Aetos

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Era de esperar. Leonidas ya había pensado el plan para, ahora sí, destrozar a Ángela por completo. Hacerle abortar era su prioridad, aunque no sabía como iba a conseguirlo. También sabía que tenía que hacerlo con precaución y por la noche.
Ángela se encuentra en su barracón. Hace horas que no ha visto a su amado general. Por esta razón, decide ir a buscarle. Ve que hay alguien en su barracón.
—¡¿Giles?!
—Ángela...
—¡¿Donde demonios estabas?!
—Simplemente quería estar descansando.
—Sabes que no me lo creo.
—Es... Verdad.
—Fuíste al palacio real.
—(....)
—¡No soy imbécil!
—¡Ya basta Ángela!
—(....)
—¡¿Y que pasa si fuí?! ¡Es mi deber!
—Porque se que no fuiste porque sí. Marilee se tuvo que quedar sorprendida ¿Verdad? Amenazándola con que la ibas a matar si me hacía algo.
—¡Claro que lo hice!
—¡¡No lo tuviste que haber hecho!!
—¡ESTÁS EMBARAZA, MALDITA SEA!
—(.....)
—Joder...
—Lo siento... Mejor me voy...
Ella se va avergonzada y aguantando las lágrimas. Giles está al borde del pánico.

*Lanza la espada hacía la pared*

—¡YAAAAAH!..... Por qué... Por qué madre, ¡¿POR QUÉ?!

Ángela al final se va hacia su barracón soltando lágrimas. Leonidas se le interpone.
—¿Que te pasa joven guerrera espartana?
—Déjame en paz
—¿Tienes náuseas? JAJAJA
—¡Que me dejes!
—Estás muy agresiva. ¿Que sucedió con vuestro gran amado general?
*Saca la espada, y apunta hacia el*
—¡¿No me expresé con claridad, maldito?!
—Así es que te me opones con apuntándome con la espada...¿Sabías que ahora tu bebé es un punto débil?
—(....)
—Sí preciosa...tu futuro hijo o hija no verá la luz...
Leonidas le tapa la boca y se la lleva al otro lado del campo de batalla, a la más profunda oscuridad.
—¡Mmmmmm!
—Cierra el pico... Vamos a dejar las cosas claras. ¿Serás buena chica?
Le quita la tela que estaba tapando sus labios secos y algo rosados.
—¡¡¡Suéltame cabrón!!!
—Pero mira que eres maleducada. ¿Sabes que estoy enamorado de ti hasta más no poder?
—¡No me importa!
—Hubiera sido yo el padre de esa criatura... Tenías que haber hecho el amor conmigo bella dama...
—¡¡¡¡Aléjate de mi!!!!
—Por eso... Odio a esa sabandija que estás criando en tu vientre... Debes abortar...
—¡¡No!! ¡Por favor! ¡¡NO LA TOQUES!!
—¿La?
*Coge su espada y le da un puñetazo*
—¡¡Ah!! ¡ZORRA!
—Suéltame la maldita pierna.... ¡¡Ahhhh!!
De repente alguien le pega un fuerte golpe con la espada a Leonidas, y cae al suelo inconsciente.
—(....)
—¿G-Giles?
—Si...Tranquila, soy yo.
—(.....) *Se le saltan las lágrimas*
—Shh....ya pasó...ya estás a salvo
—Q-Quería hacerme abortar...
—Por encima de mi cadáver. Sabes que no lo conseguirá.
—(.....)
—Vamos de vuelta al barracón... Debes descansar.
—¿Como supiste que...?
—Aetos me lo dijo.
—¡¿Que?!
—Me extrañó tanto que no lo creí, así que fuí a tu barracón y vi que no estabas.
—¿Por que lo hizo?
—No te dejes guiar. Simplemente no quiere morir a manos de nosotros.
—(....)
—¿Pasa algo, Ángela?
—N-no... Volvamos...
—Está bien...
Se van hacia el barracón de Giles. Ángela estaba murmurando algo.
—No la toques...
—¿Que murmuras? ¿Pasa algo?
—Nada... Solo debe ser el cansancio.
—(...)

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