CAPITULO 23

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Me encuentro en un lugar oscuro, no se donde estoy ni como he llegado hasta tal punto. Reconozco que es un pasillo gracias a la poca luz que da una de las lámparas de pared que hay. Decido avanzar pegada a una de las paredes, palpándola para saber si hay bifurcaciones o solo es un camino recto. El único ruido que se escucha son mis pisadas y a lo lejos un sonido blanco. Me dejo guiar por él y cada poco que avanzo se vuelve mas nítido hasta que descifro algunas palabras. Tras caminar un buen rato por zonas sin apenas iluminación, termino en el campo del Torneo Frontier y doy un suspiro al reconocer algo de una vez por todas.
No hay nadie dado a que es de noche, pero en cuanto entro al campo de fútbol un foco me ciega y tengo que taparme los ojos para que no me haga daño. No se que pasa pero el ruido vuelve a aparecer y está vez se encuentra a mi lado. Como puedo abro poco a poco los ojos y veo tanto a los chicos del Raimon como del Zeus tirados por los suelos.
Corro hasta Jude, que es al primero que veo, e intento cogerle entre mis brazos pero atravieso su cuerpo inerte con cualquier parte de mi cuerpo igual que si fuera un fantasma. Pruebo con Axel, Erick, Bobby, Nathan…y así hasta que termino de ir uno tras otro para que reaccionen pero no soy capaz de agarrarlos.
-Ayúdanos…-oigo un gemido y vuelvo mi cabeza hacia el lado del que proviene.-Por favor…
Observo como Byron se intenta levantar y me acerco hasta él. A él si que consigo cogerlo al vuelo antes de que se vuelva a caer y lo mantengo entre mis brazos.
Me siento aliviada por no ser un ente que vaga por ahí viendo tal desgracia.
-Adrianne…Tienes que ayudarnos a todos.-dice en un susurro.
-No puedo tocarles.-niego con frustración.-¿Cómo se supone que tengo que hacerlo?
-Destrúyele.-señala como puede arriba del estadio y dirijo mi vista allí.-Acaba con él y sálvanos.
Sé a quien se refiere. Soy consciente de su mirada puesta en mí y en como sonríe con maldad ante lo horripilante que es la escena de dos equipos derrotados. Siento como me arde el pecho de furia y quiero escalar el edificio hasta llegar al lugar en el que se encuentra él para frenarle y que nada malo suceda nunca más pero es inútil. Estoy sola en esos precisos instantes y no puedo hacer nada más que aguantar las lágrimas de rabia.
-¿Qué ha pasado?-pregunto.
No hay contestación pero aún noto el peso del cuerpo del dios sobre mi hombro por lo que lo zarandeo un poco para comprobar si sigue consciente o se ha desmayado por completo.
Él abre los ojos y me mira con lastima, como si supiese que todos los malos actos cometidos por Ray Dark pesasen como un millón de piedras a mi espalda. Entonces, mientras me quedo centrada en él, noto como se va volviendo traslucido y como dejo de sentirlo sobre mi.
-¡Byron!¡Byron no te vayas!¡No!-grito intentando hacer que se quede.-¡No quiero quedarme sola!¡Byron, joder!
(…)
Me levanto sobresaltada, sudando cual catarata y con la imperiosa necesidad de mirar a mi alrededor para comprobar que estoy en mi habitación. El corazón me va a mil por hora, esa pesadilla me ha aplastado por dentro a pesar de que solo ha sido eso, un mal sueño.
Son las cinco y media de la mañana del viernes y mi despertador sonará en cuestión de hora y media, el tiempo suficiente como para aprovechar y dormir un rato más. Es imposible, por mucho que lo intente lo único que saco de estar extendida cual cristo en su cruz es un nerviosismo aún mayor del que ya tenía.
Salgo de la cama dispuesta a darme una larga ducha. El agua caliente borra cualquier rastro de angustia llenándome de vitalidad y de buen humor a pesar de haber dormido entre poco y nada. Camino hacia la cocina enroscada en una toalla mientras que otra cubre todo mi cabello haciéndome parecer una reina africana. Enciendo la cafetera y pongo a hacer un café doble que evite mi tendencia a echar siestas entre horas.
Me doy cuenta que las flores que el otro día me regaló el chico rubio se están marchitando y que no les quedara mucho más de vida que un par de días antes de que cojan un aspecto marchito y un color marronaceo típico de cosa muerta.
Vuelvo al baño para cambiarme y secarme el pelo con el secador. No tardo demasiado tiempo pero si el suficiente como para oír el pitidito que hace el aparato del café que indica que está listo para ser servido.
Eso hago, me lo sirvo en una taza con forma de unicornio que me regaló Joe hace un porrón de años y que me hace parecer una mujer hipermadura. Desayuno tan tranquila y sin prisas de nada y, antes de salir de casa, me lavo los dientes y me pinto un poco. Esto último es anormal en mi ya que para ir al instituto me da mucha pereza, a parte de que mi tiempo por las mañanas no es que sea extenso ya que se me pegan las sábanas.
Avanzo hasta la escuela sintiéndome la reina del mundo y la más guapa que hay en toda la ciudad. Hay días que te levantas con el guapo subido y eso me pasa a mí.
En cuanto llego lo primero que hago es buscar a los chicos, que están donde siempre, y me acerco con una sonrisa de buen humor en los labios. Después de la huida espontánea de la noche anterior espero miradas de reproche por el susto, pero solo recibo un “buenos días” y una sonrisa como la mía.
-Vaya, estás contenta de par de mañana…Eso es raro.-Jude me mira como si fuese un mutante.
-Y se ha maquillado, por lo que eso significa que se ha levantado temprano.-puntualiza Blaze asombrado.
-Puedo madrugar perfectamente.-me quejo ante tales criticas.-Lo que pasa es que no soy especialmente cariñosa hasta que el reloj marca las once de la mañana.
-Madrugar, madrugarás pero los demás pagamos el pato hasta que a la señorita le da por volver a ser un humano normal.-miro mal a Sharp.
-Cierra el pico, no vaya a ser que mi alegría de hoy se convierta en un enfado monumental y acabes subido a la copa de un árbol.
Puedo estar todo alegre que tú quieras pero si me tocas las narices la Adrianne con mala leche y amenazante sale a flote.
-Ya está, ya ha vuelto a ser ella.-suelto un gruñido.
-Venga, venga, no te enfades.-me dice Bobby mientras me da un masaje en los hombros.-Que estabas muy guapa con una sonrisa.
-Oh, gracias.-recupero mi buen humor.-Esto si que es un chico simpático.-les digo a los demás mientras me río.
(…)
Los chicos conspiran contra mi y me quieren matar de seguro. Me han vuelto a llevar al campo centella y creo que voy a fallecer ahí dentro entre maquina y maquina. No es normal la velocidad y la intensidad a la que las ponen. ¡Por el Santo Cristo, que somos personas no seres inmortales!
En cuanto se despistan me escabullo hacia la puerta, la cual esta vez está abierta. Tengo pensado volver pero antes quiero tomar un poco el aire y beber agua antes de que me de un bajonazo.
Voy andando hasta la caseta donde me encuentro a Mark con la cabeza metida en un barreño lleno de agua. Me río por sus ocurrencias y decido asustarle un poco arrodillándome delante de él para que cuando levante la cabeza se tope conmigo.
-Rayos. Otra vez más.-no se percata de que le miro con las cejas alzadas pero cuando vuelve a sumergir la cabeza la levanta corriendo y pega un grito.-Adrianne, por favor, que susto me has dado.
-Esa era mi intención.-suelto una risilla.-¿Qué hacías metiendo el cebollo en el agua?
-Es que en el cuaderno de notas de mi abuelo decía que para la “Mano mágica” la clave estaba aquí.-señala su pecho.-Y tiene que ver con controlar el ritmo de los pulmones.
-¿Y no será a la respiración en general?-no creo que para hacer una técnica de portero haga falta aguantar la respiración.
-Claro la respiración…-a veces es tan lento que me da ternura.-¡Muchas gracias Adri!¡Tengo que entrenarme con todo el equipo!
-Que chico…-digo para mí mientras vuelvo a ponerme en pie para seguirle.
Deciden que es mejor idea jugar un partido entre todos y yo me alegro de poder disfrutar de un día tan bueno como el que hace en vez de estar metidos en un sitio oscuro, y en el cual he comprobado que da igual cuantas veces lo limpies ya que siguen apareciendo arañas tan grandes como yo.
Nos juntamos para ir lanzando balones contra Evans y ver si consigue sacar algo de la nueva supertecnica pero no surge nada. Queremos ayudarle porque somos sus compañeros y equipo, aunque, claro, por mucho que tiremos si no visualiza lo que tiene que hacer y encima tiene que descifrar los simbolismos del cuaderno pues vamos bien apañados.
Justo cuando estoy al borde de tirarme al suelo pidiendo comida huelo un aroma delicioso que me hace girarme como si fuese una peonza. Las chicas llevan unas bandejas con lo que parece nuestra merienda.
-¡Chicos!¡Os hemos preparado el almuerzo!-parece que no hemos probado bocado en tres meses y corremos hasta quedar a medio metro de ellas.
El capitán intenta coger una bola de arroz pero Nelly le da con la mano para que no las toque y nos manda a la fuente a que nos las lavemos antes de meternos algo a la boca. Vamos en manada hacia los grifos y conforme pasamos, observamos que Jude ya se las ha limpiado y va con una sonrisa ganadora en la cara. Por último nos obliga a enseñarle que hemos cumplido sus órdenes para que vea lo limpitos que somos y nos deje probar bocado.
-Esta bien, adelante.
Están de muerte y si fuera por mí las contrataría para que me cocinasen para todos los tiempos y más.
Observo a Nelly feliz y encantada por lo que deduzco que ella también se ha manchado las manos para hacernos un poco más ameno el entrenamiento. Me acerco y le digo que me señale cuales a hecho para probarlas y ver como se le da este territorio.
-Son estas, toma.-me da una y yo le doy las gracias.
-Pero que mala pinta tienen estas.-Mark está a mi lado y lo miro como si me despidiera de él dado a la cara que ha puesto la pelirroja.
-Pues las he hecho yo.
-No, si la forma en el fondo da lo mismo. Al final todas saben igual.-claro, ahora intenta salir de esta.
Nos la metemos a la vez en la boca. Enseguida nos miramos y aguantamos la respiración por unos segundos. Están demasiado saladas y siento como cada granito de sal chupa hasta la última gota de agua que hay en mi organismo.
-Que salada…-le doy un pisotón disimulado para que se calle y se la trague.
-No se, igual le eché demasiado.-dice la pobre un poco angustiada por nuestras caras de muerte.
-No, no, que va. Así compensamos toda la sal que hemos perdido en el entrenamiento.-se la traga como puede.
-Y la de mañana también…-es imposible que me la coma por lo que abro una botella y me echo un chorro de agua a la boca consiguiendo que pase mejor.
-Menudos quejicas estáis hechos.-nos dice mientras veo como Mark se ahoga y ella le da golpes en la espalda.
A la hora de volver me uno al grupo de Axel, Mark, Nathan y Erick, quienes cogen el mismo camino de vuelta que yo. De esta manera recorro un trozo acompañada mientras mantengo una conversación como cualquier otro adolescente normal.
Voy hablando con el de pelo azul y mi futbolista preferido ya que no me apetece nada seguir con el tema de la “Mano mágica”.
-Bueno, hasta mañana.-dice Blaze.
-¿Te vas por ahí, Axel?-se perfectamente ha donde se dirige.
-Si, es que hoy tengo algunas cosas que hacer.-le dedico una mirada dulce y vuelvo a lo mío.
A mi también me gustaría ir a ver a Julia pero me siento incapaz de entrar en esa habitación ahora que sé lo que sé, por lo tanto prefiero esperar a cumplir la promesa junto a Axel antes de poder ir a pedirle perdón por todo lo sucedido.
-¡Venga, Adrianne!¡Qué te quedas atrás!-me río por empanarme y voy a paso más ligero hasta alcanzarlos.
-¿Qué tal lo llevas?-me pregunta Eagle cuando nos quedamos un poco detrás de los otros dos.-A la supertecnica me refiero.
-Bueno, voy mejorando pero aún falta mucho.-digo sincera.-No sé si la tendré para el partido.
-Si quieres puedo ayudarte.
-Claro, si te necesito te doy un toque.-le guiño un ojo y tiro de él para ir con todos.
(…)
Por fin es sábado, mi día para dormir hasta las tantas ya que el capitán nos ha dejado el día para descansar y no saturarnos. O eso pensaba yo hasta que mi plan de dormitar hasta las doce de la mañana como mínimo, se ve interrumpido por un vaso de agua gélida derramado por mi cabeza.
Abro los ojos y doy un salto al notar el líquido caer por encima de mí.
-¿Qué coño…?-pregunto sin saber que ocurre mientras me paso la mano por la cabeza.
Me doy cuenta de que tengo a tres chicos metidos en mi habitación mirándome divertidos.
-¡Os mato!-grito a pleno pulmón mientras me levanto como una fiera y agarro lo primero que tengo a mano, que en este caso es el despertador.
-Es que no te levantabas…-el que más miedo me tiene con diferencia es Erick, dado a que los otros dos conocen mis cabreos de sobra.-Y…bueno…es lo único que…
-Aparta.-no le dejo ni acabar la insulsa frase.
Le pego un empujón mientras voy a por los otros que me quedan. Creo que con que se cague de miedo tengo suficiente.
Los persigo por toda la casa hasta que acabamos de nuevo en mi habitación y doy lo que queda de mí para atraparlos, tirarlos sobre la cama y subirme encima de ellos mientras levanto el objeto como si se lo fuese a estampar en la cabeza.
-¡Sois hombres muertos!-mi voz parece de ultratumba.
-¿Adrianne, sabes que no llevas sujetador?-noto el tono burlón del pelo pincho.-Y el agua fría no juega a tu favor.
Aparto la vista corriendo de ellos y la dirijo hacia mis tetas para darme cuenta de que mi amigo está en lo cierto y se me marca demasiado. Me bajo de la cama y me pongo una camiseta que me tiende el moreno mientras mira hacia otro lado.
-Gracias.-empiezo a buscar ropa que ponerme para no estar en pijama.-Os odio. Erick, esto no es para ti.-a él le sonrío como si nada.
Voy al baño lo mas digna que puedo mientras noto la mirada de Jude y Axel clavada en mi cogote. Ni si quiera me paro a ducharme sino que me visto a la velocidad del rayo y me hago un moño mal hecho pero que me sirve a las mil maravillas.
Salgo retocándome los labios y tiro mi pijama a la cara del de rastas mientras les gruño como si fuese un perro.
-Ahora, ¿qué leches os pasa en la cabeza para venir a las diez de la mañana a despertarme y, encima, de este modo?-no tengo ni ganas de reírme. Solo pongo la peor cara que tengo.-Espero que sea importante.
-Es importante.-aclara Sharp.-Tenemos que ayudar a Mark.
-Vamos a ir a la torre.-el moreno intenta apaciguar mi enfado.
A regañadientes y tirando de mi los tres consiguen que suba hasta allí arriba sin tan si quiera sentarme a desayunar. Lo máximo que me han dejado hacer a sido comprarme un café para llevar en una de las cafeterías que pillaban de paso hasta arriba. No les hablo en todo el trayecto. Lo único que hago es ir de morros y mirarlos con los ojos entrecerrados como si de ellos pudiesen salir rayos laser.
Me da pena por Erick, quien seguramente les pidió a los otros dos que no me tirasen el vaso de agua pero no pienso hacer distinciones.
-Sabía que estaría aquí.-dice Jude seguro.
-¿Seguro que no debemos echarle una mano?-mis ojos se abren de par en par.
-¡¿Cómo que no vamos a ayudarle?!-me tapan la boca para que no grite.-Me habéis dicho que si que lo íbamos a hacer.
-Es que si no, no venias.-frunzo el ceño.
-Iros a la mierda.-me cruzo de brazos de nuevo y doy por terminada la idea de ser amigable con ellos otra vez.
-Es que se está enfrentando a un rival muy particular.
-Si, Mark está luchando contra si mismo.
-No se trata de superar un muro que alguien haya levantado.
-Si no de escalarlo hasta poder pasar la barrera que tú mismo has construido.-les acabo el discurso de mala gana por hacerme subir hasta aquí para nada.
-Claro, es un muro que se encuentra en su interior.-comprende Erick.
-Creo que eso es lo que quería decir el abuelo de Mark, por así decirlo.
Nos quedamos un rato sin que él se de cuenta observándole y viendo como intenta parar esa rueda de camión gigante.
La verdad es que se le ocurre cada locura que me da miedo lo que algún día le pueda pasar entrenando. Es un chico muy perseverante en todo lo que hace y me agrada mucho saber que aún queda gente tan entusiasta, por eso me atrajo tanto su futbol desde el primer momento.
Termino por irme a entrenar yo también por mi cuenta y me despido con un leve movimiento de cabeza para empezar a bajar la cuesta pero, cuando llego al final de esta, noto como el moreno me agarra de la sudadera y decide acompañarme hasta la rivera del río.
Le enseño al mago del campo lo que he mejorado. El chut está casi listo pero le falta no perder la potencia inicial cuando lo lanzo contra la portería. Es como si un gran rayo de luz iluminase el camino por el que tiene que ir y depurase todo a su paso gracias a su luminosidad.
-Con un poco más de entrenamiento lo tendrás en unos días.-me siento en el césped.-Es muy diferente a tus técnicas.
-Lo se, por eso sé que no se la esperan.-me partí la cabeza para hace algo contrario a mi.
-Si la consigues será un gran punto a nuestro favor.
-Si, espero hacerlo a tiempo. Ya queda tan poco…
-Lo sé, ¿tú también estás nerviosa?
-Mas bien tengo miedo.-los nervios es una cosa secundaria.-No me gusta ni un pelo el equipo, además algo me huele a gato enjaulado.
-Por lo menos has jugado contra ellos.-suspiro. Ojala no lo hubiera hecho.
-Prometimos que volveríamos a luchar contra el Raimon, pero fuimos destruidos en el primer partido. Fue tan penoso…La gran Royal Academy destrozada por un equipo desconocido.-niego con la cabeza.
-Bueno, aún tienes la oportunidad de hacerles pagar por todo.-intenta animarme pero es inútil.
-Ellos no son los culpables.-no puedo decir nada porque no hay ningún indicio pero dentro de mí lo sé con claridad.
-¿Cómo?
-Da igual, yo ya vuelvo a casa. Nos vemos mañana, ¿vale?-le doy un leve abrazo y subo las escaleras para coger el camino hacia el restaurante.
(…)
Mierda, me he dormido. Es lo primero que pienso cuando me despierto en el sofá y veo que son las cinco y media. Hace ya un rato que había quedado con todos para entrenar y, claro, al ser a la tarde mi cuerpo no ha podido remediar echarse la siesta por si solo.
Bajo a todo meter las escaleras, saltando de dos en dos los peldaños para llegar a la calle lo antes posible cuando oigo al señor Hilman hablando con otro hombre del cual la voz se me hace conocida.
Me acerco hasta el final de los escalones y me asomo un poco para ver de quien se trata. Mi cuerpo se agarrota y mi mente se paraliza sin saber que comandos debe tomar en esta situación. ¿Qué diablos hace mi padre aquí?
Lo que se me ocurre es quedarme escondida escuchando a hurtadillas. Quiero saber que le dice.
-No seas tan brusco conmigo, después de todo somos antiguos compañeros del Inazuma Eleven.-mi tutor no dice nada.-Pero las cosas ahora son muy distintas de cuando los dos jugábamos al fútbol. Tú llevas un restaurante de fideos, yo controlo el Torneo Frontier y estoy en lo más alto del mundo del deporte.-el alma se me encoje. Mis imaginaciones se confirman, por lo que la pesadilla del otro día era premonitoria.
-¿Por lo tanto es cierto que eres tú el que dirige al instituto Zeus?
-Ah si, son mis queridos y preciosos jugadores.-me muerdo la lengua para no gritarle alguna grosería.
-¿Pero cómo sabes que estás en la cima del fútbol?
-Claro que lo sé. Y antes de jugar el partido, porque volveré a ganar de nuevo, tú volverás a ser un fracasado, un fracasado que solo es capaz de ponerse de rodillas en el suelo y maldecir su destino.-noto el veneno en sus palabras y no me puedo controlar.
-¿No crees qué te estás describiendo a ti?-mantengo mi miedo a raya y parezco mucho más segura de lo que en verdad estoy.
-Vaya, mi hija me planta cara…¿qué es lo que te ha metido este hombre en la cabeza?-se levanta y se intenta acercar pero no le dejo.-Por lo que veo te has unido a esos perdedores.
-No hagas como si no lo supieras.-lo miro con asco.
-Podrías haberte unido al Zeus. Serías una ganadora, como siempre lo has sido.
-Prefiero perder junto a gente que vale la pena que ganar haciendo trampas.-no aparto la mirada.
-¿Vas a comer los fideos?-se las intenciones del entrenador por lo que me callo.
-No los quiero. Están hechos por un fracasado.
-No se sabe lo que pasará hasta que no juguemos, y yo confío en Mark y en los demás. Sobretodo en Adrianne, tiene una fuerza que es envidiable.
-Te voy a decir algo Seymour, confías demasiado en los demás y ese es tu punto débil.-suelta una risa aterradora.
-No, al contrario, esa es mi fortaleza. Pero tú no confías en tus jugadores y por eso eres incapaz de ganar si no usas tus sucios trucos.-aplaudo mentalmente. Eso si es un gran golpe contra mi padre.
-¿Si, no me digas?¿Y cuándo he usado esos sucios trucos? Porque supongo que tendrás pruebas de lo que dices.-noto su burla a kilómetros.
Le da con el cucharón en el pecho.
-Ahí tienes las pruebas. Todo se encuentra dentro de tu corazón.-se ríe como siempre. Me congela el alma cuando lo hace.
-Y yo pensando que habrías cambiado y serías mas inteligente pero nunca cambiarás. El día del partido podrás maldecir tu estupidez cuando lo único que puedas hacer sea mirar sin poder evitarlo. Verás como son derrotados tus jugadores, tu querido Mark Evans, tu tutelada, o mejor dicho mi hija, y todos los demás.-su voz me da escalofríos.-Será un partido muy entretenido. Bueno, en realidad, Mark Evans ya puede darse por derrotado.
-¿Pero cómo?
Una duda asalta mi mente de repente. ¿Por qué me adoptó y me cuidó para luego destrozarme?¿Cuál era su propósito al criarme?
Sin perder un segundo salgo trotando del restaurante con intenciones de pillarlo a tiempo pero cuando salgo ya no queda ni rastro de él. Se ha esfumado como siempre y no ha dejado ni una mínima pista de que ha estado por aquí.
Pongo rumbo al instituto para ir a entrenar con lo demás, que deben de odiarme por aparecer con tanto retraso pero como ya es redundante en el tiempo y no voy a poder cambiarlo lo dejo pasar.
En todo el trayecto le doy vueltas y vueltas al por qué de mi adopción y el fin que tenía cuando decidió acogerme entre sus brazos. ¿Soy yo también un herramienta para alcanzar la cima del éxito? Y si es así…¿cómo se supone que me lo tengo que tomar? Yo a él lo había considerado mi padre durante muchísimos años, y a día de hoy lo sigo considerando como figura paterna un tanto ausente. Al fin y al cabo me sacó de aquel lugar espeluznante.
En cuanto me ven siento sus miradas de enfado sobre mí pero intento aparentar normalidad.
-Perdón, perdón.-hago una leve reverencia.-Me quedé dormida.
-No puedes andar llegando tarde a todos los lados, menos mal que solo es un entrenamiento.-dice Jude con cabreo.
-Uy, lo siento señor “Soy perfecto”.-imito su voz.
-Yo no hablo así.-levanto una ceja. La verdad es que lo he clavado.-Bueno, puede que un poco.
-Ahora que estamos todos, ¿por qué no entrenamos en serio?-por lo que veo Erick pasa de volver a repetir la escena del otro día.
Nos ponemos mano a ello. Sinceramente soy incapaz de estar concentrada ni dos segundo en lo que hago, por lo que el balón se me cuela entre las piernas, va con poca potencia o no me entero de que me lo pasan hasta que no me da en la cabeza. Así es imposible que no noten que algo me pasa.
Niego con la cabeza repetidas veces intentando sacar las preguntas de mi coco para poder, por lo menos, acertar un pase.
-¿Qué es lo que te pasa?-me pregunta Axel preocupado por mi forma de jugar.
-Sigo medio dormida.-miento.
-No lo parece.-no me cree mucho.-Ya sabes que mientras jugamos hay que olvidar cualquier problema.
-Si.-asiento. Tiene razón, puedo pensarlo más tarde.
Poco a poco mi fútbol va mejorando y consigo mantener la pelota entre mis pies sin que se vaya a tomar por saco.
Mark nos pide a los delanteros junto a Sharp que le mandemos tiros combinados para intentar pararlos y sacar así la “Mano mágica” adelante. Al principio solo vamos de dos en dos, primero Blaze y Kevin con su “Tornado Dragón” y luego nosotros con el “Remate combinado” tan popular de la Royal. Es bueno que por fin haga una técnica combinada, ya que me gustan más que atacar por mi cuenta. Por último, el capitán nos pregunta si podemos tirar los cuatro a la vez y nosotros asentimos aunque dudamos que pueda parar los dos chuts simultáneamente ya que son bastante poderosos.
Nos preparamos y en cuanto estamos listos disparamos los dos balones con la fuerza suficiente para no matar a Evans, pero una luz nos ciega y cuando volvemos a tener visión mi cara debe de volverse un poema.
Delante de mis narices tengo al chico de ojos rojos con cada pelota en una mano. Ha hecho la digna entrada de un dios, eso no hay duda.
-Has podido parar el “Tornado dragón” y el “Remate combinado”-dice Mark con admiración.-Eres un portero increíble.
-No que va, yo no soy portero.-su voz sigue igual de aterciopelada que siempre.-El portero de mi equipo habría sido capaz de parar esto con un solo dedo la verdad.-lo miro con el alma en los pies. No entiendo que hace aquí.
-¿Y ese equipo no será el instituto Zeus por un casual, eh Byron?-intento retener a Jude pero me aparta delicadamente y sale a por él con tranquilidad.
-¡¿Qué?!-los demás flipan.
-¿Eres Mark Evans, verdad?-pasa de ellos y mira a nuestro portero.-Permíteme que me presente, me llamo Byron Love y soy el capitán del instituto Zeus. El entrenador Dark me ha hablado mucho de ti.
-Lo sabía, Ray Dark es el entrenador del Zeus.-y premio para el de rastas.
Axel me mira disimuladamente para saber si es eso lo que me pasaba y yo aparto la mirada para que no vea lo frágil que soy en esos momentos. Me siento estúpida por confiar en la buena fe de las personas y que luego me la claven siempre por la espalda.
-¿Has venido a desafiarnos mientras entrenamos, eh?-noto la mala leche que está haciendo Kevin y voy hacia él por si tengo que frenarle.
-¿A desafiaros?-suelta una suave risa.
-¿De qué te ríes?
-Los desafíos son porque uno planea enfrentarse al otro, y la verdad es que no pretendo enfrentarme a vosotros.-dirige su vista hacia atrás de Dragonfly y la posa sobre mí. Sus ojos no muestran nada, ni alegría ni tristeza, son neutros completamente.-Y vosotros tampoco deberíais querer hacerlo, por vuestro propio bien.
-¿Por qué no?-le planta cara Erick.
-¿Qué por qué no?-cuestiona con aires de grandeza.-Porque perderíais.-noto como se crea el mayor de los cabreos y tensiones.-Cuando dioses y humanos se enfrentan es evidente para quien será la victoria.
-¿Estás diciendo que crees que eres un dios?-ay, por la madre del cordero.
-Bueno, ¿quién sabe?-muestra una sonrisa de medio lado.
-Hasta que no juguemos no puedes saber el resultado.-ahí el capitán lleva toda la razón del mundo.
-¿Tú crees?¿No caen las manzanas de los árboles? Pues que yo sepa, nunca jamás se ha visto que un fruto vaya del suelo al árbol, además, ahí está vuestro amigo Jude Sharp que es el que mejor lo sabe.-ni si quiera me menciona. Hace como que no existo.
Agarro a mi amigo de los hombros y niego con la cabeza para que se quede donde está. No quiero ni broncas ni líos.
-Así que es mejor que dejéis de entrenar. Los humanos no podréis vencer a los dioses solo con unos pocos entrenamientos. Eso es absurdo.
-Cállate.-es de las pocas veces que he visto a Mark cabreado y de verdad que da miedo.-Entrenarse no es absurdo, no permito que nadie diga eso. Entrenarse es como hacer bolas de arroz, damos forma a nuestros sueños con nuestro sudor y lucha.-es un gran discurso aunque la comparación un tanto random.
-Oh.-se echa a reír mientras se toca la cabeza.-Si, por supuesto. Entrenarse es como hacer bolas de arroz.-claramente se está riendo de él.
-No tiene ninguna gracia.-frunce el ceño y lo mira como si quisiera descabezarlo.
-No me dejas otra elección. Está bien. Voy ha demostraros porqué es tan absurdo.
Lanza el balón al cielo y en medio segundo ya está chutándolo. Los chicos alucinan por la rapidez que tiene pero a mí no me sorprende en absoluto cuando proviene de él.
El tiro tiene una fuerza que no se ve en todos los lados. Me da miedo lo que le pueda ocurrir al capitán si intenta pararlo por lo que, antes de que llegue a sus manos, lo intercepto con mi pie consiguiendo frenarlo un poco pero no del todo. Pese a mi intento de retenerlo, Mark sale despedido por los aires y casi se queda inconsciente.
Me levanto del suelo enseguida, así que los chicos van a ver que tal está Evans, quien ya le está pidiendo que tire otro, mientras yo me recompongo solita.
Ni si quiera es capaz de mantenerse de pie y vuelve a caer al suelo. Lo raro es que a mí no me duele nada.
-¡Ya basta!-grito.-¡No lo aguanto más!-me pongo en medio de los dos.-Tú siéntate ahí.-le indico a Mark.-Y tú…tú…-no me salen ni las palabras.
-Ella es la única que tiene la fuerza de un dios.-lo miro como si estuviese loco.-Adrianne, podrías ser una de los nuestros y acabar con esta panda de fracasados.-me tiende la mano.
-No.-niego su mano y la aparto de un manotazo seco.-Prefiero caer y ser destruida con ellos antes que ganar con gente que ni si quiera sabe lo que significa este deporte.
-Vaya…-la tristeza ante mis palabras se nota en su rostro pero enseguida se recompone.-Tú verás lo que haces.-está dispuesto a irse.
-Por cierto, ni se te ocurra volver a acercarte a mí y a nadie que yo conozca.-le lanzo una mirada envenenada antes de que desaparezca.
No oigo nada más ya que mi cabeza se tapona y comienzo a ver solo sombras e imágenes difuminadas. Sé lo que me está ocurriendo y no quiero que vuelva a pasar pero es inevitable. El aire se me agota y cada bocanada de aire que doy siento como arde en mis pulmones y me obliga a soltarla cada vez mas rápido. Intento alejarme de todos para calmarme pero es imposible. Siento como voy cayendo en un vacío infinito y negro hasta que dejo de oír todos los sonidos distorsionados que hay a mi alrededor.
Cuando vuelvo a abrir los ojos, lo primero que veo es a Nathan sujetándome las piernas en alto con la mirada fija en mí. Noto que estoy apoyada en algo y al levantar un poco mi vista veo a Erick dándome aire con sus manos. Por último Jude y Axel están agarrándome cada uno una mano.
Me es irresistible soltar una carcajada y ellos me miran como si tuviese dos cabezas en vez de una.
-¿Qué te dije de no volver a hacerlo?-Sharp me lo dice a broma, sabe que es incontrolable.-Al final me vas a matar de un infarto de verdad.
-Perdonar.-intento levantarme pero me retienen.-¿Me dejáis ponerme en pie? Ya estoy bien, enserio.
Ceden y me ayudo de Blaze para ponerme recta, aunque me quedo apoyada en su hombro porque aún siento mi cuerpo temblar como si fuese gelatina.
-Deberías irte a casa.-comenta el señor Hilman.-Jude, ayúdala y quédate hoy a dormir con ella.-lo miramos como si hubiese perdido el juicio.-No quiero que te pase nada mientras yo no estoy y es el que mejor conoce a Ray Dark.
(…)
Ya de noche, Sharp me echa un cable hasta para ponerme el pijama, cosa que me resulta muy incomoda pero son las ordenes que David va exclamando por teléfono ya que nos hemos sentido en la obligación de contárselo tanto a él como a Joe. Me he reído un rato cuando King ha tenido que pararle para que no saliese corriendo de la camilla en dirección a mi casa queriendo comprobar mi estado de salud. ¡Hasta me ha hecho mandarle una foto para comprobar que estaba en buenas condiciones y no medio muerta!
Al final me acabo durmiendo mientras hablo de tonterías con Jude, quien ha estado sin callar para que no pensase en nada excepto en lo que él decía y la verdad es que ha surgido efecto.
A mitad de la noche abro el ojo porque siento como alguien acaricia mi mejilla y deposita un beso en ella. En un primer momento espero encontrarme con Axel o Samford, que en algún momento de locura ha salido del hospital y ha llegado hasta aquí mágicamente pero no hay nadie y el de rastas está dormido como un tronco.
Supongo que es un sueño pero aún así me pongo en pie.
-Como para que me pase algo…-me rio en bajo.
Tiene una pose de lo más graciosa. Parece una estrella de mar aplastada.
Ando descalza hasta la cocina y allí enciendo la luz de la campana extractora para ver lo justo. Mientras lleno el vaso me percato que, al lado de las flores marchitas, hay una nota que antes no estaba. La cojo entre mis manos y la leo.

“Perdona por lo de antes, de verdad no quería causarte ningún daño. Te juro que se me ha parado el corazón cuando has parado el tiro. Espero que no te hayas lesionado ni hecho nada grave. Se que soy un completo idiota pero por favor sigue confiando en mí. Se que me odiarás ahora mismo y no te quito razón.
                                                                                                                                                                 Perdón de nuevo, Byron”

-Ya es demasiado tarde, Love.-rompo la nota y la tiro a la basura dispuesta a irme a la cama de nuevo a descansar.

Fuerza (Inazuma Eleven)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora