de los nervios.
-Ah…-suelta más relajado.-No os preocupéis, esto no ha sido nada.
-¿Seguro?-cuestiono dudosa.-Mira que como te quedes tonto y te tengamos que cuidar…
-Que no me voy a quedar tonto.
Atacamos más enserio que nunca. Nuestra defensa se ha vuelto muy resistente y no pensamos darnos por vencidos así llevemos cuatro mil millones de goles en contra.
Subimos al ataque pero ahí caemos. No podemos hacerlo todo. O atacamos o detenemos, pero las dos cosas son imposibles de combinar en este momento.
Supongo que Jude sabe lo que hace.
Nuestras técnicas no sirven de mucho pero me da igual. Pienso ganar este partido sea como sea y demostrarles que por mucha potencia que les de esa piedra, la verdadera fuerza se encuentra junto a las personas que te apoyan.

Fuerza (Inazuma Eleven)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora