XXVI

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—Ann.
—Oh, James, hola —pronunció la morena volviendo hacia atrás al escuchar que la nombraban.
—¿Como estás? No vinieron ayer.
—Si... Es que...
Sus mejilla tomaron un color rosado al recordar porque no habían ido el día anterior y lo que habían estado haciendo.
—¿Está todo bien?
—S-Si, todo está bien.
—Tenía algo para ti.
Lo miró nuevamente, sorprendida.
—¿Algo para mí?
—Si, espero te guste.
Vio que el sacaba una pequeña caja blanca con un listón rojo.
—¿Un regalo?
—Si Ann, lo compré especialmente para ti.
—¡Adoro los regalos! —exclamó dejando las carpetas que le llevaba a Aiden en el suelo.
Lo abrió y sonrió al ver el pañuelo rojo.
—Es bonito James, gracias.
—Entonces póntelo.
Asintió con la cabeza y se lo colocó alrededor del cuello.
—Perfecto, como tú.
Sonrió tímidamente y se agachó para tomar las carpetas.
—D-Debo llevarle esto a Aiden.
—Bien, espero verte luego.
—Claro, nos vemos James —le dijo caminando rápidamente hacia el ascensor.
Hoy finalmente era la dichosa reunión con los demás accionistas.

-o-o-o-o-

—Señora Tessa, la madre del señor Josh ha llegado.
—¿Qué? ¿Adelia está aquí? —exclamó alarmada.
—Así es, está en la sala.
—De acuerdo, iré en un momento —le dijo en un tono molesto.
No le caía bien esa señora, en realidad, la madre de Josh no la quería a ella, desde que la había conocido, su relación no había sido buena.
—Josh, necesito hablar contigo.
"—Ahora no Tessa, estoy a punto de comenzar una reunión importante con los accionistas."
—Tu madre está aquí.
"—¿Qué? Pero si me dijo que vendría la semana próxima."
—Bueno, pero llegó antes, ella está aquí.
Suspiró.
"—No puedo ir, Aiden me matará si lo dejo con esto solo."
—Yo estaba por irme...
"—No lo hagas."
—¿Pero y lo que hablábamos?
"—Ólvidate de eso por ahora, ve y salúdala como si nada hubiese ocurrido."
—No quiero ver a tu mamá —murmuró con pesar.
"—Es lo mínimo que puedes hacer por mi Tessa."
—Está bien, pero si puedes... Vuelve pronto.
"—Hablaré con Aiden, no te aseguro nada, adiós."
Salió de la habitación y fingió su mejor sonrisa, realmente se detestaban las dos.
—Señora Adelia, que placer tenerla nuevamente aquí.
—Borra esa sonrisa falsa querida, no te queda bien —pronunció con desinterés la mujer teñida de un rubio plateado.
Tessa sonrió y se mordió la lengua por no contestarle.
—¿Puedo ofrecerle algo?
—¿Y mi hijo? ¿Por qué no ha venido él a recibirme? —preguntó pasando por su lado.
—Josh llegará más tarde, está en una reunión importante en estos momentos.
—Ja, y tú aquí viviendo de arriba.
—Se esquivoca Adelia —pronunció con fastidio—, yo también trabajo, si me encontró a esta hora aquí, fue-
—Claro, había olvidado que lo que haces en la cama es trabajo para ti.
—Me está ofendiendo señora.
—La verdad no ofende cariño, ¿Acaso no fue así cómo lograste que mi hijo te sacara de esa pocilga?
—Eso a usted no le interesa, es mi vida privada y la de Josh, y austed no le concierne en lo más mínimo.
—Me interesa y mucho, porque es el dinero de mi difunto marido con él que tú quieres quedarte.
—¿Comenzaremos una vez más con lo mismo Adelia? Ya le dije que yo no estoy con su hijo por dinero. Josh es un hombre magnífico.
—Por supuesto que si, el merece una mujer de verdad, no una ramera que jamás podrá darle hijos.
Respiró profundo, aguantándose las ganas de mandarla a la mierda, las lágrimas de rabia que quería derramar en ese momento.
—Lamento mucho no ser lo que usted esperaba para su hijo, pero él me eligió a mi, le guste o no.
—Yo lamento más que mi amado hijo se involucrara con alguien como tú.
—Si tanto lo ama ¿Dónde diablos estuvo cuando fue internado por una sobredosis? ¿Cuándo sufría de sus adicciones? Respóndame Adelia, porque el único que siempre estuvo con él, fue Aiden.
La mujer la observó con rabia, frunciendo el ceño, sin decir una palabra.
—Creo que aquí la única que piensa en el dinero del señor Phoenix, es usted.
—¡No vuelvas a decir una cosa así! —le gritó haciendo el intento de darle una bofetada.
Tessa la sujetó de la muñeca, con fuerza.
—Atrévase siquiera a intentarlo, y estará por más de un mes con un yeso en su mano. No sé como estará acostumbrada a tratar a las novias de su hijo, pero vuelva a intentarlo conmigo y no le irá tan bien —pronunció apretando los dientes antes de soltarla y marcharse a la parte superior de la casa, a su habitación.

Muñecas de compañíaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora