Las pocas hojas que aún quedaban en el árbol que estaba sobre mí caían, secas y grises, carentes de vida.
Pensé que si estaba por vivir mis últimos momentos junto a Flippy, los aprovecharía por completo; no podía perder el tiempo llorando por lo que vendría. ¡Maldiciòn! nunca había llorado, jamás me imagine en una situación como esta; y me sentía tan patético y desagradecido.Me levanté de la cama de herbajes secos sobre la que estaba y caminé al pórtico de nuestro hogar.
Las luces estaban encendidas; seguramente Flippy había vuelto durante mi ausencia.
Me quedé un instante parado frente a la puerta. Me froté los ojos una vez más para borrar todo rastro de humedad en ellos, y giré el picaporte.—¿Eres tú?— ya no sonaba tan molesto, pero aún lo estaba.
—Sí, soy yo.
—¿A dónde habías ido?
—A la ciudad.
—A hacer ¿qué?
—¿Qué? ¿acaso tenía que escribir un reporte o algo? ¿desde cuándo debo rendirte cuenta y razón de los lugares a los que voy?
—No, no es eso; sólo quería saber si ya se te pasó.
—Si se me pasó ¿qué cosa?
—Tu berrinche —bueno, menos mal y creía que era un berrinche y no sospechaba nada.— ¿ya no vas a actuar pedante el resto de la tarde... O noche mejor dicho?
—... No.
—Bien. Ven aquí, necesito que pruebes algo— caminé lentamente hasta donde estaba— abre grande.
Flippy metió una pequeña cuchara de metal en mi boca; tomé su contenido. Era dulce, muy dulce. Lo saboreé más a fondo. Al final, dejó un sabor amargo en mi boca, ácido y amargo.
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¿A qué sabe la vida?
Fanfic''A veces me pregunto, ¿yo debería existir? porque quizá yo esté de sobra en esta vida, es decir, ¿quién pone a una persona a vivir dentro de la mente de otra? es algo confuso, y la verdad yo no lo entiendo...'' Esta narración se centra en el síndro...