Escuela

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Flippy me contó que ahora asisitirá a una escuela cercana al orfanato. No entiendo por qué cuando habla se refiere únicamente a mismo, yo también estoy aquí, y existo, aunque él no lo acepte.

Hemos llegado a la escuela; ya veo mejor a través de los ojos de mi compañero, así que puedo describir el lugar como grande, algo serio por sus tonos grisáceos y azules en los muros y, bueno, está plagado de niños.
Hemos entrado a la primer clase, el profesor nos dijo (o mas bien le dijo a Flippy, es molesto tener que aclararlo siempre) que esperáramos en la entrada hasta que él nos llamara.

-Clase, quiero que me presten su atención. Tenemos un nuevo miembro, espero que sea bien recibido por ustedes. Flippy, pasa por favor.

Mi compañero no se movió del lugar en el que estaba parado, parecía que nunca lo iba a hacer.

-Oye, Flippy, tienes que entrar. Nos vas a hacer quedar en ridículo.

-¿Nos? se supone que esto no debe importarte.

-Pues me importa, me importa nuestra reputación. Así que más te vale que empieces a mover esos pies al interior del aula.

-Bien, lo haré, pero deja de hablar de "nosotros".

Esa petición me pareció muy tonta de su parte cuando literalmente yo vivía dentro de su mente; pero comenzó a moverse, eso era ganancia.
Cuando finalmente entramos todos los niños nos voltearon a ver, examinando el físico de Flippy. Sentí un pequeño escalofrío, pero yo no lo provoqué, había sido mi compañero.

¿A qué sabe la vida?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora