Paso a la alerta

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Antes de continuar. Aclaro que todos los personajes son inventados. No tienen nada que ver con personas que si existieron en verdad ni con alguna película sobre Esparta, aunque sí está basado en hechos reales, como lo es la Liga de Delos y la Liga del Peloponeso, entre otros hechos históricos que irán apareciendo. Dicho esto, doy comienzo al siguiente capítulo. ¡Espero que os guste!

Y así terminó la que se suponía que era una gran cena. Lo fué, aunque no para todos, y con eso me refiero a Ángela.
Marilee, controla a su marido como quiere. ¿Se habrá dado cuenta Giles de lo que pretenden? Ángela decide ir a ver donde se encuentra, pero parece que no va a tener suerte.

—Si aquí tenemos a la bella guerrera Ángela. Te echaba de menos.
—¿Otra vez tu Leonidas? Piérdete.
—Que contestona estás esta mañana ¿no?
—No, simplemente no vale la pena hablar con idiotas como tu.
—Ooooh que miedo.... Me parece que te tienen que enseñar respeto hacia los soldados mucho más fuertes que tu.
—¿Eh? ¡¿Que haces?! ¡¡Suéltame!!
—Así aprenderás a controlar tú lengua.
Leonidas sujeta a Ángela para llevársela a su barracón. No obstante, Panos, mejor amigo de Giles, le pega frente.
No hay que subestimar a Panos, es uno de los guerreros con más fuerza. De hecho, es el lado opuesto a Leonidas pero con la misma fuerza o más. Tiene un buen corazón.

—Eh tu, déjala en paz.
*Le pega un puñetazo*
—¿Quién te crees que eres?
—Un hombre. Un hombre que también odia a los imbéciles como tu. Piérdete por ahí, venga, ¡largo!

Leonidas se va con la mirada fija en Ángela.
Al instante, ella le pregunta quién es, pero agradecida.
—¿Quién eres?
—Soy Panos, mejor amigo de Giles.
—Ah sí, he oído hablar de ti. Te llaman "La piedra"
—Exacto. Soy la parte contraria a Leonidas, o al menos eso dicen jajaja.
—Muchas gracias por salvarme.
—No tienes porqué dármelas.
—Por cierto....¿Sabes donde está Giles?
—Si, está en su barracón. ¿Le necesitas?
—Quería hablar con el.
—Je... Todo tuyo....¡JAJAJA!
—Emmmm.... Gracias.

Ángela se dirige hacia su barracón.
Encuentra a Giles preparándose para ir al campo de batalla.

—¿Ángela?
—¡General! Emmm...no quise interrumpiros..
—En absoluto. ¿Ocurre algo?
—Quería hablaros un momento. Pero veo que... no llegué a tiempo.
—Mmmm... Pareces preocupada. Pueden esperar un momento, dime que pasa.
—Es que... No estoy segura....
Aetos aparece así como si nada.
—Mi general, le estamos esperando. Cuando estéis listo.
—Ahora voy, necesito un momento.
—¿Ocurre algo, mi señor?
—No, tranquilo.
—E-Em, general, tenéis asuntos que atender, mejor me voy, gracias por su tiempo.
—¡Ángela!
—Señor... Veo que.... Pasa algo.
—No lo sé. Una pregunta.
—Decidme.
—¿Te pasa algo a ti? ¿O a tu mujer?
—¿Como? ¿Por qué preguntáis semejante cosa?
—Dímelo tu.
—Mi se..
—¡¿Te crees que soy idiota?!
—¡¡No, mi señor!! ¡Nunca osaría, os lo juro!
—Pues permíteme decirte una cosa. Ayer tu mujer estuvo hablando con Ángela. A lo mejor el "cuidadito" lo tenéis que tener vosotros.
—(...)
—Por Zeus. Que eres mi consejero y estratega desde que ascendí a general.
—(....)Perdonadme mi señor, pero no se de lo que me habláis.
—Yo si sé de lo que hablo.
—(....) ¿No os dáis cuenta?
—Ahora estás cambiando de tema, un claro signo de que mientes.
—Estáis diferente. Como si solo pensárais en alguién....
—Normalmente suelo pensar demasiado. Quiero que te vayas fuera. A ver si con el fresco de la mañana, piensas en lo que te dije, que pareces que estás adormilado.
—(.....)

Ángela oyó toda la conversación. Parece que no hizo falta que le digera a Giles nada para que se diera cuenta de lo que traman Marilee y Aetos.

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