¿A qué sabe la vida?

Insomnio

Finalmente era de noche, nos habíamos recostado en la cama. Flippy tenía la vista fija en el techo, arrastrando mi mirar con el suyo.

—¿Crees que nos recuerden?

—Si lo hacen sólo te recordarán a ti. Por mí no hay problema.

—Quizá vaya a verlos un día de estos...

—¿Para qué lo harías?

—No lo se. Nada mas porque sí.

Eso no me gustaba para nada, ¿para qué quería verlos? ¿acaso quería algo con esa mujerzuela? eso sería muy tonto.
Los párpados de Flippy comenzaron a caer lentamente hasta cerrarse por completo.

~
—¿Fliqpy? ¿qué haces?

—Flippy...

—No deberías estar aquí. Largo, ¡largo!

—Pero, ¿por qué?

—Me arruinaste la vida, ¡¡LÁRGATE!! ¡¡LÁRGATE Y NO VUELVAS NUNCA MAS!!

~

Abrí los ojos, mi respiración era agitada, entrecortada. Me levanté de la cama y me senté un momento en el suelo, recargado de espaldas contra la mesita de noche.
Un momento.
¿Estaba afuera?
En efecto, lo estaba. No se en qué momento lo había hecho pero lo hice; aquella pesadilla había sido terrible.

—Flippy...

—...

—¡Flippy! ¿estás allí?

—Zzzzzz...

Ese sonido parecido a un ronquido confirmó su presencia, pero, estaba dormido. Eso era imposible, él no podía estar dormido y yo despierto; era imposible, es imposible. Pero parece que así es: yo estoy despierto, y afuera, mientras que él duerme, adentro.