Servicio

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Llegamos a un pequeño complejo ubicado en el fondo mas recóndito del final de un callejón. Eso le daba aires tétricos.

--Oye, ¿s-se-seguro que no nos equivocamos de dirección?

--No lo creo, ambos vimos que la dirección nos trae h a este lugar. Será mejor entrar.

--Su-supongo.

Entramos en el complejo. En su interior, había unos cuantos jóvenes de casi nuestra misma edad y otros un poco mayores; había también un nombre sentado detrás de un escritorio con una máquina de escribir al frente, tecleaba muy rápido, podría decir... ¿Cuarenta? no, sesenta palabras por minuto, esa era la velocidad con la que escribía. Nos formamos en la fila, unos chicos de ahí se le quedaron viendo a la maleta que Flippy cargaba consigo.
Esperamos un buen rato, durante el cual no hable para nada, pues ya tenía bien aprendido que a Flippy no le gusta que yo le hable cuando está frente a nuevas personas, aunque casi nunca le tomaba importancia a eso ahora lo hice, no quería que en cualquier instante cambiara de parecer y renunciara a hacer lo que estábamos a punto de realizar.
Finalmente después de mil eternidades llegó nuestro turno.

--¿Nombre?

--Flippy.

--¿Sólo Flippy?

--Sí.

--¿Edad?

--Dieciocho años.

--¿Actacde nacimiento?

¿A qué sabe la vida?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora