Daba vueltas por todo el campo como si fuese un león enjaulado. Después de las clases de un lunes, me había dirigido como una posesa hacia el club de fútbol de mi instituto, que no era otro que la Royal Academy, para ver si encontraba a los chicos de una santa vez. Porque estos cada vez queme veían aparecer por un pasillo salían cagando leches hacia el lado contrario sin importarles si tenían clase en dos minutos. No pensaba volver a casa sin hablar con ellos. Me negaba en rotundo en pasar otra noche mas pensando en lo que quería decirles y en como les iba a echar la bronca de sus vidas. ¡Qué al paso que iba, las ojeras tocarían el suelo dentro de poco!
-No creas que no te he visto Jude.-por el rabillo del ojo había pillado a mi amigo intentando salir del campo con los demás.-Y los demás mover también vuestro culo aquí.
Lentamente se iban acercando con la cabeza baja y mirándose los pies como si fuese la cosa mas interesante del mundo en aquel momento.
-Adrianne...-si, no tenía nombre de japonesa. Mis padres eran italianos, pero yo nací en Japón.
Aclarando una cosa, yo no era hija de sangre del comandante, si no que era adoptada.
-¡¿Qué Adrianne ni que ocho cuartos?!-espeté con rabia.-¡Por poco los dejáis inválidos!¡¿En qué estabais pensando?! ¡Por el amor de Dios!¡¿Tanto os importa lo que diga mi padre?!
-¿Quieres calmarte?-no, no quería hacerlo. Esto sobrepasaba el nivel de moralidad de las personas.-Eran ordenes. Teníamos que obedecerlas.
-No, no deberíais hacerlo.
-¿No entiendes que ponemos en peligro muchas cosas?-Jude se acercó un poco mas aun cauteloso y me tocó el hombro.-Déjalo pasar, por favor.
-Eso es imposible Jude.-suspiré.-¡Os comportasteis como unos salvajes!¡Unos seres sin corazón!¡Intentabais destruirlos!
-Estás siendo una exagerada...-encaré una ceja y le quité la mano con la que me agarraba el hombro de un movimiento brusco.
-¿Exagerada?¿Yo?¡Admitir lo que habéis hecho!¡Lanzasteis el "Triangulo letal" a sabiendas de que los aplastaríais como si se tratasen de hormigas!
Un silencio incomodo se instaló en el espacio que ocupábamos. Miraba al capitán desafiante, mientras el solo intentaba buscar las palabras exactas que decir, pero no, no tenía nada que argumentar contra mi testimonio. Comprendía que lo que habían hecho estaba mal, muy mal y, estar a favor de la violencia solo me cabrearía aun mas, si es que eso era posible.
-¡Vosotros no os vayáis!-los demás se alejaban cada vez mas.-Vaya compañeros...¿En serio vais a dejara vuestro capitán solo ante una amenaza como puedo ser yo?
-¿Tu misma te consideras una amenaza?-preguntó David Samford con guasa.
-Mas bien, soy un peligro cuando me hacéis enfadar.-tampoco quería machacarlos. Ya había soltado mi discurso de madre.
A pesar de que yo en ese momento estaba enfadada, eran mis amigos. Los únicos capaces de ver que yo sentía y padecía igual que todo el mundo. Hacía mucho que había llegado a ese instituto pero, cuando se enteraron que mi padre era Ray Dark, toda la gente que consideraba amiga me dieron la espalda por miedo a lo que podría hacer, y a decir que si yo también era tan fría y calculadora como él. Ellos fueron los que me dieron su mano para levantarme de aquella soledad tan oscura, y eso se lo agradecería toda mi vida. Aunque las cosas que hacían no estaban del todo bien, yo los quería igual.
-Con que un peligro...¿Eh?¿Debería preocuparme por eso?-parecía pensárselo de verdad, aunque no lo hacía para nada.
-Mejor preocúpate en que no me convierta en tu peor pesadilla Samford.
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Fuerza (Inazuma Eleven)
Fiksi PenggemarEra necesario acabar con él, y eso solo iba a ser posible gracias a su fuerza, pero no a una física si no mas bien a la de voluntad y de espíritu. Millones de aventuras le esperan a la vuelta de la esquina y no piensa vivirlas sola.