La noche era calmada y el cielo se encontraba en su máximo esplendor con todos aquellos puntos parpadeantes en el mismo. El hombre observaba con paciencia y detenimiento las constelaciones a través de un telescopio que había colocado fuera de la base B-76, la cual se situaba a la cima de una montaña en China. En un principio creyó que sería mala idea establecerse allí, pero con el paso del tiempo se había acostumbrado al pacífico ambiente que le rodeaba. No había mucho trabajo por hacer siendo un científico especialista en cosas no identificadas y realmente se sentía agradecido por que su amigo le hubiese conseguido ese empleo. Al menos así tenía tiempo de apreciar las noches llenas de estrellas, tal y como lo era ésa.
-¡Wang!
El hombre volvió adentro para encontrarse con su compañero totalmente desesperado, tratando de apagar el interminable pillido de la alarma del satélite que meses antes habían enviado al espacio.
-¿Qué es esto? -preguntó acercándose y tratando de leer las facturas que salían como locas de la máquina que la pantalla receptora tenía a un lado.
-Es el rastreadror, Wang. Después de tanto tiempo...
Hubo un estallido que hizo retumbar la base e iluminar el cielo de un color violeta. El sonido de los pasos de los soldados listos para atacar y las camionetas en movimiento iban acrecentando a medida que se acercaban a ésa zona de la base oculta. Wang salió de su trance en cuanto oyó el primer disparo y lo único que pudo hacer fue acercarse al teléfono y llamar a la persona que podría ayudarle, la persona que lo había metido en ese lío.
××××
La ópera no era un tipo de música que le apasionara, sin embargo se ponía a escucharla cuando tenía que realizar los ensayos que constantemente le pedían en el laboratorio, o cuando debía revisar muestras de cualquier cosa, e incluso cuando se ponía a investigar cosas por su cuenta. Le ayudaba a concentrarse, mucho, era por esa sola razón que la ponía a todo volumen para quedarse inmerso a todo lo demás. Y fue por ello que no escuchó el insistente ringtone de su celular cuando alguien se dispuso a llamarle a medianoche. JooHeon tenía mejores cosas que hacer -cosas importantes- que le costarían su puesto de gobierno si se distraía con una simple llamada.
La música cesó en un determinado momento y fue entonces que notó la pantalla de su móvil, en la cual claramente se leía que tenía una buena cantidad de llamadas perdidas, todas de un número no registrado. Lo analizó unos segundos más antes de darse cuenta de que la lada era proveniente de China y a la única persona que conocía ahí era a Wang.
Él no llamaría si no fuese importante, pensó con rapidez y dejó la probeta a un lado para quitarse los guantes de látex blancos y después disponerse a devolver la llamada al número personal de Jackson.
Hubo tres tonos que le parecieron eternos y le hicieron casi morderse las uñas por desesperación, hasta que su amigo finalmente contestó -o eso parecía-.
-¡JooHeon! ... -murmuró con la voz agitada y varios disparos se escucharon en su lado de la línea.
-Wang..., ¿qué está sucediendo? -intentó no escucharse preocupado, pero le fue imposible.
-E-Ellos... ¿Recuerdas tu ensayo? En donde ponías a teoría la vida en otros mundos -segundos en silencio que parecieron horas.- ¡Joder, JooHeon, son reales!
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W-ire [JooKyun]
FanfictionEllos son diferentes. Ellos son la única esperanza que el país tiene para acabar con una amenaza desconocida. Leales como bestias domesticadas, escudos para la sociedad, almas jóvenes dispuestas a dar su vida por cualquier cosa. Ellos son siete elem...