W.A.R.

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Unos momentos después de que regresamos de nuestra revisión para asegurar el lugar llegaron los integrantes del equipo médico.
A los más graves se los llevaban en camillas a otros vehículos especiales para la labor; a los demás sólo nos atendían las heridas más hirientes y nos daban algo para el dolor.
Todos los afectados esperábamos nuestro turno de ser curados, impacientes, desesperados por el dolor.
Finalmente llegaron a .

--Chico necesito que te quites la camisa para poder ver eso-- señaló nuestra espalda ensangrentada.

--Claro-- me la quité como mejor pude.

Los médicos pusieron un ungüento sobre mi herida, de primera impresión causó un ardor considerable, pero luego se calmó unos segundos después.
Hicieron lo mismo con la herida de mi pantorrilla, se repitió el mismo proceso, y el dolor se calmó un poco.

--Ten, traga esto y te sentirás mejor.

El médico asignado extendía ante una pequeña pastilla blanca; la tome de sus manos, la puse en mi lengua y la trague con dificultad, pues tenía la garganta mas que seca.
Me alejé un poco del lugar para darles espacio a los demás.

--¿Estás mejor?

--Supongo que .

--Si tú lo prefieres puedo... Ya sabes... Si estás de acuerdo.

-- paciente, esperaremos por lo menos unas horas más hasta que ya no sea tanto el dolor y puedas volver.

¿A qué sabe la vida?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora