Pansexual

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Han pasado algunos días desde lo ocurrido en el bar; Flippy sigue molesto conmigo, pero no parece expresarlo.
He despertado otras veces durante la noche, mientras Flippy duerme. A veces sólo salgo a caminar por el bosque que tenemos a lado; pero otras veces, cuando estoy de mal humor o Flippy hizo alguna estupidez o alguien se metió con nosotros voy a los callejones de la ciudad y mato uno que otro vago, bándalo, o simplemente a cualquiera que esté allí. Por suerte nunca recuerdan quién los mató.

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Hoy mientras estábamos arreglando los libros como de costumbre, Handy llegó corriendo; estaba empapado en sudor y rojo como un tomate. Se pegó al estante del pasillo por el cual caminábamos.

Handy, ¿qué pasa? parece que hubieras visto un fantasma.

O a su vecina en calzones.

Cállate— murmulló Flippy.

Sshhh. No hables.

—Pero ¿de qué o quién te ocultas tontuelo?

—¡Sshhh!— miró a través de un espacio entre los libros— mira allá.

Flippy asomó la cabeza al otro lado del pasillo. ¡Por favor! sólo era Petunia. Por una milésima de segundo me imaginé algo peor.

—¿En serio?

Yo sólo veo a una chica. ¿Cuál es el problema?

—Que es Petunia.

—¿Y?

—Ya sabes qué, no puedo acercármele.

—Oye oye oye, ¿le tienes miedo a una chica?

—¡No! para nada— murmuróes sólo que... A veces ella se porta demasiado amable conmigo.

¿No es obvio el sentimiento?

¿A qué sabe la vida?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora