Dolor y recuerdos

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Cada minuto que pasaba, agonizaba más. A poco tiempo de la batalla final, Marilee piensa en todo lo que ha hecho hasta ahora. Su espalda desnuda, ensangrentada por tantos latigazos que se había dado a ella misma solo por dolor. Mira al frente, sentada de rodillas. Sus ojos enrojecidos, su piel pálida y sus manos, sujetando una espada.
Mientras, Ángela está sentada en el lecho de sus aposentos, tras hace unas semanas, haber recibido varios latigazos. Mira sonriendo a su hija, que estaba feliz.
Giles, por otra parte, está preparando al ejército y no dudaba en volver con ellas dos tras terminar.
Pero no todo podía seguir igual de tranquilo. Así púes, Marilee se dispone a pronunciar el nombre de la hija de ambos mirando y sujetando fuertemente la espada.
Atenea de repente comienza a llorar. Ángela se sorprende bastante, y, al ver a su hija derramando lágrimas, no duda en levantarse cuidadosamente y cogerla en brazos.

-¿Que te pasa, cariño?
Decía algo extrañada.

Y, como fué, que así sin más, se le vinieron imágenes de hace algo mas de un año, cuando se disponía a ir al ejército espartano.
Mira fijamente a su hija, sin ni siquiera casi parpadear...
Vuelve a dejarla de nuevo en su lecho, y mira hacia la esquina de la habitación. Ve a una mujer de cabellos castaños claros y ojos verde aguamarina, con una lanza. La misma lanza que utilizaba su amado.

-¿Es posible que....? Se pregunta así misma.
¿Eileen?....

La mujer solo la miraba, pero, acto seguido, frunció el ceño. ¿Podría ser una señal de que algo malvado se acercaba? Después de hacer ese gesto, desaparece. A Ángela se le viene a la cabeza una imagen directa de Marilee...y oía como su niña lloraba más y más. Pero esa imagen, se borra de inmediato de su mente.

Aparece ella misma de pequeña.
Se le van derramando lágrimas...y, por otra parte, Marilee cae inconsciente en el suelo.
Ángela va sonriendo mientras cierra sus ojos. Todos esos recuerdos, ¿de quien serían obra? el tiempo...ha pasado tan rápido....
Así misma se decía, mientras, se oían pasos. Abre los ojos velozmente.

Giles, aparece por la puerta de los aposentos bastante cansado, y, como era de esperar, se queda bastante extrañando al ver a Ángela, quién estaba sin aliento, y no por cansancio justamente.

-¿Ángela?
-A-Ah Giles....
-¿Estás bien? Pareces algo pálida.
-S-Sí....
Y en cuanto acaba de decir ésa sílaba, aparece su familia muerta.
Giles no paraba de mirarla, y sabía que algo no iba bien.
Se acerca hacia ella y pone las manos en sus hombros. Ángela no parecía reaccionar, y cada vez se le derramaban más lágrimas.

-¿A-Amor mío? Dice mientras la intenta enderezar.
-E-Estoy....bien
Apenas le salían las palabras.
-¿Y, entonces, por qué derramas lágrimas sin parar?
-Por nada...
Lo mira a los ojos y lo besa.
-Ángela....
-Shh... *se abraza a el*
-(......)
-No te separes de mi....
-Sabes que nunca lo haré.
Dice mientras le acaricia el cabello.
-Se acerca....la batalla....
-Y nosotros la acabaremos.

Nada más acabar de decir esto, se oye un gran ajetreo fuera y Atenea comienza a llorar de nuevo.
Un hombre, gritaba:

-¡¡DELOS!! ¡¡POR ATENAS!!

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