XXIX

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"Lo siento, no iré, adiós"
Escribió rápidamente antes de guardar el celular.
Lo pensó por un momento, esos mensajes ahí Aiden los vería, y no quería tener una discusión con él.
Tomó nuevamente el celular, los eliminó, bloqueó el número y dejó el teléfono sobre la mesa de noche. Le contaría de ellos en otro momento, cuando el rubio estuviera más tranquilo.
Salió del baño veinte minutos después, solo en bóxer y con el cabello aun húmedo.
-Creí que dijiste que te irías -pronunció sin mirarla, buscando una camiseta en su armario.
-Cambié de opinión.
Él no respondió nada, solo se cambió rápidamente y se sentó en la cama para colocarse las zapatillas.
-¿Saldrás?
-Si, me voy.
-¿No dijiste que volverías y pasaríamos toda la tarde juntos?
-Eso dije, pero tú tenias otros planes, así que yo también me voy.
-No me iré a ningún lado.
-Yo si.
Se abrazó a su espalda con fuerza, pasando sus delgados brazos por el pecho de él.
-Lo siento.
-Ann.
-Lo siento Aiden, no quise molestarte.
-Ya sueltamente.
-No hasta que me perdones.
Suspiró y la tomó de las manos.
-Suéltame.
-¿Me perdonas?
-No lo repetiré Ann.
-No voy a soltarte -expresó ajustando su abrazo y apoyando su mejilla contra la espalda de él.
Tomó una profunda respiración.
-Bien, debemos hablar.
-Hablemos.
-Si, pero sueltame.
-No, porque si lo hago, te escaparás.
-No lo haré, puedes soltarme.
-Me gusta estar así, te extrañé.
-Lo dudo mucho.
-Es verdad, te extrañé.
-Ni siquiera me saludaste cuando llegué, solo me dijiste que querías irte con alguien más.
-Lo siento -pronunció bajo.
La tomó de las manos y con cuidado la separó de él, se giró, y en cuanto lo hizo, se abrazó a su cuello.
-No quiero pelear contigo, ni que te enojes conmigo.
-Está bien.
-¿Seguro?
-Si.
-Besame entonces.
-No, no te besaré.
Se separó de él, y lo observó afligida.
-Te dije que lo sentía.
No pudo evitarlo y sonrió.
-No sé que has hecho conmigo Ann -pronunció antes de besarla.
Pasó sus manos por su espalda y lo tiró con ella a la cama.

-o-o-o-o-

-Josh has vuelto -pronunció con una sonrisa, pero esta rápidamente se borró al ver quien entraba detrás del muchacho.
-Sí, hemos vuelto -expresó tomando la mano de la castaña.
-Ya lo veo.
-Mamá dejaremos algunas cosas en claro ¿De acuerdo?
-Yo no-
-Tú oirás lo que debo decir -exclamó con seriedad-, en primer lugar, Tessa es mi mujer, por lo tanto, dueña de esta casa también ¿Comprendes?
-Yo soy tu madre.
-Pero esta no es tu casa, aquí no ordenas tú, y sobre todo, le debes respeto a ella, no sólo por vivir aquí, sino por lo que es y significa para mi.
Vio que su madre estaba por decir algo y levantó una de sus manos, callándola.
-Si no puedes aceptarlo, vete.
Lo miró aturdida.
-No puedes hablar en serio.
-Lo hago mamá, quizás así comprendas lo importante que es Tessa para mi.
Los ojos de la mujer se cubrieron de lágrimas.
-¡Lo único que entiendo es que mi hijo prefiere a una callejera antes de que a su madre! -le gritó antes de tomar su cartera y salir de la casa.
Josh abrazó a Tessa.
-Lamento eso.
-Tú madre tiene razón, no puedes elegirme a mi en su lugar, ve por ella.
-No, no lo haré.
-Josh es tu mamá, y... La heriste con eso, pídele disculpas.
-Tessa mi madre te ha faltado el respeto, no le pediré disculpas.
Levantó la cabeza y lo tomó con ambas manos del rostro para que la mirara.
-Es tu mamá ¿De acuerdo?
-¿Y qué con eso?
-Ve por ella, las cosas no se arreglan así, de este modo no lograrás que me acepte, solo que me odie más.
-Ella no va a cambiar.
-Novias podrás tener muchas, madre solo una, ve por ella Josh.
-Jamás fue una madre para mi, nunca estuvo en mi vida.
Bajó su rostro y lo besó suavemente en los labios.
-Yo estaré bien, si te perdona o no, no importa, solo ve y pídele disculpas.
Suspiró y asintió.
-De acuerdo, pero solo porque tú me lo pides.
-Bien, pero no se lo digas.

-o-o-o-o-

Tomó el celular y lo arrojó con rabia contra la pared, para luego volver a tomarlo y arrojarlo tantas veces hasta destrozarlo.
Gritó de rabia, frustración, ella lo había rechazado, una vez más había preferido a Aiden.
-¡¿Por qué?! -gritó arrojando todo lo que estuviera en su camino.
-¡Él no te ama! ¡No te ama!
Tomó una botella y la soltó al ver el anillo en su dedo.

"Sonrió al verlo llegar, y se levantó del césped, corriendo hacia él.
-¡Mi amor! -Chilló en su típico tierno tono, colgándose de su cuello.
-Hola hermosa -pronunció abrazándola con fuerza, la había extrañado tanto.
Hundió su rostro en su cuello, perdiéndose en su dulce aroma, haciéndola reír.
-Me haces cosquillas Jamie -exclamó tomándolo por detrás de la nuca.
-¿Te he dicho que amo esa colonia?
Lo miró a los ojos y asintió, sonriendo una vez más.
-Sí, tú mismo la elegiste para mi.
-Bell, te extrañé.
-Y yo a ti mi amor -le dijo abrazándolo una vez más, apoyando su rostro contra el pecho de él.
-Tengo... Algo que mostrarte.
La tomó de una de sus manos y la llevó a la orilla del río, donde minutos antes la rubia estaba sentada, debajo de un nogal.
-¿Qué cosa? -le inquirió curiosa.
Sacó una pequeña cajita negra de su abrigo y los ojos de la joven se abrieron con sorpresa, antes de volverse brillosos por la emoción.
-¿Son alianzas de compromiso?
-Así es -exclamó tomando su mano y colocando el anillo en su mano.
-Pero, no me has propuesto nada -le dijo sonriendo, mientras las lágrimas mojaban sus mejillas.
-Sé que dirás que si.
-¿Dónde está lo romántico sino James?
Sonrió, la tomó del rostro y la besó como tanto había anhelado hacer.
-De acuerdo -expresó separándose de ella-, Bell ¿Me harías el honor de ser mi esposa?
-¡Si! -exclamó lanzándose a sus labios una vez más."

Comenzó a sollozar y cayó arrodillado en el suelo, llorando desconsolado.
-Te extraño demasiado mi amor... Me haces tanta falta Bell.

-o-o-o-o-

Besó sus labios, una, dos, ya había olvidado cuantas veces, y eso era lo mejor.
Lo tomó del rostro con ambas manos, sin separar su boca de la de él.
La tomó de la cintura y bajó su mano hasta sus caderas, levantándole la camiseta poco a poco.
-Te amo Aiden -le dijo separándose de sus labios, aún con los ojos cerrados.
Sus manos se detuvieron a la altura de sus pechos.
Lo miró, confundida.
-¿Por qué te detienes?
-Yo...
-¿Fue por lo qué dije?
-No, no, solo que...
Desvió la mirada y bajó las manos de sus mejillas, colocándolas al costado de su cuerpo.
-No sientes lo mismo.
-No aún.
-Está bien Aiden -pronunció levantándose de sus muslos, sentándose a su lado en la cama.
Se bajó la camiseta y... sintió que lo mejor sería dejar todo así, ya no tenía ganas de hacerlo.
Gateó hasta los pies de la cama y se bajó.
Suspiró y miró hacia abajo, sabía que la había herido con eso.
-Ann.
Ella no respondió, simplemente entró al baño, dejando solo al rubio en la cama.
Respiró profundo y se acostó en la cama, mirando el techo. ¿Por qué era tan difícil decirlo?
Aunque él sabía perfectamente que lo difícil no era aceptarlo, sino decirlo.
Y ella necesitaba escucharlo.
Abrió el agua de la regadera, se quitó la ropa y se metió en la tina, dejando que poco a poco se llenara.
Se sentó en ella, abrazó sus piernas y apoyó su rostro contra sus rodillas, ahogando sus sollozos con el ruido del agua caer.
¿Y si realmente solo la veía como una posesión?
Tal vez... solo la querría hasta que se aburriera de ella, o conociera una mujer real.
Escuchó que tocaba la puerta, y cerró la cortina.
-¿Puedo pasar?
-No.
La puerta se abrió de todos modos.
-Lo siento.
-Está bien Aiden.
-No lo está, porque tú no lo estás.
No respondió, solo se quedó allí, mientras el agua seguía subiendo por su cuerpo.
Corrió la cortina y ella bajó el rostro y lo giró para que no la viera.
-Ann.
-No quiero hablar en este momento ¿Podría tener algo de privacidad? por favor.
Se arrodilló en el suelo y la abrazó, ignorando el agua que mojaba su ropa.
-Pérdoname, no quise lastimarte.
-A-Aiden -pronunció en un hilo de voz.
-No puedo hacerlo aún, por favor entiendeme, no puedo hacerlo, pero juro que lo haré, te corresponderé Ann, lo juro.
Se abrazó a él, llorando.
-¿L-Lo prometes?
-Sí, te lo prometo.

...

Muñecas de compañíaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora