Disco

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—Ehm... Creí que no te gustaba ir a ese tipo de lugares.

Bueno, la verdad es que nunca he ido a uno así que no puedo asegurar que no me guste.

¿Realmente está proponiendo esto?

Es ir a ver qué pasa si entramos en una disco o pasarse el resto de la noche aburriéndonos pidiendo dulces gentilmente a cada viejo que no salió a hacer estas cosas.

Hhuuhh...— se colocó de nuevo la máscara— bien, ¿y qué esperamos para entrar?

Sonreí desde el interior de la máscara que traía puesta y caminé a su lado hasta las puertas del complejo que era la cede de la disco.

Al entrar, lo primero que nos recibió fue una humarada blanca con confeti. Las luces de colores y los rayos atacaron a mis ojos obligándome a cerrarlos.
Caminé un poco así, a ciegas, hasta que me atreví a abrirlos de nuevo; había gente por todas partes, bailando y saltando alrededor como locos frenéticos. Flippy me volteó a ver inseguro.

—...

—Entonces ¿qué? ¿nos quedamos?

¡Seguro!— dicho esto de abrió paso entre las personas.

—¡Hey! ¡¿a dónde vas?!

¡Enseguida vuelvo!

Me quedé de pie en ese rincón del edificio. Perdí de vista a Flippy y no sabía siquiera a qué había ido ni a dónde.
Sin embargo todas mis preguntas tuvieron respuesta al verlo regresar con dos bebidas transparentosas. La música sonaba fuerte y casi no dejaba escuchar la voz de las personas, debíamos gritar para entendernos.

¿A qué sabe la vida?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora