Edelweiss

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¿Dónde estoy? no tengo ni idea; lo único de lo que estoy completamente seguro es que aún tengo los ojos cerrados, y que estoy sobre algo muy suave, aunque no qué es.

Abrí los ojos. El lugar era totalmente blanco, sin dimensiones; casi como el lugar donde desperté junto a Flippy la primera vez que lo de frente. Maldición, maldita sea; no llevo mucho aquí y ya lo extraño. ¿Cómo estará él?
Todo estaba desérticamente blanco, hasta que algo lo irrumpió.

—...

¿Eh? ¿quién es?

...

—¡¿Quién es?!

—...

¡Maldita sea! ¡¿quién es?!

Ya, ya tranquilízate. Parezez peor que ezquizofrénico.

—...—Ese seseo me era muy familiar. El timbre de voz era único.— ¿S-S-Snea-neaky?

¿Fliqpy?— giré sobre mis talones y ahí estaba, con los ojos desorbitados— ¡Fliqpy! ¡erez tú! — me abrazó.

—¿Realmente eres ?

¿Acazo hay otro que zezee igual que yo?— me tomó de los hombros y me miró— ¡wow! ziguez igual a la última vez que noz vimoz, incluzo traez la mizma chaqueta y boina, y... Ezpera, ¿qué hazez aquí?

Pues, llegué.

¿Cómo que llegazte? uno no llega azí nada máz. ¿Qué pazó?

¿Recuerdas que yo vivía en la mente de Flippy?

Zí.

Bueno, pues nos separaron, pero el cuerpo que me dieron no duró mucho y... Pues aquí estoy.

No no no no, ezto eztá mal, tú no puedez eztar aquí aún. Todavía tienez mucho por vivir.

Supongo que esa era la vida de Flippy...

¿A qué sabe la vida?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora