te extrañe

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Pasaron las semanas y todo seguía igual, Emma iba al parque todos los días esperando a la morena y ella seguía cada noche bebiendo hasta quedarse dormida.
Los días eran oscuros y ninguna era feliz, la rutina las estaba acabando y poco a poco cada día se extrañaban más.

Ese día Emma falto a la facultad, se sentía demasiado mal para dar clases, la cabeza le dolía terriblemente y sus animos estaban por el suelo, solo los llamados de Nolan , la hacían sonreír.
Paso la tarde viendo películas en Netflix y acariciando a su gato que no se movía de su lado.
La ausencia de la morena le dolía terriblemente, pero sabía que ella debía tener un gran motivo para haberse alejado así.
Se había quedado dormida, cuando el sonido del timbre la despertó.

-emma, abre se Que estas ahí, hazlo ahora o tiro la puerta abajo.

-hola rubí, entra.

-¿estas loca o que? Faltaste a la facultad, y ni siquiera respondes mís llamadas, no voy a dejar que te quedes acá a deprimirte.

-lo siento rubí, pero es mi decisión

-¿que decisión ? Mira como estas, te miraste al espejo, amiga por favor escuchame.

-ya basta rubi, no puedo más.

-ven acá amiga, rubí la abrazo con todas sus fuerzas y Emma no contuvo las lágrimas, lloro unos cuantos minutos hasta que sintió que ya sus ojos le ardían

-ven vamos a bañarnos y luego damos una vuelta.

-no quiero salir....

-saldremos de todas formas, necesitas un poco de aire, llevas tres Días encerrada y comiendo solo pochoclos. Emma se fue a bañar y se arreglo como le había pedido rubí, se puso un vestido blanco con la espalda descubierta, unos tacos color negro,y se hizo un rodete en el pelo.

-estas preciosa amiga, vamos te encantara este lugar.

Rubí conocía todos los bares de New York, y sabia muy bien los gustos de Emma. Pidieron un taxi y fueron hasta un bar que estaba cerca de La plaza ,parecía un vieja cantina de esas Que se ven en los cuentos de hadas, era rústica y casi toda de madera, la entrada estaba adornada por dos barriles y las mesas tenían forma de Tréboles de la suerte. Un ambiente cálido las recibió al entrar.

-¡vaya rubí me sorprendes.!

-lo se, sabia que te iba a gustar, al menos ya estas sonriendo.

Se sentaron en una mesa, Pidieron una pizza y una gran jarra de cerveza.
Emma estaba más animada,se reia como en los viejos tiempos, tal vez sea el alcohol pero ya no hechaba tanto de menos a la morena.

Regina tampoco había ido a trabajar, había dicho que se sentía enferma y había dormido todo el día, ni siquiera probó bocado, ni atendió llamadas ni mails ni nada, la puerta de su habitación había permanecido cerrada.
Su mal humor aumentaba, ya no sabia que hacer, hacia semanas que pensaba en Emma y que la hechaba de menos, pero jamás lo admitiría.
Se emborrachaba todas las noches y las pesadillas habían vuelto.
Se levantó, se vistió con un vestido color negro que le llegaba a la mitad de la pierna y que dejaba ver un gran escote. Bajo hasta la cocina se hizo un café con dos tostados y se metió en su coche, necesitaba tomar aire. Ya estaba furiosa y si se quedaba no podría dormir a causa de las pesadillas.
A unas pocas cuadras de Su casa,vio un bar abierto ,era día de semana y la mayoría estaban cerrados, siendo su única opción bajo del auto y se metió en aquel rustico bar, llamo su atención los barriles de la entrada y las mesas en forma de trébol.
Se sentó en la barra y pidió una cerveza. Luego de unos cuantos minutos ya habia bebido unas 5 jarras.
El alcohol comenzaba a inundar su sistema circulatorio y sus sentidos se iban alentando.

Save Me From This HellDonde viven las historias. Descúbrelo ahora