Me desperté por el sonido procedente de mi móvil. ¿Quién osaba llamarme un sábado por la mañana? A tientas localicé mi teléfono en la mesilla de noche y miré el nombre que aparecía en pantalla: "David". Descolgué y contesté con un "¿Si?" somnoliento y con un toque de cabreo en mi ronca voz. No quería hablar con nadie, ni si quiera con él, lo que necesitaba era seguir durmiendo hasta que mi cuerpo se saciase de estar encima de un mullido colchón, pero lo que me dijo consiguió hacerme saltar de la cama y que empezase a desvestirme a un con la llamada en curso. ¡Hoy teníamos entrenamiento y no me acordaba! El maldito aparato no me había avisado la noche anterior y la alarma estaba desconectada por lo que seguía dormida cuando ellos ya estaban en el campo dispuestos a patear tantos balones como hiciese falta. En algún momento mi novio debió de colgar al ver que yo no le prestaba ningún tipo de atención y que solo se me oiría ir corriendo de una punta a la otra de la casa mientras gritaba que era lerda. No me di ni una corta ducha, solo me puse la equipación, me até el pelo en una coleta agarré mi bolsa de deporte y salí pitando hacia el instituto con una tostada en la boca a modo de desayuno exprés.
Ni si quiera tuve la intención de coger el autobús o el tranvía, solo tiré para adelante y me dediqué a correr todo el trayecto mientras engullía como una posesa el triste desayuno que había tenido tiempo de hacerme en dos minutos. Para cuando llegué, pensé que acabaría echando hasta la primera papilla por el sprint tan rápido que me acababa de marcar. Seguramente terminaba de batir un récord guinness en recorrer la mayor distancia posible en menos de diez minutos. Entré al campo con la camiseta pegada por el sudor y con una cara de muerte y destrucción que no podía con ella, pero a pesar de eso conseguí esbozar una sonrisa a los demás antes de dejarme caer en el césped y tumbarme en él para sentir algo fresquito en mi cuerpo. Suspiré cuando vi la cabeza del capitán con aspecto de estar un poco cabreado conmigo.
-Buenos días.-saludé mientras me reincorporaba y conseguía sentarme.
-Llegas tarde.-me explicó como si no lo supiera. Encaré una ceja y lo miré con cara de poker.-Mas te vale tener una explicación para perderte la mitad del entrenamiento.
-Me dijiste que descansara y eso he hecho.-en si no mentía.-Además, la carrera que me he hecho cuenta como entrenamiento intensivo y de riesgo. ¡Que me he saltado cuatro semáforos y casi me atropellan dos veces!
-Tranquila, que mala hierba nunca muere.-miré haciéndome la ofendida al dueño de esas palabras, que no era otro que mi buen amigo Joe.
-Vete al cuerno, King.-le saqué el dedo y volví a centrar mi atención en Jude.-¿Ves lo qué tengo que soportar después de casi morir?
-No te hagas la victima y ponte con Joe para entrenar.-lo miro mal.-¿Qué quieres? Él necesita entrenar como parar un tiro mas potente que en el Fútbol Frontier y tú eres la única que es capaz de ejecutar uno sola.
Bufo con indignación y voy hasta la portería para encontrármelo apoyado en un poste con una sonrisa sarcástica. Sabía que él había ganado porque no se me ocurrió nada inteligente que contestarle. Le lanzo una mirada para que se prepare y segundos después chuto con todas las fuerzas que me quedan y consigo meter gol, tanto física como mentalmente. Y así nos pasamos un buen rato hasta que Sharp decide que era hora de cambiar de ejercicio y que debíamos practicar mas el "Triangulo letal". Me volví a quejar sonoramente dado a que estaba harta de practicar aquel tiro que ya nos salía genial. A veces pensaba que yo sería mejor capitana, pero luego recordaba lo que tenía que ser manejar a un grupo de bestias y se me pasaba. Me aburrí de hacer el mismo chut durante una hora seguida y de estar venga a oír los gritos del de rastas diciendo que se nos desviaba un poco hacia la izquierda y que teníamos que solucionarlo cuanto antes, pero mi mente estaba exhausta de tanta orden. Cuando nos dejó descansar alcé mis brazos al cielo y le agradecí a todos los dioses que se apiadara de nosotros por un rato, pero no me escucharon bien y en vez de descansar tranquilamente, se puso a darnos la chapa sobre lo que se nos avecinaba encima y que dentro de poco tendríamos la presentación de los equipos y que ese día era indispensable llegar pronto, todo esto con una mirada hacia mi por supuesto, y que era sumamente importante llegar a la final para poder volver a jugar contra el Raimon y ganarles de una vez por todas. Y he de decir que estaba totalmente de acuerdo e incluso grité un enérgico "¡Si!¡Ganaremos!" junto a todos los demás.
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Fuerza (Inazuma Eleven)
FanfictionEra necesario acabar con él, y eso solo iba a ser posible gracias a su fuerza, pero no a una física si no mas bien a la de voluntad y de espíritu. Millones de aventuras le esperan a la vuelta de la esquina y no piensa vivirlas sola.