CAPITULO 21

1K 59 1
                                    

Los trillizos vuelven al ataque con el “Tornado Inverso”, pero esta vez Mark consigue pararlo gracias a la “Mano Celestial” y yo suspiro aliviada de solo tener que marcar un solo gol para empatar en vez de dos.
-¿Y ahora qué?-pongo una sonrisa victoriosa.
-Esa es la famosa “Mano Celestial” de la que tanto se habla.
-Parece que no fuimos los únicos en ocultar técnicas en el duelo del otro día.
-Somos capaces de neutralizar esa supertecnica.
En cuanto nos despistamos un poco vuelven a estar pisando nuestro terreno dispuestos a sumar a favor de su marcador pero ninguno de nosotros piensa dejarse ganar tan fácilmente. Jude y Max rodean a uno de los trillizos, veo sus intenciones de pasar la pelota a uno de sus hermanos y, en vez de taponar yo también, doy un salto interceptando el balón. Suelto una carcajada cuando paso por su lado e intento recorrer la mayor distancia posible antes de que los defensas vengan a pararme los pies. Le paso la pelota a Erick, quien me deja atrás, y corre lo más rápido posible para llegar a nuestros delanteros pero en un visto y no visto lo tienen cerrado y sin posibilidades de mandarnos el balón a ninguno, por lo que surjo de la nada para colarme entre los del equipo contrario tan velozmente que dudo si me han visto. Mi compañero lee mis intenciones y me hace un pase con el que salgo disparada a portería y, una vez delante del portero, chuto con todas mis fuerzas con mi “Tiro Espectral” aunque es parado sin ninguna complicación.
-Mierda…-susurro para mi.
-Os dijimos que no hay nada que nos pueda ganar.-se jacta uno de ellos.
-Ni si quiera la delantera estrella de la Royal Academy es capaz de acabar con nosotros.
-Lo que vosotros digáis.-no pienso quedarme ahí escuchando tonterías, por lo que les doy la razón como a los tontos mientras me marcho.
Es todo el rato un tira y afloja entre los dos equipos ya que ninguno quiere perder y quedarse a las puertas de la final, eso si, tenemos que hacer un gran esfuerzo para que no nos metan ni un solo gol más, ya que los trillizos no paran de atacar todo el rato.
En una de esas, cuando un centrocampista del Kirkwood llevaba el balón, aparece uno de ellos y le arrebata la pelota como si se tratase de un jugador de nuestro equipo.
-Pero menudo compañeros están hechos.-suelto mientras resoplo y le dedico una agradable sonrisa al chico al que le acaban de quitar el balón.
A tan solo diez minutos del final del primer tiempo me percato del fallo garrafal que tienen. Son tan competitivos que ha llegado a un punto en el que los demás integrantes del Kirkwood han dejado de existir para ellos. Los pocos pases que les hacen no son ni buenos y la pelota acaba saliendo del campo dándonos una oportunidad en bandeja que, por supuesto, no pensamos desaprovechar.
Me reúno con Bobby, Erick, Mark y Jude para hablar sobre lo que acabamos de presenciar y la manera en que podemos aprovecharlo
-Los trillizos empiezan a impacientarse.-dice mi ex capitán.-Concentrémonos en nuestra defensa, y luego al ataque.
-Ya, pero tendrán a Axel y a Adrianne bajo vigilancia para que no intenten nada.-asiento a lo que dice Evans.
-Bueno, ¿entonces qué es lo que vamos a hacer?-muy fácil.
-Aprovecharnos de esa vigilancia.-contestamos Erick y yo a la vez. En serio tenemos que dejar de hacer eso.
-Claro que si. Eso será lo mejor desde luego.-el mejor creador de juego nos da la razón.
Tengo ordenes muy claras que debo cumplir al detalle si queremos que esto salga bien por lo que no puedo perder la concentración ni un solo minuto. Mark saca y el balón cae a los pies de Bobby haciendo pensar a los trillizos que les estamos dando la ventaja de sus vidas, pero para nada es así. Sharp nos dirige una mirada y Kevin, Blaze y yo nos vamos por las bandas haciendo que todos nos sigan, dejando un gran hueco en el centro del campo para crear un buen ataque. Schiller le lanza la pelota a Jude y este aprovecha para pasársela a Eagle quien, con los otros dos, crean el “Tripegaso” con el que marcamos un golazo. Sonrío dedicando una mirada de superioridad a mis tres “amigos” para luego lanzarles un beso recochineándome de la buena idea que hemos tenido.
-A esto es lo que yo llamo jugar al despiste.-doy un salto apoyándome en los hombros de Axel el cual me coge al vuelo dejándome apoyada en su espalda.-Tus manos fuera de mi culo ahora mismo.
-Está bien.-las quita de repente y casi hace que me de la leche del siglo delante de un centenar de personas.
-Mira que te unes a la lista de personas non gratas en mi vida junto a esos tres.-señalo a los trillizos.
-No lo creo, me adoras demasiado.-le saco el dedo sin ningún tipo de disimulo.
Es tiempo de descanso y en cuanto llego al banquillo me voy a por mi botella de agua. Me muero de sed y no puedo con mi alma del calor que hace esa mañana. Los ánimos en el equipo son pésimos ya que sabemos de sobra que van a corregir el fallo de la cooperación y, además, falta que usen la otra técnica que ni si quiera Mark es capaz de parar. Aprovecho que quedan unos minutos para ir al baño para mear, que si no seguramente mi vejiga me la juegue en la segunda parte y no me apetece ir incomoda mientras corro de un lado para otro. El señor Hilman me lanza una mirada que me advierte de que tenga cuidado y yo asiento levemente. Nadie de los presentes ha querido acompañarme, ni si quiera las chicas por lo que no me queda otra que irme sola hasta allí. Entro en el de mujeres y voy directa al cubículo. Una vez salgo me siento muy aliviada, solo me queda lavarme las manos, y eso hago pero cuando levanto mi vista me doy cuenta de que no estoy sola, si no que el detective Smith se encuentra apoyado en la puerta.
-Creo que se ha confundido de baños, detective Smith.-me enjuago el jabón de las manos.-Este es el de mujeres.
-¿Leíste mi carta, Adrianne?-asiento mientras me seco las manos.-¿Desde entonces no te ha pasado nada extraño?
-No.-miento. La verdad es que lo de Byron me inquieta bastante pero me lo callo.-Ya hablaremos mas la próxima, ahora tengo que volver al partido.
Me deja pasar porque sabe que no me puede retener en contra de mi voluntad pero a notado que miento como una bellaca.
Sofocada vuelvo con mis compañeros e intento actuar tan normal como si pensar en el capitán del Zeus fuese lo típico. A parte, es mejor centrarnos en ganar contra los tres gemelos pesados a los que llevamos aguantando, en mi opinión, demasiado rato.
La segunda parte da comienzo con el saque de centro del Kirkwood, quienes en seguida se plantan delante Mark sin que podamos hacer nada para detenerlos ejecutando su “Triangulo Z” que termina colándose en la red y dejándole sentado en el suelo.
-¿Qué?¿Habéis visto?-nos dicen a Axel y a mi.
-El “Triangulo Z” es la técnica mas fuerte.
-No permitiré que os salgáis con la vuestra.-Blaze vuelve a estar serio como los anteriores días.
-Enséñanos como piensas hacerlo, nos morimos de ganas.
-Tranquilos, que lo mejor se hace esperar.-les contesto mientras tiro de mi amigo para que cierre la boca antes de que yo tenga que ser la que ponga paz entre todos.
Ahora con un gol de desventaja el partido continua igual, ninguno de los dos cede ante el adversario y nos pasamos el rato quitando y controlando el balón. Intentan hacer el “Tripegaso” pero el antiguo amigo de Erick, Silvia y Bobby lo para sin problemas, dejándonos así mas chafados que antes.
Como no pienso en rendirme, en la primera oportunidad que tengo intercepto un pase a uno de los trillizos y corro hasta que diviso un hueco entre los centrocampistas y Axel, por lo que hago un pase maestro cediéndole el lujo de meter un gol. Este corre aún más que yo mientras avisa a Kevin para que se prepare para el tiro combinado, y eso hacen. Ejecutan uno de los mejores “Tornado Dragón” que he visto pero el portero lo acaba parando, aunque lo que no se esperaban, y yo tampoco, es que según rebotaba la pelota, Blaze diese un brinco y marcase con su “Tornado de Fuego”.
Volvemos al empate y seguimos en el punto en el que el juego se estanca y se empieza a crear la tensión de ver quien acabará marcando el gol de la victoria. Nadie parece dejarse ganar y luchamos con todo lo que nos queda para terminar victoriosos de ese encuentro. Miro angustiada a mi reloj de pulsera, ya casi no queda tiempo y si esto continua así llegaremos al tiempo de prorroga o incluso a los penaltis. A escasos dos minutos de dar comienzo al tiempo extra, los trillizos se abalanzan sobre nosotros para dar por finalizado el partido de una vez por todas, por lo que vuelven a ejecutar su gran supertecnica y me tapo los ojos para no verlo, pero por suerte no escucho ni un solo ruido que me indique que nos han metido otro gol. Entreabro mis dedos y miro asombrada como Jack y Todd han ayudado al capitán con la “Mano Mágica” superando a los otros tres chicos, quienes miran indignados la escena. Esto crea un gran ambiente y una alegría y fuerza intensa en todos los jugadores del Raimon, entre los que me incluyo. Mark me pasa el balón y yo lo paro con mi propio pecho para, una vez en el suelo, salir como una bala hacia delante con los trillizos Murdor detrás como si fueran mi sombra. Me alcanzan y forman una barrera delante de mi.
-Nunca te lo permitiremos.-ensancho la sonrisa.
-Ilusos.-sin ni si quiera mirar le paso la pelota a Erick.-¡Ahora!-le grito para que hagan la supertecnica.-¡Es lo último que nos queda!
Son capaces de superar la defensa y crean lo que se suponía que era un pegaso azul pero de repente cambia y se transforma en un fénix, algo que le pega mucho mas a este equipo. Los fénix son conocidos por resurgir de sus cenizas, es claramente la historia del Raimon. Miro asombrada la belleza del tiro y como este se cuela en la red y nos da el gol necesario para ganarles.
Lo celebro con todos mis compañeros pero al girar la vista veo a los otros tres chicos sentados muy desilusionados. Le doy un tirón a Axel da la camiseta mientras los señalo para que vayamos a decirles algo.
-¿Habéis venido a reíros de nosotros, más o menos?-pregunta uno triste.
Ambos les tendemos una de nuestras manos. Se que en el fondo no son malos chicos, simplemente estaban dolidos por la marcha repentina de Blaze. Esperamos que así el hacha de guerra queda enterrada pero ellos las apartan de un manotazo con gesto borde.
-Axel Blaze, habíamos jurado que te superaríamos en todo.
-El “Triangulo Z” tenía que ser la técnica mas fuerte, ¿por qué razón no hemos ganado?
-Es una técnica grandiosa, idiotas.-me cruzo de brazos por los testarudos que son.-Pero solo hace falta jugar un poquito en equipo, eso es todo.
Su entrenador aparece y me da la razón mientras explica unas cuantas cosas más a las que yo no es que preste mucha atención, hay algo sentado en las gradas que me hace quedarme estática y con los pelos de punta, porque lo que menos me esperaba era ver a Byron sentado entre tanta gente con la vista puesta fijamente en mí y una sonrisa tranquila a pesar de lo que le había dicho en el baño del hospital en último día que nos vimos.
-Axel-lo llaman con apuro.-,perdónanos lo de antes, ¿vale? Estábamos equivocados contigo. La derrota del año pasado no fue culpa tuya, si no nuestra por hacerte cargar con toda la responsabilidad.-le tienden esta vez ellos la mano y él se la acepta.
-¡Que bonito!-aplaudo efusivamente.-¡Os habéis ganado un abrazo!-dejo mi “odio” hacia ellos de lado y me tiro encima del primero que pillo.
Acabo espachurrando a los tres entre mis pequeños y finos brazos mientras ellos me miran como si me hubiese vuelto majareta, lo que me hace reír a carcajada limpia contagiándoles al poco.
-Que ahora sea simpática, no quiere decir que no os haga tragaros un balón de fútbol si lo creo necesario.-les amenazo entre risas.
(…)
Me despido de los chicos y dejo que ellos celebren por mi el gran partido que acabamos de disputar. Yo tengo cosas que hacer y quiero preparar mi técnica para tenerla a punto para la final.
Lo primero que hago es ir a hablar con David y Joe al hospital, que para mi gran ilusión ya se encuentran mucho mejor y me sonríen nada más verme entrar por la puerta. Me quedo con ellos hablando un buen rato de la tarde, tanto que una de las enfermeras tiene que entrar a la habitación para decirme que las horas de visita llegan a su fin y que tengo que mover mi trasero de allí o estaría en serios problemas. Deseo con toda mi alma volver a jugar con la Royal Academy y con todos mis amigos, porque es muy extraño pasarme las horas de clase sin tener a King a mi lado quitándome cada tres por dos los cascos para que le haga caso, o ir en busca de Samford cada vez que me expulsan de clase por montar algún escandalo. Incluso añoro mi árbol donde solía apoyarme para dibujar, porque, claro, con la final pisándonos los talones no tengo tiempo ni para pararme a pensar en si es hora de comer.
Llevo mi mochila colgando de mis hombros, y en ella he metido mi cuaderno y unos cuantos lápices para darme el gusto y la libertad de irme hasta la Torre Inazuma a hacer bocetos o lo que sea que se me pase por la mente en el momento en que me siente con la página en blanco. Después del partido contra el Kirkwood subir la cuesta se me hace horrible y llego a arriba con una falta de aire demasiado grande para una deportista nata. Me siento en la rueda de camión que suele usar Mark para practicar y mientras me columpio suavemente comienzo a trazar sobre la hoja creando poco a poco algo que está en mi cabeza pero que no visualizo del todo bien. Es un rostro pero hasta que no termine no se de quien se trata o si es solo producto de mi imaginación. Poco a poco dejo la mano suelta y ni si quiera le presto mucha atención a lo que hago en esos instantes, si no que solo plasmo mis pensamientos pero sin ni si quiera darme cuenta. Cuando acabo centro mi atención en el retrato y me percato de que es el rostro de Byron. Resoplo y voy con todas mis intenciones de arrancarlo como si con eso mi subconsciente se olvidase también de que aquel chico existe, pero cuando mi mano agarra la hoja no puedo hacerlo.
¿Por qué aparece en todas partes, incluido en mis pensamientos más profundos? Y lo peor de todo, ¿por qué a pesar de lo que me ha hecho una parte de mi confía plenamente en él? No tiene ningún sentido que crea sus palabras sabiendo de sobra y habiendo sido testigo de la masacre que hicieron con mis amigos, llegando hasta tal punto de mandarlos al hospital con lesiones seberas. Soy tonta por pensar que Byron no sería otra marioneta más de mi astuto padre, que, a todo esto, está tardando mucho en aparecer por mi vida.
-Sabía que estarías aquí.-levanto la vista para ver a Axel en frente de mi.
-¿Quieres un premio por eso?-me burlo de él y cierro el cuaderno para que no vea nada.
-No estaría mal…-pone una sonrisa ladeada que me hace quedarme sin aliento.-¿Qué hacías?
-Oh, nada, nada.-tiro el cuaderno a la mochila que con suerte cae dentro pero él se da cuenta.-Como lo toques, te reviento.
-¿Tú y cuántas más?-se ríe y mete la mano en la mochila para sacarlo.-A ver que tenemos por aquí…-lo abre y empieza a pasar páginas.
Nunca enseño mis dibujos. Siempre me ha dado vergüenza que la gente vea lo que dibujo o esbozo porque siento que no son buenos en verdad y solo es un pasatiempo tonto que tengo desde que era pequeña. Observo como con cada hoja que desliza por sus manos su sonrisa se anchaba hasta que llega a la última y ve el rostro del capitán del Zeus.
-¿Quién es?-su pregunta me pilla de improvisto y me quedo unos segundos callada.
-Pues no lo se.-suelto finalmente intentando ocultar la verdad.-Lo vi un día por la calle y se me quedó su cara.
-Yo soy más guapo y no me tienes por ningún lado.-me devuelve el cuaderno y lo aprieto contra mi pecho para que nadie lo toque.
-Tengo suficiente con verte todos los días. No creo que me haga falta tenerte también en mis dibujos.-doy un salto y bajo al suelo.
-Por cierto, dibujas muy bien. ¿No has pensado en estudiar algo relacionado con el arte?-niego con la cabeza.-¿Por qué no?
-Tendría que irme de aquí y no me gusta desprenderme de las cosas que quiero.-contesto mientras dirijo mi vista a la ciudad.-Además, no entra en mis planes ser una reputada artista.
-Serías una obra de arte que crea obras de arte.-me río por la tontería que acaba de soltar.-Oye, que era un cumplido.
-Pero uno muy malo.-vuelvo a guardar mis dibujos.-Me gusta más el fútbol, la verdad.
-Pues entonces serás una gran futbolista.-le sonrío y me acerco al él.-La mejor de todas.
-Lo sé.-contesto obvia.
En un movimiento rápido, me agarra de la cintura y me atrae hacia él para después unir nuestros labios en un acalorado beso. Me separo para coger aire y lo miro por unos instantes a los ojos, esos que me vuelven loca desde siempre porque nunca se lo que transmiten realmente. Con Axel siento que puedo con todo, que nada me para, es como si él me diese su fuerza para afrontar cualquier problema.
-Por cierto, creo que tengo una deuda pendiente contigo.-es la voz mas sexy que he oído en un largo tiempo.-El otro día me dejaste solo ante las preguntas de Kevin, debe de pensar que soy lelo.
-Eres lelo.-le doy la razón con cara seria y él me da un leve empujón en el hombro.-Mira, voy a ser buena y te voy a dejar que me pidas lo que quieras.
-¿Eres consciente de lo mal que suena eso?-me río dando a entender que si.-Pues podría pedirte millones de cosas.
-Lo que quieras.-aún sigo con sus manos en mis caderas.
-¿Qué te parece venir a mi casa ahora?-lo miro con una ceja levantada.-Mi padre no viene hasta tarde y Tiddy, la ama de llaves, tiene el día libre.
-Está bien.-siento un cosquilleo en mi cuerpo pero me agrada esa situación.
Vamos hasta su casa, sigue viviendo en uno de los sitios más pijos y caros de toda la ciudad por lo que entiendo que su familia sigue estando en el alto estatus social que cuando éramos pequeños. Esto siempre me hizo sentirme rara y esa sensación sigue sin cambiar.
Abre la puerta y, como decía, no hay nadie en el piso por lo que, una vez nos deshacemos de los zapatos, tira de mi hasta la habitación. Se nota que es suya ya que está muy bien ordenada para ser de un chico de dieciséis años. Le sonrío y me quedo de pie examinado todo con un barrido visual que dura poco ya que Blaze me coge de la mano suavemente para, acto seguido, besarme con dulzura, o eso parece hasta que el beso se va intensificando tanto que comienzo a tener demasiado calor con la chaqueta que llevo puesta. Me la quito dejándola caer a mis pies mientras seguimos con nuestra lucha de labios. Es demasiado para mi cuerpo y siento que en cualquier momento mis instintos pueden hacerse cargo de la situación en vez de mi cabeza por lo que lo separo de mi con delicadeza.
-¿Seguro?-pregunto para tenerlo claro.-Mira que después no hay vuelta atrás.
-No he estado más seguro en mi vida.-le sonrío y junto de nuevos nuestros labios.
Lo guío un poco pero tampoco demasiado para dejarle que experimente por su cuenta y no tener que llevar yo todo el peso del asunto. Me dejo querer y él me deja quererlo, todo funciona a la perfección y nos complementamos como si llevásemos juntos la vida entera. Al principio la cosa es un poco torpe pero en cuanto toma ritmo es un sinfín de placer, pero como todo en esta vida tiene su final y terminamos en la cama abrazados quedándonos dormidos juntos.
(…)
Me despierto sobresaltada por un ruido externo a la habitación, la cual ya está a oscuras. Doy un meneo a Axel para que se despierte pero no lo hace, solo me suelta un pequeño gruñido somnoliento cada vez que lo muevo para que me haga caso porque no tengo ni la más remota idea de que está sucediendo ni quién está en su casa. Por fin abre los ojos y me mira con enfado por levantarlo de un modo tan brusco pero antes de que hable le tapo la boca y le hago escuchar los ruidos de afuera. Enciende con agilidad la luz del despertador, quien nos marca que son las nueve y media de la noche por lo que seguramente sea su padre que acaba de llegar.
Salgo de un salto de la cama y busco mi ropa interior por todo el suelo pero soy incapaz de encontrarla por lo que doy por perdido mi sujetador y empiezo a ponerme los pantalones y la camiseta a todo meter para después peinarme con las manos y hacer la cama de Blaze mientras este se viste mucho más lento que yo. Encendemos la luz y nos sentamos con un par de libros en las manos justo cuando la puerta se abre de par en par.
-Hola.-miro al hombre y casi se me desencaja la mandíbula. Era el médico del otro día.-Vaya, no sabía que eras amiga de mi hijo, Adrianne.
-Eh, si, al parecer si.-suelto una risilla nerviosa.
-¿Os conocéis?-pregunta el pelo pincho extrañado.
-El otro día estuvo en el hospital.-me quiero morir literalmente.-La hicimos unas pruebas porque se desmayaba mucho.
-Si, bueno pero no es nada grave.-le intento restar importancia.-Nada que no se pueda curar estando relajada.
-Tendrías que haberlo dicho.-me recrimina mientras yo me siento incomodísima.
-Por cierto, ¿qué hacíais?
-Estudiar, pero Adri ya se iba.-me quita el libro de la mano y me devuelve la mochila.-Es muy tarde y tiene que volver a casa a cenar.
-Si, que les aproveche la cena.-hago una pequeña reverencia y me voy directa a la entrada casi sin despedirme.
Me calzo los zapatos y digo un “adiós” un poco alto para que me escuche mientras salgo por la puerta escopeteada antes de tener que contestar cualquier tipo de pregunta de cualquiera de los dos Blaze que hay en este momento cerca de mi.
En el camino reviso el móvil y veo que tengo un par de llamadas del señor Hilman y otra de un número desconocido pero no le tomo mayor importancia. En cuanto llego la mirada que recibo de mi tutor me hiela la sangre y me hace entender que me va a caer la bronca del siglo por llegar tan tarde a casa después de un partido que ha sido por la mañana. Como es sábado espero a que cierre y en cuanto lo hace aparezco por las escaleras preparada para asumir mi culpa y aceptar cualquier castigo que me imponga.
-Perdón por llegar tarde, no era mi intención pero se me pasó la hora por completo.-si no tuviese un sueño tan profundo habría oído mi móvil.
-Sabes que es peligroso que vayas tú sola por ahí de noche.-asiento.-Si vas a venir mas tarde por lo menos avisa.
-Lo siento, estaba con Axel y se nos fue el tiempo.-miro al suelo pero no puedo ocultar una pequeña sonrisa por lo que ha pasado hoy.-¿Qué castigo me va a poner?
-Con que te encargues de lavar los platos me basta, pero la próxima vez no seré tan bueno.-le sonrío y me pongo el delantal dispuesta a ponerme manos a la obra.
(…)
Me despierto con el sonido de mi ventana abriéndose, ni si quiera se que hora es pero se que todavía no es de día. Abro los ojos y me reincorporo en la cama pensando que es una de mis pesadillas pero no, la ventana está abierta de par en par haciendo que el aire helado de la noche entre. Enciendo la pequeña luz de la mesilla para ver si hay alguien pero no es así, sigo estando sola como de costumbre. Me pongo en pie y voy a cerrarla pero un ruido de algo roto el la cocina me hace sobresaltarme. Sin duda hoy es el día de sonidos inquietantes en casa. Cojo lo primero que tengo a la vista, que en este caso es una grapadora y me acerco con miedo hasta la puerta de la cocina, ahí enciendo la luz deprisa y levanto el brazo con intenciones de arrojar el objeto pero resulta que lo que veo es al capitán del Zeus con cara de dolor y apretándose la mano mientras que en el suelo hay trocitos de cristal.
-¿Estás bien?-es lo primero que me sale preguntar.-¿Te has cortado?
-Da igual, sanará dentro de poco.-no me da cara pero como voy descalza no quiero aproximarme mucho para no hacerme un desastre en cualquier planta del pie.
-Ven aquí.-le digo casi como una orden. Él se niega y sigue ahí estático mientras veo como la sangre resbala por su mano.-Coño, ven.
Poco a poco se acerca a mi y consigo atraparlo del brazo para llevarlo a rastras hasta el baño, donde lo obligo a sentarse en la taza del váter y a quedarse quieto mientras examino el corte que se ha hecho en la mano. No es muy grave y no necesita puntos pero al ser una zona con muchas venas es muy aparatoso.
-Menuda la que te has liado.-digo mientras le pongo la primera toalla que veo y le hago apretar para que corte la hemorragia.-¿Qué hacías en mi casa?
-Solo quería pedirte perdón.-me río porque no se si creérmelo y saco el botiquín.-Enserio, quería ponerte unas flores en un vaso pero no ha salido bien.
-Ya veo que no ha salido bien.-no estoy yo como para ponerme a discutir si dice la verdad o no.-A ver, coge aire que esto te va a doler un poco.-tengo el alcohol en las manos y se de sobra que escuece.
En cuanto el liquido toca su piel le veo cerrar los ojos con fuerza y aguantarse un quejido pero no puede y lo deja salir mientras aprieta su otra mano. Me acerco mas a él y por cada golpecito que doy con el algodón le soplo un poco para que le alivie un poco el dolor. Después, cuando veo que ya no sangra, se lo vendo y doy por finalizada mi misión como enfermera.
-Deberías cambiar la venda hasta que empiece a cicatrizar un poco, luego sería bueno dejarla al aire.-estoy de cuclillas y las piernas me empiezan a pesar.
-Gracias…-casi no me da cara y eso me pone nerviosa.-Creo que tengo que irme.
-Puede que si.-me pongo de pie.-Pero antes quiero ver las flores.
Me sigue hasta la cocina y antes de que yo pueda hacer algo, agarra la escoba y se pone a barrer el suelo para que no quede ni un trocito de cristal y yo no me corte como él. Cuando acaba me acerco y veo que, efectivamente, las flores están encima de la mesa de la cocina y sonrió. Las pongo entre mis manos y busco entre los armarios un jarrón, donde pongo agua y meto ahí el ramo. Son unas rosas preciosas con un toque anaranjado que me encanta.
-Son muy bonitas, gracias Byron. Y perdona por el empujón del otro día.-me disculpo porque es verdad que me pasé.-Pero deja de seguirme a todos los lados, ¿vale?
-Está bien.-aun no le perdono lo que les ha hecho a mis amigos pero me nace de dentro ser buena con él. Se que no es una mala persona.
Tal como llega, desparece. Una vez se va, cierro la ventana y me vuelvo a meter en la cama para dormir las dos horas que me quedan hasta que me tenga que levantar a las ocho.
(…)
Cuando el despertador del móvil suena no se si quiera donde diablos estoy y maldigo al capitán por poner entrenamientos todos los días hasta la final. Me remuevo en la cama porque después de mi visita nocturna no he dormido casi nada y me niego a levantarme, pero se que si no lo hago acabarán todos en mi casa para moverme de allí y llevarme hasta el instituto aunque tenga que salir en pijama.
El entrenamiento no es tan matador como los últimos, hemos tenido suerte y después de un partido Evans a decidido darnos un leve respiro para no sobrecargarnos pero se de sobra que al día siguiente vamos a sudar tanto que vamos a tener que tomarnos puñados de sal para recuperar la que perderemos jugando. Cuando acabamos soy la primera que se va los vestuarios para cambiarse, pero cuando estoy a medio vestir veo como Axel entra por la puerta y sonríe al verme sin camiseta. No me tapo pero si me giro para quitarle tan deliciosa visión y este suelta una queja mientras se acerca.
-Ten, te lo dejaste ayer en mi casa.-tiene mi sujetador rosa en sus manos y cuando lo voy a coger lo aparta de mi.-¿No me das nada por devolvértelo?
-Una hostia, eso es lo que te vas a llevar como no me lo des.-intento alcanzarlo pero no llego.-Nos van a pillar y van a pensar que eres un pervertido.
-Mark está soltando uno de sus discursos, eso va para largo.-gruño y me pongo la camiseta.-con lo guapa que estabas sin nada.
-Pues te aguantas.-le despisto y doy tal salto que se lo arrebato de las manos.-Por fin.
-Siento que ayer casi te diera un infarto.-me rio.
-Un poco de emoción nunca viene mal.-me encojo de hombros.-Tu padre es muy majo.
-Si, claro.-no le veo convencido.-Antes era más simpático, desde lo de Julia…
-Normal, a todos nos pilló de sopetón.-le doy un beso en la mejilla para que no piense mucho en eso y salgo de los vestuarios.
Ahora solo queda ganar la final y derrotar a mi padre. Lo que no sé es que voy a hacer con Byron, porque sé de sobra que nos intentarán aplastar en el partido por ordenes de su entrenador y que nadie ni nada los detendrá. Solo me queda esperar para ver que es lo que va a ocurrir y tengo miedo por ello. Mucho miedo.

Fuerza (Inazuma Eleven)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora