Nota

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Llegué a casa como a las cuatro de la mañana; todo continuaba oscuro naturalmente. Me recosté en la cama no sin antes haberme  vestido para que Flippy no note que salí, espero que Sniffles cumpla su promesa y no me delate.
Pero por mas que intento no logro conseguir el sueño, doy vueltas y vueltas en la cama sin ningún éxito; mis ojos están tan abiertos como un marsupial.
No lo soporto mas, debo de hacer algo, aunque sea insignificante no importa, pero debo hacerlo.

Me levanté y fui a la sala de estar, allí tomé un trozo e papel y un lapicero. Comencé a escribir un montón de cosas, pensamientos que hasta ahora me había estado guardando en lo mas recóndito de mi ser. Redacté una nota no muy larga, la verdad. La llené de garabatos y dibujos; incluso yo mismo me estoy preguntando en este mismo instante por qué hago esto, ¿acaso estoy enloqueciendo? antes de eso, ¿una personalidad puede enloquecer? porque según Sniffles yo no soy más que una personalidad que Flippy creó para sentirse seguro, yo no le creo, porque si fuera así no podríamos hablar entre nosotros, ¿cierto?

Sostuve por un momento aquella carta clandestina, la leí y la releí cientos de veces tratando de entender eso mismo que yo había escrito.
Después regresé al dormitorio y dejé aquella nota de confesión en una de las bolsas de la chaqueta militar que siempre usábamos.
Me sentí bien de cierto modo, sacarse todo eso de la mente realmente ayuda, ahora me será mas fácil concebir el sueño.

¿A qué sabe la vida?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora