Subo como puedo las escaleras del hospital, son demasiadas para un cuerpo de naturaleza cansada como el mío.
Es muy temprano, no serán ni las diez de la mañana pero el ansia me puede y en cuanto ha sonado el despertador he saltado de la cama para prepararme.
Avanzo por el pasillo mientras noto que todas las miradas se fijan en mí hasta que llego a la puerta indicada, donde llamo antes de entrar pero no recibo respuesta.
Al abrirla me encuentro con el dios dormido como un bebé. Tiene un aspecto angelical, con todo su largo cabello esparcido por la cama y un gesto relajado.
-Buenos días.-susurro en su oreja para que vaya despertando.
Remolonea mientras se queja con gruñidos más que con palabras.
Me río por su actitud de niño pequeño y me siento a un lado de la cama.
-Venga, dormilón, que hay que levantarse.
-¿Me he muerto?-niego con la cabeza mientras me río.-¿Entonces no eres un ángel que ha bajado del cielo a por mí?
-Que tonto eres.-me lanzo a abrazarle.
Tampoco es que haya pasado mucho tiempo desde que nos vimos por última vez pero quería darle las gracias de nuevo.
-Te lo vuelvo a repetir, podría acostumbrarme a verte cada vez que me despierto.
-¿Incluso si estoy de un humor de perros?
-Incluso, incluso.-se incorpora un poco cuando le dejo libre y me mira.-Wow, seguro que a Axel se le cae la baba cuando te vea así.
-¿Tú crees?¿No estoy muy rara?
Me he arreglado para verle a la tarde noche. Queda todo el día pero no tengo pensado parar por casa.
-¿Qué dices rara? Estás perfecta.-cambia su mirada a una de picardía.-Bueno, ahora cuéntame las últimas novedades.
-¿Qué últimas novedades?
Me sale una risa nerviosa mientras me acuerdo de lo sucedido.
-Oh, venga...¡Cotilleo!-se frota las manos y me mira como si yo fuese una revista del corazón.
Por mucho que parezca un chico normal para nada lo es. ¿Qué clase de persona pregunta por la vida amorosa de alguien que le gusta?
-Antes de que acabases lesionado, el día que te fuiste con Bobby...puede que casi acabáramos, esto...ya sabes, teniendo...-me cuesta una barbaridad arrancar.-Ay, no me hagas decirlo en voz alta que ya me entiendes. Menos mal que Jude nos detuvo a tiempo.
-Me lo tendría que haber llevado...Pero rechazó la oferta mil veces.-se cruza de brazos mientras pone morritos.-Me alegra saber que te recuperas rápido de mis besos.
-Tú tampoco te quedas atrás.
-Oh, en realidad no he dejado de pensar en ti en todos estos días.-me dice tan natural como siempre.-Así que tú llevas ventaja.
-No soy yo la que está preguntando por tu vida sexual.
-Si quieres te la cuento.-se encoje de hombros con diversión.-Es nula. Y más desde que me han encerrado aquí.
-Saldrás pronto.-le recuerdo.-Y podrás ir a ligar.
-Sí. Tengo demasiado amor que dar.
Niego con la cabeza por su manera de ser. Luego yo soy el caso perdido...
-Pero que sepas que no me voy a olvidar de ti.-me recuerda.
-Yo de ti tampoco. ¿Qué iba a hacer yo sin ti?
-Pues vivir mas triste.
Es un creído integral.
Me quedo un rato más con él hasta que una de las enfermeras viene a traerle el desayuno y acaba por echarme de la habitación alegando que lo único que hago es proporcionarle demasiados estímulos en vez de obligarle a que se relaje.
Le mando un mensaje tanto a Joe como a David para quedar en una cafetería del centro. Recibo una respuesta positiva por parte de los dos, que resulta que están juntos.
Tengo que hablar con Samford. No quiero hacerle sufrir con la relación amorosa que tengo con Axel.
Decido esperarles sentada en la terraza mientras me tomo un café y un bollo de chocolate. Estoy de vacaciones y nadie va a impedir que me meta en el cuerpo esa bomba de calorías.
Mucho menos de pasarme semanas masticando cada bocado treinta veces.
-Se te va a poner el culo más gordo de lo que ya lo tienes como te comas eso.-King me suelta ese comentario según llega.
-Hombre, hola, estoy bien por si te lo preguntabas...-paso de él y miro al del parche.-Hola, ¿qué tal va tu pierna?
-Mejorando.-se sienta en una de las sillas que he añadido a la mesa para cuando vinieran.-¿Y tú?
-Oh, bien, al final lo del partido no fue para tanto. Era más cansancio que otra cosa.
-Os animamos hasta el último segundo.-vuelvo mi cabeza hacia Joe y le penetro con la mirada.-Me das miedo cuando haces eso. Para.
No le hago caso y sigo con la vista puesta en él como si pudiese ver a través de su cuerpo.
-Adri, déjale. Que luego tiene pesadillas y me llama a las tres de la mañana.
Me aguanto una carcajada tapándome la boca con ambas manos.
-¿Tenías que decirlo, no?-protesta mirándole mal.
-¿En serio tienes pesadillas cuando te miro así?-cuestiono sin creérmelo.-Oh, que monada...-le sobo la cabeza con ternura.-Es el mejor halago que podías hacerme.
-Perfecto, ahora me trata como si fuese su perro. ¡Y encima le dices que da miedo y se lo toma como si eso fuese bueno!
-Es la cosa mas maravillosa del mundo. Eso demuestra que por fin hago algo bien.
-Pues podrías utilizarlo con la de física si nos da el año que viene.-pone los ojos en blanco.
-Esa bruja está hecha a prueba de bombas, de virus hipercontagiosos, y hasta de un apocalipsis zombie.-sólo recordarla me da flojera.
-Eso os pasa por meteros en ciencias.-se ríe de nosotros David.-Encima vosotros dos, que parece que le tenéis alergia a estudiar.
-Uy, no veas, es hacerlo y no poder respirar.-asiento hacia las palabras de mi amigo.
-¿Y cómo pensáis sacaros el titulo? Porque ya os digo yo que dormir con los libros pegados a la cabeza no sirve de nada.
-Chuletas, querido amigo, chuletas.
-También se pueden robar los exámenes.
-O hacerle algún favor a los profesores...-me guiña un ojo mientras pongo cara de asco.
-Eso te lo dejo a ti, King. Buena suerte en las aventuras que te esperan debajo de la falda de la señora Leblanc.
-Ay que asco por el amor de Dios.-su cara en este instante vale miles.-A saber como tiene que tener...eso.
-Seguro que no se depila las ingles desde los tiempos de Matusalén.-nos reímos del pura repulsión que nos da.-¿Quién sabe? Igual es una pantera en la cama y te pide una y otra y otra vez que le metas tu torreón.
-Ya puede estar eso recubierto de oro, que no pienso acercar a mi amigo ahí ni borracho. ¡Qué seguro que acabo pillando algo raro!
-¿Y sus bragas?¿Cómo serán sus bragas?
-De fijo que lleva de esas de abuela color carne que le recogen hasta la última lorza de su cuerpo.
-¿Y luego os preguntáis por qué os echan de la mitad de las clases?-Samford nos mira horrorizado.-Creo que comprendo muy bien a vuestros compañeros...
-Aguafiestas.-nos quejamos.
Seguimos hablando, pero esta vez de temas nada extraños y en los que podamos integrar al pobrecito de pelo blanco. Que ya suficiente ha aguantado con nuestra asquerosa conversación sobre los genitales de la profesora de matemáticas.
Al final Joe se acaba largando después de repetirle la misma señal mil veces. Y no porque la pillase sino porque he acabado dándole una patada y señalando la calle dirección abajo mientras el otro estaba despistado mirando su móvil.
Nos quedamos solos. Él revuelve los hielos de su bebida mientras yo me miro las manos sin saber muy bien por donde empezar.
Levantamos la vista a la vez y cuando chocamos la volvemos a bajar. Es surrealista que nos esté pasando esto a nosotros dos.
-Tengo que hablar contigo.-soltamos a coro.
Nos miramos incrédulos por lo que acabamos de decir. Ahora resulta que tenemos telepatía y no nos habíamos percatado de ello.
-Tú primero.-le cedo la palabra.-No se te ocurra decir que las chicas primero.
Le veo las intenciones incluso antes de que abra la boca.
Vale...pues...esto...-tartamudea y sus mejillas adquieren un color rojo bastante fuerte.
-David o arrancas o te arranco la cabeza.
-No estoy enamorado de ti.-me quedo muda.-lo siento, no quería decirlo tan brusco es que...Ya sé que te dije que sí pero me he dado cuenta de que es que no-se pone nervioso mientras intenta arreglar algo.
-Cariño, tranquilo.-le freno con las manos.-Te iba a decir que no quería hacerte sufrir con el tema de Axel. Quería buscar una manera de no dañarte.
-¿Qué? Lo estás diciendo para que me sienta mejor.
-En serio, que no. Esto no ha ido a ningún sitio nunca. A los hechos me remito.
Cada vez que lo intentábamos algo pasaba para que no separásemos.
-Al final Axel te ha enamorado.
No veo dolor en su cara. Tiene esa típica sonrisa tímida de siempre.
-¿Y tú como sabes eso?-cuestiono divertida.
-Le miras igual que lo hacías conmigo. Hasta diría que el sentimiento es más fuerte, porque chica, sólo hace falta que se te caiga la baba.
-¡Oye!-nos reímos. Eso alivia lo poco que quedaba de tensión.-¿Parece mentira, eh? Tú y yo hablando de amor sin querer besarnos.
-Sí, la verdad es que sí...Pero esto no quita que te siga queriendo, aunque en un plano diferente.
-Yo también te quiero. Ahora somos muy buenos amigos. Y ahora dime, ¿has conocido a una chica? Que sepas que pienso amenazarla si es necesario.
-No, de momento no.
-Tienes todo el verano por delante y el gran ayudante que es Joe. No sabes la cantidad de tías que le dan su número porque les parece gracioso, luego le conocen y salen despavoridas. Pero puedes aprovecharte de eso.
-¿Tú crees que encontrará algún día a una chica que de verdad le quiera tal y como es?
-Podrá ser muy tonto, no pillar las señales, meter la pata cada tres por dos...pero es una bellísima persona y un gran tío.-no por nada es uno de mis mejores amigos.-A parte de que tiene unas manos muy ágiles.
-No empecemos...-me amenaza.
-¡Ah, sí, se me olvidaba!-me percato de un par de cosas.-El colgante, ten, toma.-intento quitármelo pero él me detiene.
-Quiero que te lo quedes.
-Pero David era de tú abuela...
-Y ahora es tuyo. Te lo di por algo.
-Bueno pero, ¿me dejarás devolverte la chaqueta, no? Tengo que lavarla pero mañana te la doy.
-No, esa también te la puedes quedar. Sé que te gusta mucho.
-¿En serio?
-Que sí. Mira que eres pesada.
-Jo, muchas gracias.
No me quedo mucho rato ya que quiero ir a comer con el señor Hilman para comentarle un par de cosillas y luego ir a despedirme de todos los chicos que mañana volverán a sus respectivas ciudades.
Puede que poco a poco mi vida vaya mejorando. Este verano tiene pinta de empezar muy pero que muy fuerte.
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Fuerza (Inazuma Eleven)
FanficEra necesario acabar con él, y eso solo iba a ser posible gracias a su fuerza, pero no a una física si no mas bien a la de voluntad y de espíritu. Millones de aventuras le esperan a la vuelta de la esquina y no piensa vivirlas sola.