SECUELA -PARTE TRECE-

25.3K 2.8K 263
                                    

A veces, la vida suele ser muy injusta para aquellos que más necesitan ayuda.
Y quizás es por la misma miseria a la que nos lleva, que las personas suelen tomar conductas duras, decisiones erróneas y egoístas, solo para intentar protegerse, y evitar una vez más ser heridas. Aunque esto suponga dañar a los más cercanos.
Y Aiden Mc'Kallister lo sabía.
Él sabía que su vida desde un principio no había comenzado bien, que la toma de malas decisiones de sus progenitores, repercutieron en su crecimiento, en su aprendizaje.
Porque aunque tuvo la figura amorosa, complaciente, y genuinamente bondadosa de su madre, la imagen negativa de su padre, fue la que más lo marcó, la decisiva en la formación de su personalidad.
Y quiso dejar de sentir, solo para actuar de forma lógica. Porque los sentimientos suelen nublarnos la razón.
Y lo había visto tantas veces desde niño. Todas aquellas cuando su madre perdonaba a aquella persona que tanto llegó a detestar.
Aquel hombre que tanto había llegado a odiar, porque lo odiaba.
Lo odiaba por haberlo abandonado, por haber estado ausente en su crecimiento, por las veces que lo necesitó, por las noches que lloró por él, deseando que regresara, que cambiara... que los ayudara.
Y de solo pensar en él en ese momento, su corazón volvía a encogerse una vez más, deseando solo llegar de una maldita vez por todas, al encuentro con aquel muchacho que tanto necesitaba ver.
Que él lo aceptara.
Porque más que nadie sabía que era la falta de un padre, desear tenerlo, y que te ingnorara, despreciara.
Y dolía saber lo que había hecho, lo que había permitido que ocurriera.
Sabía que no tendría que haberlo rechazado, que a pesar del miedo y desconcierto, tendría que haberlo abrazado. Afrontado juntos aquel momento tan difícil. Como una familia, como lo que tendrían  que ser.
Y una vez más era como él, mintiéndole a su mujer. Y con cada mala decisión que tomaba, más se acercaba a lo que juró jamás ser.
Ann estaba a muy pocas semanas de dar a luz, pero no podía esperar un día más, aquella culpa dentro de su pecho lo estaba atormentado. Debía hablar con Noah, necesitaba hacerlo, necesitaba verlo.
Y allí estaba, sentado en una de las mesas del café donde habían  acordado verse, mirando hacía  abajo.
Quizás sintiéndose tan nervioso como él.
Porque no importaba cuantos años aparentara tener, sabía que emocionalmente podía ser tan pequeño como un niño.
Se acercó a él y pudo ver el brillo en su mirada, el miedo, la incertidumbre, porque Noah no tenía idea de porqué quería verlo ahora, luego de prácticamente haberle pedido que no dijera nada de quien era realmente.
—Señor Mc'Kallister —pronunció  con una tenue sonrisa Noah, extendiendo  su mano hacia él.
Aiden lo miró a los ojos, tomó su mano, e ignorando por completo su frialdad, lo abrazó.
Quizás jamás sería su bebé, ni el niño pequeño que tendría que ser en ese momento. Pero era su hijo.
Y dolía saber que les habían arrebatado aquello. Era frustrante intentar ahora formar los lazos que habían perdido gracias a aquella maldita empresa.
—Ya no me digas señor, ni me llames por mi apellido. Sólo dime Aiden.
Noah se separó de él, y asintió con la cabeza.
—De acuerdo, aunque será un poco difícil acostumbrarme a eso  —confesó  sonriendo.
—Acostúmbrate, porque cuando nazca tu hermano, o hermana, quiero que estés  allí presente, con tu mujer e hijo.
Y no pudo evitarlo aunque quisiera, sus ojos se llenaron de lágrimas, y sabía  que aquello quizás  le molestara a Aiden, ya que era un tipo muy frío, pero no podía evitarlo.
Ya lo estaba aceptando como parte de su familia, ya... lo estaba considerando como hijo.
—L-Lo siento —se disculpó mirando hacía abajo, secándose las lágrimas del rostro.
Aiden lo observó y suspiró.
Él no era una persona que llorara, y a veces  odiaba eso, pero con Ana y su hija, ya se le había  hecho costumbre tratar con personas sensibles.
Lo abrazó una vez más y palmeó suavemente su espalda.
—No me pidas disculpas por esto, al contrario, yo te pido que me disculpes por haber actuado como un completo desgraciado contigo.
—No te preocupes, jamás  te hubiese guardado rencor. Sé  que para ti no habrá sido fácil  aceptar una noticia así, incluso para mi lo es... pero no puedo negar que me emociona y me pone muy feliz saber que estés aquí. Yo no espero nada de ti o de tu familia, lo juro, solo-
—Se que tus intenciones jamás  fueron malas —lo interrumpió, separándose de él—. Sólo te pido unas semanas más, a que nazca el nuevo bebé  para contarle a Ann. Ella es muy sensible, y ya hemos pasado por mucho con la enfermedad de Lizzie.
—Siento que esperé  toda mi vida por esto, puedo esperar un poco más —le aseguró  con una suave sonrisa.

-o-o-o-o-

—Mami.
—Dime —le dijo Ann mientras cepillaba el cabello de su hija.
—¿Papi está enojado con el abuelo?
La joven madre suspiró, mientras ataba un listo en la coleta que le estaba haciendo a la niña.
—Hay cosas hija que aún eres muy pequeña para entender. Pero tú papá  y tu abuelo tienen ciertas... diferencias.
—¿Por qué? ¿Papi no lo quiere?
—Yo creo que si amor, pero es algo muy difícil  para tu papá.  Cuando seas más grande, lo entenderás.
Lizzie se giró y miró a su madre, antes de apoyar su mejilla contra su vientre.
—Yo siempre voy a amarte, y al bebito.
—Y yo a ustedes mi amor, son lo más  hermoso  que tengo junto a su papá.
Levantó  la cabeza, y la observó  curiosa.
—Mami, ¿cómo conociste a papá?
Ann sonrió  incómoda.
—Bueno...

-o-o-o-o-

Nina terminó de acostar a su hijo, y luego se dirigió a su habitación, encontrándose  a su marido ya allí.
—¿Cuándo llegaste? No te he oído —le dijo antes de darle un beso corto en los labios.
—Hace unos minutos llegué, escuché  que estabas con Steph y preferí esperar  a que se durmiera.
—¿Entonces? ¿Para qué quería  verte ese tipo?
Él sonrió emocionado, confundiendo a la castaña.
—Mi padre vino a hablar conmigo. Me pidió  disculpas, luego estuvimos toda la tarde hablando de nuestras vidas. Conocí  un poco de él  y de mi mamá —le contó sonriendo—. Quiere que viajemos cuando nazca mi hermano, contarle la verdad a mi madre.
Ella lo tomó de las manos, y las acarició  suavemente.
—Mi amor... yo te veo tan emocionado con esto, y... no lo sé, tengo miedo de que algo salga mal, o que ese tipo luego cambie de opinión  y te lastime. Lo que menos quiero es que tú  salgas herido Noah.
—Lo sé, pero confío en él. Es mi padre después de todo.

...

¡Hola! Lamento la demora para actualizar, pero es que vengo con muy mala suerte 😔
Hace unas dos semanas se me rompió la compu, y ahora mi celular.
Si no fuera por una de mis hermanas que me prestó su cel,ni estaría aquí  💔
En fin, espero les haya gustado el cap ❤❤❤ Muchas gracias por esperar, y nos vemos en otra actualización.
Pd: si no me ven en otras novelas, ya saben porqué 💔

Muñecas de compañíaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora