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—Hacía días no sabía de ti ¿Él se enteró de que te enviaba mensajes?
—No, no se lo he dicho, y... No lo haré —pronunció mirando hacia abajo.
—De acuerdo, si eso me permite seguir estando a tu lado.
—James, yo te agradezco que seas tan amable conmigo, pero estoy con Aiden, y a él le molestaría mucho.
—Eso quiere decir que las cosas siguen igual entre ustedes.
—No se a que te refieres —pronunció confundida.
—Sigues obedeciéndole en todo, no puedes hacer nada sin su consentimiento.
—Solo no quiero pelear con él.
—Está bien ¿Y dónde está él?
—Está en la oficina de Josh, desde que él se fue... Aiden ha estado muy ocupado.
—Lo imagino, de otro modo tú no pasarías tanto tiempo aquí, en la cafetería.
—No quiero molestarlo.
—¿Recuerdas que te dije que tenía algo para ti?
—Si —le dijo tomando un poco de café.
—Aun lo tengo aquí.
Abrió sus ojos sorprendida.
—¿Qué es?
—Ven conmigo y te lo mostraré.
—No... Estoy segura.
—No te haré nada, puedes confiar en mi.
—¿A dónde iremos?
—A mi oficina, lo tengo allí.
—Okay...

-o-o-o-o-

La observó, y sintió que su vida también se apagaba poco a poco.
La tomó de una de sus manos y ella intentó sonreír, pero el dolor era muy fuerte.
—Yuki —pronunció con un nudo en la garganta.
—Fui... Feliz a tu lado.
—No, no digas eso, tú seguirás a mi lado, viviremos juntos... Tienes que resistir.
Cerró sus ojos.
—Ya n-no duele.
—No, no amor por favor —pronunció desesperado —, abre los ojos Yuki, abre los ojos.
La mano de ella se deslizó de la suya y cayó al lado de su cuerpo.
—¿Yuki?
Y jamás volvería a escuchar su voz otra vez, no volvería a verla sonreír... No podría besarla nunca más.
Se abrazó a su cuerpo, ignorando la sangre que manchaba su cuerpo.
—Pérdoname, jamás debí dejarte sola, perdón mi amor, perdón —expresó llorando desconsolado.

-o-o-o-o-

—Entra.
—Prefiero quedarme aquí.
—Entra Ann, nada te ocurrirá.
Lo miró insegura, si Aiden la veía a solas con él, se molestaría demasiado.
James la tomó de una de sus manos y la llevó con él.
—No te haré daño, no debes desconfiar de mi.
—No es por ti, es a Aiden a quien no le gustara.
Odiaba ese nombre, odiaba que ella lo nombrara.
Se dirigió a un pequeño refrigerador que tenía allí y tomó un pote blanco.
—¿Qué es?
—Algo que te gustará mucho y sé que querías probar.
Lo observó pensativa ¿Qué podría ser?
Se sentó junto a ella y sonrió al ver el desconcierto en su rostro.
—Me dijiste que uno de los lugares que te gustaría visitar era una heladería, pero como sé que no aceptarás venir conmigo, ya lo cancelaste una vez, te traje helado.
—¡¿De verdad?!
—Sí, de naranja, frutilla, y chocolate, se que te gustan las cosas dulces.
Lo miró emocionada al ver que habría el pote.
Río divertido, era como una niña pequeña, emocionada por algo tan simple como un helado.
Tomó con la cuchara un poco de helado de naranja y lo acercó a ella.
—Abre la boca.
Ella lo hizo, y cuando estaba por cerrala, la quitó.
—Con cuidado, si lo tragas muy rápido, te dolerá al cabeza.
Sonrió.
—Okay.
En cuanto lo probó, chilló emocionada.
—¡Esto es delicioso!
—¿Verdad que si? Sabía que te gustaría, y sólo es el de naranja.
—¿Qué otros sabores hay?
—Pues... Suelen hacer de casi todos.
—¿Banana?
—Si.
—¿Durazno?
—También.
—Mm, y-
—Si es fruta, de seguro también lo han hecho —le dijo divertido, interrumpiéndola.
—¿Puedo probar los otros?
—Claro que si Ann, los traje para ti.

-o-o-o-o-

—Nos hemos encargado de la segunda.
—¿Estaba en la misma condición que la primera?
—Sí, pero ya no es un problema.
—¿Qué hay de la tercera?
—Sabemos a quien se la vendieron, pero el tipo no la tiene más, parece que se la regaló a otro.
—Encuéntrenla, no puede seguir viva, son aberraciones de la creación.
—Claro que si señor, nos encargáremos de ella.

-o-o-o-o-

—Aiden.
—¿Qué?
—¿Podríamos... Ir alguna vez a una heladería?
—En estos momentos es imposible, sin contar con que aun el clima es frío, podrías enfermarte.
—Lo sé, yo no decía esta noche, sólo, si alguna vez podríamos ir.
—Sí, supongo que si.
—¿Estás cansado?
—Bastante.
Se sentó detrás de él y lo abrazó.
—Lo siento.
—¿Por qué?
—Por todo tu trabajo.
—El que debe pedirme disculpas es el idiota de Josh, después de todo, él es el que se fue, dejándome con todo.
—Eres un gran amigo Aiden.
—Si supieras todo lo que he hecho por él.
—¿Quieres contarme un poco?
—Tal vez otro día, no tengo muchas ganas de hablar Ann.
—¿Quieres masajes?
—Eso puede ser.
Sonrió y se arrodilló detrás de él, comenzando a masajear suavemente sus hombros.
Cerró los ojos, eso se sentía realmente bien.
—Gracias.
Se inclinó hacia adelante y le dio un beso en la mejilla.
—De nada.
Antes de que volviera hacia atrás, la tomó del rostro y se giró, besándola.
Quizás no estaba tan cansado como creía.
No si se trataba de estar con Ann.

-o-o-o-o-

Se despertó a mitad de la madrugada al escuchar su celular  sonar, no iba a atender realmente, pero no dejaban de insistir.
—James Wilson ¿Quién habla? —inquirió en un tono somnoliento, algo molesto.
—Señor Wilson, se nos ha informado que usted, hace un tiempo-
—Si es por trabajo no estoy interesado, y en el caso de algo legal, llame a mi abogado, adiós.
—Compró un androide —completó antes de que cortara.
Abrió los ojos y se recostó sobre el respaldo de la cama.
—Si ¿Quién habla?
—La cual fue asesinada.
Apretó el celular en su mano y cerró los ojos, respirando profundo.
—¿Por qué demonios me llama en la madrugada para recordarme que perdí a mi mujer?
—¿Su modelo eran una A.N.N 098?
—No responderé más nada hasta que me diga como consiguió mi número y que quiere.
—Le daré una advertencia señor Wilson, si aprecia la muñeca que ahora tiene a su lado, será mejor que la deje, a menos que quiera que acabe igual.
—¿De que hablas? Yo no he tenido otra Ann luego de la muerte de mi Bell.
—Las fotos no mienten, si no quiere que muera, aléjese de ella... Considérelo como una disculpa por lo que ocurrió con la suya.
La llamada se cortó y el rubio quedó aturdido, sin entender a que se refería, o quien era ese tipo.
Y como era de esperarse, era un número privado.
Dejó el celular sobre la mesa de noche y negó con la cabeza, no tenía sentido aquella llamada.

-o-o-o-o-

—Señor Miyamoto.
—No atenderé a nadie.
—Comprendo señor, pero, hay una persona que quiere hablar con usted.
—No me interesa, no atenderé a nadie, largo.
—Son los resultados del médico forense, el doctor dice que es necesario que escuche lo que tiene que decirle.
Hizo un ademán con su mano, para que lo dejara pasar.
—Dígame algo doctor ¿De qué me sirve saber a mi de que murió mi mujer? Nada la traerá de vuelta —expresó cuando el médico entró a su despacho, sin observarlo.
—Comprendo su dolor señor Miyamoto, pero-
—¿Ha perdido a su mujer también?
—No, pero-
—Entonces usted no comprende nada. Hable de una vez, debo preparar el funeral de mi esposa.
—La señorita Yukiko estaba embarazada.
Levantó la cabeza y lo miró aturdido.
—Tenía seis semanas de embarazo, esto fue intencional, ella se lo habrá contado a alguien.
—No, no puede ser.
—Hemos investigado, y antes ya ha ocurrido esto. El año pasado asesinaron a otro modelo de androide como la suya, y ella... También estaba embarazada, lamento mucho su pérdida señor Miyamoto, pero el asesinato fue premeditado, no fue un simple asalto, solo montaron la escena.

...

Nota: Ya comencé a publicar el libro de Noah! Llamado Slave ❤ :3

Muñecas de compañíaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora