Evadne

45 9 1
                                    

Los atenienses ya habían entrado en la mayor parte de Esparta. Se podía ver bastante sangre, pero, junto a ellos, vino una mujer que espera encontrarse con Ángela, Evadne. Su coraje y esperanza solo superaban su carisma, al igual que su hermana. Pero solo hay una diferencia entre ambas, y es que Evadne no tiene el mismo carácter. La compasión a veces le va a dejar en amargos momentos.
Mientras, Ángela va en busca de Giles desesperada.
—¡¡Gileees!!
Cuando por fin, lo ve luchando.
—¡¿Ángela?! ¡¿Que haces aquí?!
—Tuve un enfrentamiento con Marilee
—No lo estarás diciendo en serio...MIERDA NO
—¿Hay muchas bajas?
—Los superamos en número.
—¿Que se supone que tengo que hacer?
—No puedes estar aquí...teniendo cuidado, puedes volver al palacio, pero no me fío...
—(....)
—Aíslate.
—¿Y a donde voy?
—No se.... Pasa desapercibida....
—Oh... Parece mentira que no me conozcas.
*Se levanta el vestido por encima del muslo*
—Jajaja, siempre con protección. Una buena navaja en batalla siempre viene bien.
—Jejeje. Ten cuidado
—Lo mismo digo. Te quiero
—Y yo a ti.
Evadne busca a Ángela con mirada fija. Las dos se cruzan. Pero no tienen ni idea de que una busca a la otra. Evadne se queda mirando.
—¡¡Ehh!!
—¿?
—T-Tu... no serás....Ángela
—En efecto, soy yo.
—¡¡Hermana!!
—¡¿Qué?!
—Esos pergaminos...
—¡¡¿¿EVADNE??!!
—Si... soy... yo...
—No me lo puedo creer...
*La abraza*
—Vámonos de aquí, cada vez hay más atenienses...
Las dos se escapan y consiguen refugiarse durante instantes. Leonidas, estaba muy atento.
—Tenía tantas ganas de conocerte.
—Y yo a ti.
—Todo el mundo habla de la preciosa guerrera espartana llamada Ángela.
—Oh vamos... Jajaja
—Tienes que tener cuidado
—Marilee ¿verdad?
—Es la amargura y la rabia en persona.
—¿Por qué te desterró?
—Sinceramente...ni idea. Simplemente le hablé de Eileen, mi tía.
—La madre de Giles
—Exacto. Era su hermana mayor. Y nunca se ha sabido la causa de su muerte. Unos dicen que murió junto a su marido en la guerra...otros... que la mató su hermana....
—¿Me puedes contar más? Necesito saber...todo
—Eileen era la madre de mi primo, Giles. Solo el sabe la respuesta.
—Pero estoy segura de que tu la sabes, hederaste sus poderes adivinatorios.
—¿Y tu como supiste el sexo de tu hija?
—(....) Me salió así...sin más...
—Ahí tienes mi respuesta.
—¿Insinuas que yo también tengo poderes adivinatorios? Eso es imposible, mi familia no...
—Eso es lo que tu piensas...
—¡¿Qué?!
—Silencio. Oigo pasos...
—¿Será algún ateniense?
—Es Leonidas. Vayamos por aquí, llegaremos al centro de Esparta y nos separaremos.
—¡No! No puedes irte...
—Yo no dije nada de irme...
—(....)
—Escucha, lucha por tu hija y por lo que quieres. Algún día todo esto acabará.
—Espero que tengas razón.
—Yo nunca me equivoco, al contrario que mi madre.
—(....)
—A-Ah...
—¿Que te pasa?
—7
—¿Siete qué?
—No se...no paro de pensar en ese número....
—Que raro...
—Olvídalo...
—Siete....¿que significará...?
Ambas se separan, se dirigen al centro de Esparta. ¿Que habrá sido de Leonidas?

Esto acaba de empezar.

EspartanaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora