¿A qué sabe la vida?

Ceguera

-¡Flippy! ¡hey Flippy! ¡¡Flippy!!

Ambos giramos sobre nuestros talones para ver quién era quien llamaba. Hacía ya cinco minutos que habíamos salido del zoológico, y nos encontrábamos en una pequeña plaza repleta de árboles y setos.
Flippy abrió aun más los ojos al ver que quien lo había llamado era Cuddles.

-¡Flippy! gracias al cielo, creí que algo malo te había pasado.

-Pues, estoy bien, nada malo me ha ocurrido.

-Eso me aleg... Hum, ¿quién es él?- de un segundo a otro su mirada se posó en mí.

-Oh, hem... Cuddles, te presento a Fliqpy, él es... Hum... Mi... Él es mi...

-Digamos que soy quien lo protegió todos estos años.- estiré mi mano- un gusto.

-Ja-ja, sí, muy gracioso- dijo Cuddles en tono sarcástico.

-...

-No, claro que no- respondió contrariado- Flippy, hablemos un momento.

-Claro, ¿sobre qué?

-Ehm, pero no aquí.

-¿Eh?

-¿Qué cosa es que sólo le interesa a Flippy y a mí no?

-Nada en especial. Sólo que quiero hablar a solas con él una vez más.

-Nunca hablaste a solas con él ¿sabías?

Cuddles se quedó un momento quieto, pero luego prosiguió.

-Está bien, hablaré aquí: Flippy, ¿sabías que él encaja a la perfección con la descripción de Ojos Amarillos?

-...-Flippy volteó a verme, luego se redirigió a Cuddles- ¿qué quieres decir?

-Que él es un asesino muy peligroso, eso es lo que quiero decir.

-¿Sabías que un soldado no es lo mismo que un asesino, niño?

-Ah no, yo no insinúe que fueran lo mismo, sólo digo que...

-A ver pequeño conejito- me acerqué a él hasta aprisionarlo contra un tronco grueso- tú no conoces ni la mitad de nuestras vidas así que ¿qué sabes tú? no sabes por lo que hemos pasado ni nuestras razones.