III

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Estaba por abrir la puerta de su departamento, cuando su celular comenzó a sonar. Lo sacó de su abrigo, y contestó sin ganas.

—¿Sí?

"—Soy Josh, sé que es tarde y que probablemente recién estés llegando a tu casa."

—Exacto, estoy entrando a mi casa —pronunció abriendo la puerta.

"—Mañana enviaré un camión para que se lleven las cosas de Ann."

Suspiró y se pasó una mano por el rostro, molesto.

—Josh, no estoy de humor, ya hablamos sobre esto.

"—Ella está aquí."

—¿Qué? —le dijo desconcertado, caminando rápidamente hacia su habitación y encontrándola vacía.

Sólo con los equipos apagados a los que antes estaba conectada la morena.

"—Me llamó esta tarde, pidiéndome que fuera a buscarla. Así que, de nada."

—¿Qué harás con ella?

"—La devolveré a la empresa."

—¿Por qué no puedes quedártela tú?

Rio divertido.

"—Ni de broma, la mía es muy celosa para tenerla aquí también."

—¿L-La tuya? —balbuceó aturdido.

"—Sí, ¿O creíste que te regalaría algo sin antes haberlo probado? Yo tengo a mi A.N.N, que por supuesto no es igual a la tuya."

—¿Qué harán con ella? —le preguntó cambiando de tema.

Hacía tiempo no visitaba a Josh, pero luego de escuchar aquello, había recordado aquella conversación que habían tenido hacía tiempo atrás, cuando Josh finalmente había decidido cambiar.

Suspiró.

"—Lo más probable es que la utilicen para crear otra, es increíble que puedan hacer algo así. Aunque ellos no quieran admitirlo, las A.N.N tienen conciencia, incluso la tuya me preguntó si dolería, eso... realmente me dejó un poco aturdido. Yo solo espero que la duerman antes de que desconecten sus funciones neuronales."

—¿Funciones neuronales?

"—¿Cómo crees que pueden sentir? Tiene una especie de cerebro, que aunque ellos lo nieguen, funciona como el nuestro. Eso lo he aprendido con mi Ann, ella tiene recuerdos de todos nuestros momentos, conciencia de lo que ocurre a nuestra alrededor. No sé cómo explicarlo, quizás tú pienses que se debe a un CPU, pero yo no lo creo así."

Se inclinó levemente hacia adelante, en señal de respeto

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Se inclinó levemente hacia adelante, en señal de respeto.

—Le agradezco mucho su hospitalidad, Josh, gracias por haberme recibido en su casa.

Muñecas de compañíaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora