Los sentimientos se manifiestan

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Bastantes muertos, pero casi que ninguno espartano. Una vez más, la victoria había sido de Esparta. Giles estaba orgulloso de su ejército, pero más aún de una persona en concreto. Ángela.
—Ángela
—¡Giles!
—Jajaja, veo que estás eufórica
—Esta ha sido mi primera batalla. Aunque la haya superado...¿Luché bien?
—Iba a felicitarte. Eres una de los mejores guerreros de este ejército. Sabía que podía confiar en ti. Sigue así...
—Ahora....
—Hay que estar preparado
—Pero no se que habrá sido de mis padres.... ¡¿Y si no han sobrevivido?!
—No tienes que pensar en eso. Todo es posible, pero estarán bien. Como recompensa podéis tomaros el día libre. Descansa...relájate en las termas y estate orgullosa.
—¿Y tu?
—Pues...
—Todo te lo debemos a ti. Eres el que más se merece descansar.
—Tienes un corazón de oro, ojalá todos fueran como tu.
—Jejeje, tampoco es eso.
Giles se acerca aún más a Ángela, mirándole fijamente a los ojos.
—¿Me permites?
—¿Em....?
Sella sus labios junto a los de ella. Ángela tampoco puede aguantar más,  y se deja llevar por el tremendo amor y la atracción que sienten entre ambos.
Mientras, Marilee y sus secuaces buscan una forma de esconder el cuerpo de Adara.
—¡Venga inútiles! Esconderlo bajo tierra.
—Hasta que punto has llegado...
—¡Cierra tu maldita boca!
—¿Ya no te acuerdas de Evadne?
—¡No pronuncies su nombre! Mi querida niña...
—Ahora tendría 10 años, y te aseguro que no le gustaría esto.
—Aetos, si estás en contra mía...¿Por qué deseas matar a Ángela?
—Oh, lo deseo... pero... Giles está enamorado de ella, y parece que sienten lo mismo... Yo no podría...
—Quieres decir que no la matas porqué también matarías a Giles rompiéndole el corazón. Que bonito...
—¿Y tu? Por qué deseas tanto eliminarlos.
—¡Imbécil! ¡Si mato a Giles tu ascenderías a general! Y evidentemente tendría que quitarme a Ángela del medio.
—(....)
—Por eso he de hacerle daño en lo más profundo de su corazón.... Empezando por su familia...
—Sabes que Giles se dará cuenta
—¡Uf! ¡Vete de una vez!
—(....)
—¡¡Me pones nerviosa!! Vete al palacio, yo me quedo aquí.
—Se que te referías a que Giles puede ser en un futuro nombrado rey de Esparta. Ojalá sea así.
—¡Cierra tu asquerosa boca!
—Quédate con tu conciencia.
—¡A-Ahh! Que demonios pasa....
—El amor vence.
—¡¡Cállate!!
¿Podría ser que el amor que sienten Giles y Ángela esté venciendo a Marilee? Solo se verá en el futuro.

Ha finalizado la revuelta que habían formado los atenienses.
Por la noche ya se veía una gran fiesta por parte de los monarcas.
Tras poder haber sellado sus labios.
Ángela y Giles descansan juntos dando un paseo por Esparta.

*Andan cogidos de la mano*

—Por fin, dos días de lucha, al final tiene su recompensa.
—Si...
—¿Pasa algo Ángela?
—(....)
—¿Y esa sonrisita? Jajaja
—Anhelaba poder...besarte.
—No lo tienes que decir con tanta inseguridad. Yo te deseo desde que te ví por primera vez.
—Oh...¿Por qué yo?
—Porque estoy enamorado de ti.
—(....) Cállate, voy a sonrojarme...
—Jajajaja, te has puesto algo roja.
En ese momento no había nadie. Giles rodea a Ángela entre sus brazos.
—Bésame...
—Tus deseos son órdenes para mi.

No han podido contenerse más.
No obstante, en campo de batalla tendrán que disimular sus sentimientos.
Aetos ya tiene claro que ambos mantienen una relación. Y Marilee ya sabe lo que va pasar en el futuro respecto a ellos.

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