Los atenienses

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Los atenienses se acercaban. Como bien dijo Giles, antes de la guerra final que se esperaba, habrían revueltas por delante, y esta era una de ellas. Aetos se dirige a avisar al resto del ejército, como le manda Giles.
—¡Venga! ¡Todos en pié! ¡Los atenienses se acercan!
—¡¡Si!!
Ángela se queda bloqueada... Por un momento piensa en sus padres...
—Ángela ve
—¿Que quieres decir?
—Los atenienses aún no han llegado. Tienes tiempo de ir a avisar a tus padres. Se que es lo que estabas pensando.
—Giles...¿Puedo darte un abrazo?
—Je, no tienes que preguntarlo.
Se abrazan apasionadamente. Como si siempre lo hubiesen deseado. Por poco rozan sus labios, pero no había tiempo que perder.
—¡Ángela, espera!
—¡¿Si?!
—¡Te quiero de vuelta eh!
—¡Si! Jajaja
Ángela corre a más no poder, el tiempo volaba. Pero...¿Iba a poder? ¿Marilee la iba a dejar? Se ve que no.
*Suspira cansada*
—Awwww.... Pobre
—¿Que demonios....?
—Hola de nuevo Ángela
—¡Marilee!
—Jejeje, pobres de tus padres...
—¡Déjame en paz!
—Si que has venido rápida... Pero veo, que no vas a poder avisar a tus padres...
Ha pasado casi que una hora desde que Ángela se despidió de Giles. Los atenienses ya se veían de fondo.
—¡¡Yiaaaaah!!
Ángela intenta atacar a Marilee, pero esta la intenta parar. Sin embargo, Ángela le mete un puñetazo en el abdomen.
—¡¡Asquerosa!! ¡¡VUELVE AQUÍ! Aaaarg.... Que dolor.... Maldita desgraciada...
Aetos encuentra a su mujer tirada en el suelo...
—Ahí te deberías de quedar
—¡Ayúdame!
—Solo ha sido un simple puñetazo.
—¡¡Aetos!!
Ángela sigue corriendo, cuando oye a gente gritar.
—Mierda.....(Susurra Ángela)
—¡Aetos, vámonos de aquí!
—¿A donde?
—Pues al palacio, a donde va ser. Ya pillaré a esa estúpida en otro momento. Juro por mi vida que será simplemente una víctima fácil a la que matar. Tengo demasiados planes.
—(....)
—¡Madre! ¡Padre!
—¡Hija mía!
—¡¡Madre!!
Las dos se abrazan emocionadas.
—Escuchadme. Tenéis que salir de aquí, los atenienses están a punto de llegar.
—¿Como es que te han dejado venir?
—No es momento para hablar de eso madre, venga iros. Yo también debo irme. Juro que volveré. ¡Lo prometo!
—¡Ángela!
—Adara....¿Era nuestra hija?
—Así es... Ahora parece más dura...Demetrius, tenemos que irnos.
—¿Los atenienses?
—Así es. Cojamos a Lydia.
—Está bien.
Después de que Ángela les avisase, Marilee inmediatamente corre hacia sus padres.
—¡¿A donde vas?!
—Ahora lo verás
—(....)
—Emmm....¿Perdona?
—Ahora no, tenemos prisa, lo siento.
—¿Vuestra hija es Ángela?
—Mmm....sí.
—A ella le espera un final muy triste.
—¡¿Qué?!
—Como a ti.
Marilee clava su navaja en el abdomen de Adara, la madre de Ángela. Causándole la muerte. Aetos ve de fondo todo lo sucedido y prefiere ir al ejército. Demetrius, marido de Arada y padre de Ángela, sale con su hija menor en brazos, creyendo que su esposa iba delante.

Ángela va también al ejército, pero Giles la encuentra y va en busca de ella.
—¡Ángela
—¡¿Giles?!
—Gracias por seguir viva
—Jajaja de nada. Hasta en medio de una batalla tienes humor.
—Debo reírme en vez de llorar.
Bueno, basta de tonterías. Ángela, ponte en tu fila.
—Voy
—¡¡Soldados!!
—¡Si, señor!
—Ni hoy ni nunca nos podremos permitir perder. Coger vuestras armas, pensar en vuestra familia, y, sobretodo...tener coraje
Ángela susurra lo siguiente.
—Estamos todos contigo Giles...
Padre, madre, hermana. Aguantar, juro que os volveré a ver. Lo prometo...

Mientras, Marilee va en busca de ellos, aunque no puede alcanzarlos.

Todos, se preparan para la batalla.

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